Publicación Acción

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domingo, 30 de junio de 2013

LAS PANDILLAS: AMENAZA AL MUNDO LIBRE


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 30 de junio de 2013.

Puede parecer una exageración, el calificar de amenaza al mundo libre, el fenómeno de las pandillas. Más,  débese considerar que, éste es un fenómeno social que está  desarrollándose en los países del mundo libre, en los cuales, los salvadoreños, han encontrado protección a su inmigración; en dichos países, las pandillas salvadoreñas, han podido establecer relación con las pandillas de los países en donde se han asentado, especialmente, con las de origen latinoamericano,  logrando de este modo, una  virulenta expansión y, estrechando su relación  con el narcotráfico internacional, ofreciendo para esta relación, su dominio territorial y además, si estudiamos detenidamente la evolución de las pandillas, comprobamos que éstas, utilizan en su favor, las reglas y fines  bienhechores del Estado en donde se encuentran, para obtener ventajas inimaginables, hasta el grado de obligar al desplazamiento de los ciudadanos dentro de su propio país, creando de este modo, desplazados, en su propio territorio, fenómeno que muy pronto, se dará y podrán comprobar en otros Estados, pues en el nuestro, ya es practica común.

En cifras dadas por el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, el mes de junio, son cerca de 660,000 personas que viven de la extorsión y de las actividades ilícitas, realizadas por las pandillas. Lo cual en un momento, hizo al Presidente Funes, decir que se podría pagar cerca de $ 700.00 a cada pandillero, (más de tres veces el salario mínimo de un trabajador honrado),  para que pudiese ser reinsertado a la vida dentro de la sociedad, a cerca de los 120,000 pandilleros. Si bien es verdad,  que no hay relación entre un bien material, frente a la vida de un individuo, el sólo considerarlo, es estímulo para que los pandilleros que no se han acogido la tregua, no lo hagan todavía, en espera de lograr mayores beneficios, en la medida en que vayan probando su relación de fuerza.

Otro fenómeno a considerar, es el efecto económico del control territorial por las pandillas. En días recientes,  el FONDO NACIONAL PARA LA VIVIENDA POPULAR (FONAVIPO), declaró su incapacidad para cancelar su deuda, razón por la cual, el Estado tuvo que contraer una deuda más, para adquirir fondos de inversión de las diferentes previsionales de pensiones. Si examinamos con detalle la razón de la mora de esa institución, encontramos que la mayoría de sus activos extraordinarios problemáticos, están dentro del territorio controlado por las pandillas, territorio que sus legítimos dueños han abandonado forzadamente, siendo sus deudas irrecuperables, pues el daño sufrido y su ubicación, las sitúa fuera del sistema comercial. Es alarmante y sobrecogedor leer en los periódicos de  mayor circulación que,  los propietarios prefieren entregar las llaves de su vivienda e irse, antes de acudir a la policía a denunciar el hecho delictivo: es más fuerte el miedo a la pandilla,  que su confianza en las autoridades.

Notoria ha sido la complicidad del Gobierno salvadoreño, pruénbalo: los reclamos del Fiscal General de la República, a la no ejecución de órdenes de captura a estructuras pandilleriles, por el General David Munguía Payes, que se desempeñaba como Ministro de Justicia y Seguridad Pública, la escandalosa aparición de los máximos  cabecillas de las pandillas en la televisión, exponiendo a la nación, sus puntos de vista, con la venia de del Director de Centros Penales y del Director de la prisión donde éstos habían sido recluidos, la relación formal del Ejecutivo con los pandilleros, al nombrar como sus negociadores, al Obispo Castrense, Mons.  Fabio Cilindres y al ex guerrillero Raúl Mijango, ambos pagados con fondos públicos. Esta probada complicidad, es producto de la conveniencia de las autoridades salvadoreñas, de utilizar esta fuerza en su beneficio político, sin que importen  las posibles consecuencias que su conducta pueda producir en el plano internacional y dentro del Estado salvadoreño, a un mediano plazo. Las pandillas han comprobado la posibilidad efectiva de doblegar a un gobierno, sin que éste pueda prever y parar las consecuencias.

