Publicación Acción

Es necesario expresar libremente el pensamiento político para el fortalecimiento de nuestro sistema democratico, republicano y representativo.



sábado, 29 de febrero de 2020

LO QUE DEBEMOS SOPORTAR LOS SALVADOREÑOS



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


¿Qué está pasando? El gobierno asegura que los homicidios han disminuido, pero las extorsiones, al igual que los otros delitos, son cada vez más numerosas.

A poco más de 20 años de pandillas, el salvadoreño ha terminado por aceptar su existencia, como enfermedad incurable del cuerpo social. Por otra parte, por su capacidad de control territorial, que los políticos necesitan, las pandillas han sido introducidas en el juego político ordinario, de tal manera, que ha habido una enseñanza y acomodo mutuo, en un total rompimiento con el Estado de Derecho, pero que, no obstante, es el Ser cotidiano.

Las pandillas han aprendido que, mediante el control territorial, pueden ingresar a la política y satisfacer las necesidades del crimen organizado transnacional. Las posiciones ideológicas de izquierda y, la tolerancia política de la derecha, han favorecido el fortalecimiento de este dominio territorial.

Si en época de los dos últimos Gobiernos de ARENA, el control territorial de las maras hubiese sido evitado y controlado, no estaríamos en la situación actual, pero eso hubiese implicado, una “represión social”, que hubiese explotado electoralmente, el FMLN. Luego éste al llegar al poder, vio en las maras, un segmento social “excluido” que podría aprovechar electoralmente, sí se le daba un ser político de “marginación o, excluido social”, lo que terminó consolidando las pandillas, como un poder autónomo, en clara disputa con la soberanía nacional.

El presente Gobierno, no necesita de las pandillas directamente, pero sí, de sus efectos, aprovechando el temor que despiertan y, conseguir los fondos necesarios para sus proyectos particulares. El despliegue de seguridad, no rinde los frutos esperados, pues se basa en la presencia, en algunas partes del territorio y, a no ser que haya una confrontación directa con la tropa, la presencia de ésta, carece de sentido, a no ser el propagandístico, pues el crimen organizado se mueve en las sombras y ejerce así, todo su poder:  posee todas las características de la guerra asimétrica o insurreccional.

Es notorio que la Fuerza Armada y la PNC, patrullen con el rostro cubierto y en algunos casos, sin las insignias de su unidad, para no ser identificados, mientras que, todo el mundo conoce al “palabrero” del barrio y a quien cobra la extorsión (renta), pero nadie denuncia, pues su cuerpo desaparecería y archivada su denuncia.

Hay ya, una aceptación generalizada del poder de la mara, por lo que las oposiciones de los particulares han cesado y hay menos homicidios, lo mismo sucede con las pandillas entre sí, pues luego de 20 años, sus territorios se han estabilizado y el objetivo es sólo la explotación de su territorio, no la confrontación y por eso, hay baja en los homicidios.

Todo indica que, los planes de seguridad, van enfocados hacia un proceso electoral, pues la seguridad, debería enfocarse, en la inteligencia policial, luego en su ejecución, en la que tendrían que estar involucrados, los órganos que componen el Ministerio Público y el sistema judicial, todo en armonía.

La compra de barcos, son necesarios ante las pretensiones hondureñas sobre aguas territoriales nuestras y el narcotráfico, pero su adquisición está envuelta en negociaciones nada claras que, hacen presuponer corrupción, como la que se acaba de descubrir con los helicópteros arrendados a la ONU.  

El presente Gobierno pretende combatir los efectos del dominio territorial del crimen organizado, con publicidad y distractores políticos, pero en realidad, el dominio de las maras sobre el territorio, es cada vez mayor y, da al salvadoreño, la opción de: someterse en su libertad y bienes o, emigrar a otro país. En ese contexto, el Tercer País Seguro es pura ilusión política.

jueves, 27 de febrero de 2020

COLAPSO DEL SISTEMA



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


Un Presidente cuyos opositores identificanle con el payaso Cepillín y, quienes le apoyan, con la figura “más cool”, propia, de una estrella pop y que, se comporta con la megalomanía de un dictador; un sistema de partidos políticos, cuyos miembros sólo buscan su bienestar económico y finalmente, una población apática, con aversión a la política, pero que sí quiere cambios políticos, demuestran sólo, un colapso del sistema.

La recién aprobada Ley de Reconciliación, cuya vigencia, es incierta, ante un posible veto presidencial, implica el reconocimiento expreso de que, el alzamiento armado que dio origen al conflicto, fue un acto lícito y que, quienes actuaron ilícitamente, fueron los que defendieron la institucionalidad nacional, en apego a la Constitución.  Aunque las penas que se impondrán por hechos sucedidos hace por lo menos 40 años, sean reducidas a una fracción de la misma, carecen de sentido, si sus sentencias son de 100, 200 o más años, sobre todo, ante el hecho de que la edad actual de los acusados, es de entre 75 a 85 años.  Esto es colapso del sistema.

Los intentos de la Sala de lo Constitucional, de romper con las cúpulas partidarias autocráticas, ha generado partidos sin identidad ideológica, centrados en “la industria partidaria”,  en lo que cada partido pueda generar de ingresos o, de poder personal para sus dirigentes y afiliados, creándose una estructura excluyente socialmente y, dependiente de las redes locales creadas y sostenidas por sus diputados y alcaldes, hasta el grado de controlar el partido, desde su puesto en el Gobierno y, negociar su influencia. Esto es colapso del sistema.

Una Fuerza Armada cuya cohesión depende de que se le explique que un fallido Golpe de Estado, sí fue legal, y que grupos pidan la disolución de la Fuerza Armada, por acciones no atribuibles a ella, sino a un dictador, implica una total falta de comprensión de la función social que esta tiene y, de su rol actual en la sociedad. Y si sus miembros en misiones de seguridad, deben cubrirse el rostro, mientras que la delincuencia si lo muestra. Esto es el colapso del sistema.

Que un salvadoreño no pueda transitar libremente por las calles de nuestro país y que el respeto de su propiedad dependa de la capacidad que posea de pagar al delincuente o a la seguridad privada. Es el colapso del sistema.

Que salvadoreños tengan que salir a la calle a mendigar para comprar sus medicinas y que tengan que abstenerse de realizar un trabajo dental, para poder comer, mientras que el perro del Presidente, es llevado al veterinario, en una caravana de carros y escolta armada, pagado todo con fondos públicos y, no generar alarma social. Es colapso del sistema.

Si la sociedad civil, gremiales y sindicatos no hiciesen demostración sobre la inconformidad del colapso del sistema, implicaría que el país ha entrado en descomposición social generalizada y, si la hiciesen, que estamos entrando en una nueva etapa y, que nos queremos alejar de la manipulación partidaria y de lo que pretende, el actual Presidente, quien, ante la pasividad ciudadana y, hastío sobre la clase política, pretende convertirse en un dictadorzuelo.

Sólo la acción ciudadana puede enviar el mensaje de unidad nacional que necesitamos, para recuperar la institucionalidad nacional. En la actualidad, hay muchas organizaciones sociales que luchan por “sus reivindicaciones”, pero sus agendas son producto de nuestro pasado conflicto armado y, se lucran de ello, por eso es necesario la verdadera participación ciudadana, cuyo único objetivo es beneficiarse de la estabilidad que da un sistema en forma y que permite que cada ciudadano, pueda desarrollarse convenientemente dentro de la sociedad.

viernes, 21 de febrero de 2020

UN MAYOR PELIGRO



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


Fracasado su primer intento de Golpe de Estado, por parte del Presidente, el sistema político enfrenta un peligro, aún mayor: la posibilidad de que el crimen organizado, domine el sistema político y que, a su servicio, quede el sistema económico, ahogando al país, e impidiendo su sostenimiento.