Sin embargo, las cifras espeluznantes dadas por el Gobierno son cuestionables, en apariencia, pretenden dar al problema,  una mayor dimensión de la que tiene en realidad, pues las cifras dadas, no son resultado de censos reales y científicos, se basan más bien, en estimaciones y probabilidades que prueban,  la incapacidad que tiene el Estado para penetrar la realidad de estas estructuras delincuenciales. Y, por otra parte, los funcionarios del Gobierno, pretenden demostrar que la única solución es una “negociación” entre dichas entidades de pandillas y el Estado, por lo cual, el Estado acepte y se comprometa a cubrir sus necesidades materiales, sin que se establezca, por parte de las pandillas, ningún compromiso en alivio y seguridad de la sociedad y, en razón de la cual, sea posible especular sobre su posible lealtad política, en primer término y, después, ejercer control territorial.

Una de las dificultades para conocer el verdadero número de los pandilleros, es la imposibilidad de infiltración en la pandilla y la cobertura que les dan sus parientes,  quienes  indirectamente, se lucran de los beneficios obtenidos por éstos, llegando a compararse con la estructura insurgente de la guerra irregular vivida en los años 80’s. Otra dificultad para combatir a las pandillas, es el tratar a sus miembros  como “delincuentes”, lo cual implica la individualización del “acto ilegítimo”, haciendo colapsar al sistema de justicia salvadoreña.


Forzosamente  debe prevenirse que la pandilla crezca en número, es decir,  que haya cada vez más pandilleros, pero este es un proceso largo y tendido,  en el cual   la familia  del pandillero y la sociedad entera, se involucren, no con dinero, sino inculcando la moral y el civismo. No se trata sólo de prevenir, sino de erradicar el problema, pues los salvadoreños, están siendo desplazados de su propio suelo por las pandillas, lo cual generará, no sólo una mayor emigración hacia los Estados Unidos y Europa, sino también otros problemas, como la utilización de las pandillas en la política, lo  cual,  la Policía Nacional Civil, es incapaz de evitar y en el cual las autoridades Militares de El Salvador, prefieren no intervenir, por conveniencia también política: en conclusión, este es un problema que desbordará en todos los lugares hacia donde la pandilla tenga ramificaciones. 

martes, 25 de junio de 2013

LA PENETRACIÓN SOCIALISTA EN LAS FUERZAS ARMADAS SALVADOREÑAS


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 25 de junio de 2013.

El principal objetivo de toda organización  socialista o comunista para lograr sus propósitos, es la destrucción de las Fuerzas Armadas del  Estado cuya dominación pretenden, pues  éstas, las Fuerzas Armadas, son la única institución con poder  material permanente, que sustenta el ordenamiento jurídico, sobre el cual descansa la institucionalidad de un Estado legítimo y capaz de oponerse a que otras fuerzas, se apoderen del Estado. Y la revolución, precedida de la subversión social, es el único medio eficaz, por medio del cual puede una organización comunista, alcanzar el poder. Razón por la cual, toda organización izquierdista, buscará la destrucción de la Fuerza Armada, cualesquiera hayan sido las condiciones en que se sustente la paz.

En nuestro país, al igual que en todos los países latinoamericanos que hayan sufrido los efectos de la Guerra Fría, la destrucción de las Fuerzas Armadas, es un propósito aún vigente en nuestros días, pues pueden cambiarse sus tácticas,  pero no sus objetivos: cesa la guerra armada, pero se continua en la lucha  política,  siempre para  la obtención del poder total; siendo por esto, las Fuerzas Armadas, el obstáculo constante a la realización de sus propósitos. Por lo que, esta estrategia, en lo que concierne a las Fuerzas Armadas, adopta tres etapas: La primera, ha de consistir, en cambiar la percepción social  sobre la realidad de los hechos históricos, en el sentido de que los sucesos del conflicto armado, fueron  responsabilidad única de las Fuerzas Armadas y de los funcionarios de Gobierno de la época, y además, que fueron efecto de la defensa únicamente de sus intereses particulares. La sociedad salvadoreña, debe tener clara conciencia de que la acción de la Fuerza Armada, no sólo fue en cumplimiento de su deber patrio y del sostenimiento del Estado, sino también en defensa de la sociedad que debía de vivir en paz, para poder realizar todo lo concerniente a su vida, tanto individual como social.

La segunda etapa comienza, cuando los hechos históricos que motivaron el conflicto, han sido olvidados o ignorados por las nuevas generaciones, provocando, por tal razón, la indiferencia social a la que ya no parece importar, el destino o sufrimiento de quienes hayan sido defensores de las instituciones del Estado y de las vidas de los ciudadanos. Y así, en el marco de esta indiferencia y falta de interés,  es que se inician los procesos judiciales para deducir responsabilidades, por supuestas violaciones a los Derechos Humanos, de quienes atentaron contra la existencia del Estado y suprimieron la  vida de quienes se  opusieron a sus propósitos.