El fallido intento de Golpe de Estado, ha obligado al análisis del perfil del Gabinete del Presidente, encontrando que, muchos de sus funcionarios, tienen relación cercana con las mayores estructuras del crimen organizado: Enrique Rais López, José Luis Merino, Tony Saca, con la MS y M18; es ejemplo, la relación con uno de estos grupos, de Osiris Luna y su negativa a revelar su fuente de recursos, así se piensa que, ya está enquistado en el Gobierno el crimen organizado: premisa  reforzada, por el criterio de un juez, que ha señalado en un proceso judicial, esta relación de funcionarios públicos, con el crimen organizado.

Los varios señalamientos de la Presidencia, hacia diputados opositores, el pretender combatir la delincuencia, a fuerza de dinero, sin revelar la forma de invertir los fondos públicos y la realización de un Golpe de Estado fallido, dan la impresión de que se trata de desviar la atención del problema, hacia el señalamiento de culpables, que ya tuvieron una relación limitada con el crimen organizado, y hoy son sus opositores políticos.

La relación del hoy Presidente Bukele con las pandillas, cuando fue alcalde de Nuevo Cuscatlán y luego de San Salador, no fue menos grave que la señalada por él, hacia Norman Quijano o Neto Muyshondt, con la diferencia, de que aquellos, jamás tuvieron potestad sobre la Fuerza Armada y la PNC. La utilización, el domingo 9 de febrero de éstas, revela que, si el crimen organizado ha permeado el Gobierno: la Fuerza Armada y la PNC, están indirectamente, a su servicio y, ya no son, el último seguro para defender la institucionalidad del país. Fallado este seguro, debe ejercerlo el clamor público, por la indignación de la sociedad civil: así ha pasado.

Para la aceptación de la manipulación de la Fuerza Armada, ha sido necesario inventar que un acto de sedición, puede estar dentro de la legalidad y, que fue para preservar la institucionalidad del país, pues ARENA y el FMLN, darían Golpe de Estado, sacando a sus simpatizantes a la calle, quienes realizarían una insurrección armada, Así el Presidente, tenía el aval de diplomáticos, para sofocar el levantamiento. Tal situación, sólo podía ser producto de mente calenturienta, aceptada por la disciplina y sujeción de la Fuerza Armada al poder civil. Serían anulados Diputados y partidos políticos, quedando el país a merced del Presidente.

El llamamiento que realizó Walter Araujo, para mostrar el “poder soberano del pueblo”, justificar el fallido Golpe del Presidente, allanándole el camino para la consumación del Golpe, no encontró el apoyo necesario y quienes se manifestaron, sólo fueron afiliados de Nuevas Ideas, a quienes se les había dicho que podrían acceder a una pensión de $ 150.00, y fueron llevados a la Asamblea Legislativa. Toda esta manipulación política, es típica: de las maniobras de Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega.

Podemos apreciar claramente dos peligros: 1) que nuestro Gobierno sea manipulado por el crimen organizado y 2) que la   soberanía popular, sea manipulada fuera del sistema legal, utilizando principios de la democracia participativa, propia de los Gobiernos autoritarios: Cuba, Venezuela y Nicaragua. Lo cual nos pone a los salvadoreños, en una posición muy complicada, sobre todo con partidos políticos que no cumplen con su función política, por temor a ser oposición del Gobierno o, perder sus privilegios económicos, manados de la Asamblea Legislativa.





domingo, 16 de febrero de 2020

FALTA DE LEGITIMIDAD



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


El fracaso de la concentración en la Asamblea Legislativa, anunciada y convocada por Walter Araujo, prueba que las acciones realizadas por el Presidente Bukele, carecen de legitimidad: sus acciones pasadas o futuras, en tal sentido, sólo fueron y serán debidas, a su deseo de concentrar poder, para ocultar su corrupción e incapacidad, ya advertidas por la sociedad.

Bukele, por medio de Walter Araujo, ha tratado de convertir el descontento generalizado contra los diputados y partidos políticos, en su apoyo, para lograr un cambio en el sistema, alterando la institucionalidad nacional y así, legitimar dicho cambio por vía de la fuerza.

Si bien hay un descontento por el mal manejo interno de las cúpulas partidarias, esto no concede carta blanca al Órgano Ejecutivo, para que se imponga por vía de la fuerza, a los demás órganos de Gobierno. También queda claro que, la actitud de los jóvenes, aunque quieren cambios, no están dispuestos a apoyan cambios en contra del sistema, pero sí, sobre los políticos.

El descenso en la popularidad de Bukele, señalada a inicio de semana, por el periódico digital Elsalvadorgram -un medio especializado en el segmento poblacional de los Millennials (población nacida entre 1980 y el 2000, quienes se caracterizan por el uso de la tecnología) -deja en claro que, el apoyo presumible a Bukele, es limitado y nacido de la insatisfacción con quienes dirigen el sistema y no, contra el sistema mismo o, que tendrán una manifestación callejera en favor de Bukele. Se limitan a seguir las tendencias creadas por los troles, expresándose desde sus celulares, pero sin llegar a manifestarse callejeramente. Esto explica que el apoyo hacia Bukele, es el resultado del descontento hacia las cúpulas de los partidos políticos y, es un voto, de rechazo, para éstos y no, de aprobación para el Presiente, lo cual limitará sus acciones futuras.

La alarma de la sociedad civil, expresada a inicio de semana, marca el principio del descenso de Bukele, pues de las observaciones internacionales, sobre lo sucedido en El Salvador, ha sido coincidente, con lo expresado por la sociedad civil y, la falta de apoyo a la insurrección planteada por Araujo, legitima el llamamiento a la institucionalidad del país, hecho por la sociedad civil.

También ha quedado claro que, los partidos políticos, han tenido una oportunidad para replantearse su papel de oposición: el FMLN, sólo respondió con amenazas de lucha callejera, mientras ARENA, ha optado por negociar; los otros partidos políticos, se han dividido, aceptando calladamente las propuestas de Bukele, pero asegurándose de seguir disfrutando sus beneficios en la Asamblea Legislativa.

Si bien la sociedad civil, puede hacer un llamamiento a la institucionalidad del país y luchar por ella, no por eso, va a usurpar las funciones de los partidos políticos, defendiendo sus intereses o curules. Es la sociedad, la que tiene que decidir sobre ello, en las urnas el 2021.

La Sala de lo Constitucional, abrió la posibilidad, de las candidaturas independientes y, ha habido necesidad de dos elecciones, para que haya un independiente; esta figura, puede considerarse como un complemento al sistema de cocientes y residuos, para permitir el pluralismo político, pero la sociedad sigue votando por el partido político y no, por el independiente.

Por ahora, con un descenso en la popularidad de Bukele y la falta de cohesión interna entre GANA y NUEVAS IDEAS, es muy probable que esté en riesgo, un dominio futuro en la Asamblea Legislativa, por parte de Bukele. En los meses siguientes, podrá apreciarse mejor este descenso, en la aceptación de Bukele y su nueva relación, con los partidos políticos que contenderán el 2021.

miércoles, 12 de febrero de 2020

INSURRECCION E INSTITUCIONALIDAD



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


Durante su campaña electoral, prometió Bukele, llegar con el pueblo, apoyado con la policía y la Fuerza Armada, a la Asamblea Legislativa y, lo ha cumplido; exigió también que le jurasen fidelidad y lo ha hecho efectivo: también prometió una reforma agraria, económica y estructural y está por verse. Hasta el momento, tiene tres víctimas: la Fuerza Armada, la institucionalidad del país y, la economía.

La supresión de la Asamblea Legislativa, no se consumó el domingo, gracias al retiro, de último momento, de los apoyos internacionales y, a la posibilidad de que “su golpe, fuese declarado inconstitucional”, luego de presentarse un recurso de inconstitucionalidad, ante un Tribunal de Paz. Aún existe la amenaza, pues del fallido golpe, quiere descargar responsabilidad en el Alto Mando de la Fuerza Armada, mientras busca de la misma, la unidad y cohesión, en derredor de sus jefaturas, no permitiendo otra opción, que apoyarle en su aventura.