La tercera etapa, implica dos situaciones: primero, lograr que miembros de las Fuerzas Armadas, acepten como propias, la doctrina de quienes los combatieron durante el conflicto armado, renegando de sus acciones en defensa de la patria. Como paso final de la tercera etapa, es el cambio   doctrinario de la Fuerza Armada o, el desaparecimiento total de esta, siendo substituida por una milicia popular.

Con el aparecimiento de militares en situación de retiro, apoyando la candidatura presidencial del candidato del FMLN, Salvador Sánchez Cerén (Comandante Leonel Gonzales, fundador de las FPL), y reconociendo como lícitos los pasados actos de la insurgencia, y como errores, los de la Fuerza Armada, se ha entrado ya en El Salvador, a la tercera etapa antes mencionada. Genera esta situación, malestar e indignación en los 2,500 oficiales y 65,000 elementos de tropa, todos veteranos del conflicto armado y de las miles de víctimas del terrorismo subversivo. Sin embargo, no es esta situación, lo que verdaderamente debe de preocuparnos, sino la inminente politización de la Fuerza Armada, hacia un modelo de doctrina revolucionaria, cuyo ejemplo podemos apreciar en el actual ejército venezolano, el  cual, ante el rompimiento de la institucionalidad de su país, s eha mostrado sostenedor de los principios revolucionarios y no, del derecho manado de la ciudadanía.


Tal vez seamos hoy indiferentes ante la traición  de sus valores militares, de estos oficiales salvadoreños, que consideran hoy como justa la pasada agresión armada del FMLN,  pero de seguro no lo seremos en el futuro, ante la politización de la Fuerza Armada, cuando defienda las doctrinas revolucionarias, en detrimento de la voluntad del pueblo salvadoreño.





CUATRO AÑOS DEL FMLN Y SU ENTORNO GEOPOLÍTICO


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 25 de junio de 2013.

Suele generalmente nominarse el ejercicio de una administración presidencial, con el nombre del Presidente, porque lo relevante de la misma, es la personalidad de dicho alto funcionario, pero en el caso del presidente Funes, lo verdaderamente relevante es la aplicación ideológica del partido que lo llevó al poder, la gestión de éste, y su efecto frente a otros países que tienen una cierta relación de influencia en El Salvador.

Han sido predominantes de este Gobierno, la confrontación constante  con representantes de la empresa privada, como resultado de políticas contrarias al libre desarrollo de la misma, la negociación con las pandillas y la probable utilización política de estas, con fines no muy claros, hasta el grado de ofrecimiento de subsidios y asistencia social, y todo esto, mucho más allá de las posibilidades del Estado, pero como medio para encubrir un desmedido gasto público, contrario a las tendencias internacionales y por último, la utilización del aparato estatal, para el favorecimiento de empresas transnacionales, con finalidad política y lucro personal de dirigentes de izquierda.

El conjunto de estas gestiones, pudieran ser calificadas por muchos, que muchos, de  ineficaces, pero es en realidad, es todo lo contrario: cada una de las acciones del FMLN, por medio de la gestión Funes, es perfectamente congruente con su ideología: se ha aplicado en dicha gestión, el principio de “tierra arrasada”. En efecto, el continuo hostigamiento hacia el desarrollo privado de la actividad económica, ha hecho que ésta se retire del país y obliga a otros inversionistas, a no invertir en este país y a obligado a los mayores inversionistas salvadoreños a suspender sus inversiones en El Salvador, prefiriendo hacerlo en otros países “más seguros”. Todas estas circunstancias  son indicador muy claro de la situación sobre el futuro económico del país. Otro fenómeno relevante en este sentido, es la presencia cada vez más fuerte de la Banca colombiana, que ha venido a comprar participaciones accionarias locales, en una relación de alto riesgo/beneficio, inaceptable para capitales nacionales,  que ven en la economía salvadoreña una burbuja (crecimiento artificial de la economía) que en cualquier momento puede colapsar, favorecido por la acción gubernamental.