Hoy, sus mayores “troles”, (Giovanni Galeas y Walter Araujo) instan a la población, a ir en contra de la Asamblea Legislativa, Bukele quedaría así, como quien restauró “la tranquilidad en el país”. De esta manera, los efectos negativos de las malas decisiones del Alto Mando, recaerán en la Fuerza Armada y no, sólo en sus mandos.

Ya se cuestiona en algunos círculos, la necesidad del desaparecimiento de la Fuerza Armada, como medio para evitar otro abuso, como el cometido el domingo 9 de febrero o, que Bukele la use, para mantenerse en el poder. Es un cuestionamiento inicial, sobre la existencia de la Fuerza Armada, luego se llegará al planteamiento sobre la existencia y funcionamiento de la Asamblea Legislativa y del sistema partidario, así como el de la función contralora de la Corte de Cuentas y del Ministerio Público; Todo lo cual, es un riesgo para la institucionalidad del país. Esta apreciación se basa en los procesos políticos dados recientemente, en Suramérica, que por desgracia, los corruptos tratan de imitar.

El cuestionamiento sobre el mal funcionamiento de las instituciones políticas, lleva a la inestabilidad económica, que invariablemente se hará sentir en las tasas de interés y la competitividad nacional, además de la falta de inversión extranjera. Algunos efectos ya están siendo advertidos desde el exterior, aunque el Ministro de Hacienda diga lo contrario.

La Asamblea Legislativa ha quedado temerosa, después de que llegaran a la casa de los diputados, policías con orden de “interrogarlos”, siendo muy fina la línea entre “interrogación” y una captura. Por esto se evita hoy, interpelar a ningún funcionario y ordenar la destitución de los directores de la Policía Nacional Civil o, del Órgano de Inteligencia del Estado y mucho menos, sugerir antejuicio, al Ministro y Vice Ministro de defensa.

Una negociación para lograr estabilidad, significaría ceder en algo, cuando lo cuestionado en sí, es el fiel cumplimiento de la Constitución y la independencia de poderes. Bukele no ha rendido cuentas de los primeros 59,000,000 que se emplearon en seguridad y ahora, pide $ 109,000,000 más. También él y sus funcionarios, no han rendido declaración sobre su patrimonio a probidad y, en México, ya se les menciona, en relación con la corrupción de ese país.

Tiene que darse ya, el retorno del Estado de Derecho; los partidos políticos han quedado anulados, pues pobres o nulas ha sido sus acciones en defensa de la constitucionalidad, por lo que la Sociedad Civil, lo ha tenido que exigir. La responsabilidad del funcionario es cumplir y hacer cumplir la Ley.

Sólo el Estado de Derecho, puede asegurar el desarrollo y estabilidad nacional y, debe restituirse, pues se hacen intolerables en el futuro otras manifestaciones de fuerza y hechos de inconstitucionalidad.

lunes, 10 de febrero de 2020

SEÑALES



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


Clara señal ha enviado el Presidente Bukele: primera y principal: “yo mando en El Salvador”, segundo, gobernaré por voluntad de Alá y, tercero, quien se oponga, será destituido o expulsado. El efecto de sus troles, parece que ha sido superior al que él esperaba: pensaba manipular a la masa y ésta, quiere ya ver, a los diputados fuera de la Asamblea y de toda estructura partidaria,

El hecho y mandar que abriesen la Asamblea Legislativa sólo para él y, colmarla de policías y militares, fue demostración de su dominio político, por vía de las armas y que están bajo su control policía y Fuerza Armada, siendo efectivo el juramento exigido a su persona y no a la República, como correspondía.

El Alto Mando, considera que está obedeciendo la Constitución, pero en la interpretación que hace de la misma, el Presidente Bukele, así que de esa manera, la interpretación de la Constitución, ya no recae sobre la Corte Suprema de Justicia y concentra, en su persona, el ejercicio de los tres poderes del Estado, pues sólo las estructuras gubernamentales que acaten sus designios, conservarán sus puestos: así el funcionamiento republicano no será efectivo: tendremos la estructura de una monarquía absoluta o, la de una dictadura.