Otro fenómeno económico relevante en este Gobierno, ha sido la inyección de capital venezolano a la economía salvadoreña; capital que no va destinado precisamente, a la producción directa, sino, más bien, al asistencialismo para rédito político, lo cual no afectaría en pequeña escala, pero sí en la cantidad y extensión que se hace y, no sólo favorece a la creación de una burbuja económica, sino que deprime a la verdadera empresa productiva, contribuyendo a potenciar el efecto de distorsión económica.

La política económica gubernamental, genera un serio peligro a la economía nacional, pues en el momento en que la gestión del FMLN, lograse asegurar un siguiente período y deteriorase la economía nacional, podría generarse la fuga de capitales extranjeros, los cuales están siendo sostenidos por la economía de consumo que actualmente tenemos. Este razonamiento, ya ha sido utilizado como propaganda electoral en las pasadas elecciones presidenciales, pero cuando no existían las condiciones económicas actuales, ni las de políticas adversas; por otra parte, no es un fenómeno que se pueda apreciar masiva y estrepitosamente, sino sólo por medio de la venta de sus participaciones mercantiles (venta de acciones) o el cambio de marca, posiblemente, a favor del Grupo Alba.

La negociación con las pandillas, de la cual la generalidad del pueblo salvadoreño ha sido nada mas un mero espectador, crea en El Salvador un santuario para la delincuencia internacional,  la cual  va tomando ya  visos políticos,  pues las pandillas  al consolidarse en otros países, guardan siempre una relación directa con El Salvador, lo cual es gravísimo para nosotros, sobre todo por que  ya  las pandillas son consideradas en los Estados Unidos, como un problema de Seguridad Nacional y ya España se ha visto obligada a  crear en sus Comisarías, unidades especializadas en pandillas y vence grafitis de la MS y la 18 en algunas calles de Roma, que son marcas que pasan inadvertidos para los europeos, pero no para los ojos nuestros. Esta situación crea no sólo un peligro dentro del territorio nacional, sino que alcanza a nuestra población honrada que ha buscado un turo en lejanas tierras, sobre todo cuando el salvadoreño huye de las pandillas en su propia tierra. Si bien las pandillas no son un fenómeno atribuible a este Gobierno, sí lo es el reconocerlas como de una fuerza política, pues este reconocimiento, coloca a nuestro país, como favorable a una fuerza que se encuentra en este momento, en una zona gris, entre crimen organizado y terrorismo político.

El distanciamiento del FMLN, que ha querido mantener el Presidente Funes, ha sido sólo en cuanto a la imagen de quien ejerce el poder y no, de los lineamientos del ejercicio de dicho poder, lo  cual ha dejado en claro, su pretensión para el ejercicio futuro de un segundo mandato, si su alianza con Tony Saca, se lo permite, pues su presidencia ha sido nada más, un vehículo del FMLN, para la implementación de ciertas políticas favorables al avance de la izquierda en el país, hacia un rumbo muy difícil de revertir por la derecha, a no ser por una dictadura, lo cual sería inaceptable, para Latinoamérica.

La tendencia a la que Funes a encaminado a El Salvador, es la misma en la que están Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia. A esta también, se encamina Colombia, como resultado de los inevitables Acuerdos de Paz que se están desarrollando actualmente, y se perfila en dicho camino a Brasil, debido al  malestar social,  que impulsará un cambio, el cual muy probablemente aproveche la izquierda.


Para El Salvador, revertir el camino hacia la izquierda, es muy difícil por ahora y en las actuales circunstancias; exigiría dos condiciones casi imposibles: que la derecha se una bajo una misma bandera y liderazgo, con espíritu combativo de supervivencia y no de acomodamiento a sus particulares intereses del momento y, que la comunidad internacional la apoyase en su lucha política. Estas dos condiciones, están aún muy lejos, pues nuestro estadio político, es hoy, comparable con el de Nicaragua o el de Venezuela, en los primeros años del mandato de Chávez. Por otra parte, nuestros procesos electorales, han sido transparentes a la opinión internacional y, el actual Gobierno, no ha tenido una oposición relevante a sus disposiciones; más bien, ha sido notoria la corrupción de los políticos nuestros de oposición,  lo cual, deslegitima de hecho, cualquier denuncia en tal sentido, pues lo sobresaliente en la opinión pública, es la corrupción de la oposición, lo cual crea una situación favorable al Gobierno, y la corrupción de este,  parece ser menor que la de la oposición, ante la opinión pública, aunque en la realidad, sea lo contrario. Esta corrupción generalizada, crea un ambiente y opinión muy favorable al Gobierno y al FMLN, y leja al ciudadano común de su intención de voto.