El rezar en la Asamblea Legislativa conforme al rito de un musulmán, pidiendo la inspiración de Dios, es propio del que se cree “ungido” por Dios (como un rey en la Europa medieval o un Emir en el mundo árabe), declarando así, su verdadera fe, la musulmana y, la creencia de su superioridad sobre los infieles (los cristianos).

La tímida respuesta de los Estados Unidos y la Unión Europea, refleja la esperanza de que se mantendrá en su línea de política internacional, según sus expectativas, haciéndose de la vista gorda en cuanto a su política interna. Bukele la seguirá la línea internacional de USA y la UE, sólo mientras a él le convenga, pues ya ha establecido puentes con otros apoyos: en Medio Oriente, China, Rusia y Turquía.

De hecho han sido anulados los partidos políticos mediante el sometimiento de la Asamblea Legislativa: sólo queda la oposición nacida de las organizaciones cívicas y, se les sumarán, poco a poco las gremiales, en la medida que les afecten las acciones de Bukele; surgirán entonces, nuevos liderazgos.

Los políticos tradicionales no están enfrentando a Bukele, pues hay un espíritu de negación; de lo contrario, sería necesario considerar que el sistema del cual ellos viven, ha desaparecido, no en favor de la sociedad, sino de la estructura que depende de un dictador.

Nadie saldrá a defender a los políticos, aunque eso implique la defensa de la institucionalidad nacional, pues el trabajo de los troles contra los partidos, ha sido tan efectivo, que ha superado las expectativas. Hoy la sociedad desea, la destrucción de los partidos políticos y de la Asamblea Legislativa, como retaliación a los años de expoliación que han llevado a cabo, a costillas del pueblo salvadoreño y de la manipulación intrapartidaria.

La policía y la Fuerza Armada ahora apoyarán a Bukele hasta el final, pues su existencia está ya en juego: al mostrarse en favor de su Comandante y no, de la Constitución, han cambiado la doctrina que viene constante desde 1979 y, se han convertido en sostenedores de un dictador teocrático.

Pese a ese sentimiento generalizado, necesario es la preservación de las instituciones democráticas del país y que, nuestra Constitución mande. Debemos de limpiarla de los políticos corruptos e incapaces de luchar contra este nuevo mesiánico dictador. Es la labor de las instituciones cívicas y de todo salvadoreño que se considere republicano y demócrata. La Constitución y la soberanía no se defienden solas, el ciudadano las sostiene.

sábado, 8 de febrero de 2020

SEDICIÓN



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


Comete sedición quien pública y tumultuariamente, por la fuerza y fuera de las vías legales, impidiese o forzare la aplicación de las leyes o, de cualquier autoridad legítimamente constituida. El resultado de esta conducta, no cambia la naturaleza de la presión ejercida al sistema republicano, aunque se fuerce luego, una legitimación.

La convocatoria bajo amenaza, a la Asamblea Legislativa, para la aprobación de un empréstito, ha sido sedición. Y sin que importe el resultado logrado, será siempre sedición. La Constitución da al Presidente, potestad, por medio del Consejo de Ministros, de realizar dicha convocatoria, pero debe ser  en circunstancias excepcionales: el órgano legislativo esté acéfalo, ´no pueda sesionar ordinariamente o, haya una eventualidad que requiera alguna consideración, es decir,  urgencia nacional. No ha concurrido ninguno de estos requisitos, lo que hace que dicha convocatoria sea nula y, si ésta es bajo presión, solicitando la concurrencia masiva de la población para forzar la decisión de los Diputados, claramente conforma el tipo penal de la sedición.

Se ha hecho la transgresión a la norma y, aunque ello, no acarree sanción alguna, por parte del Fiscal General de la República o, no haya declaración pública de la Fuerza Armada, no se legitima o se hace legal la transgresión. La Constitución Política hay que entenderla en un sentido tautológico, o sea que sus principios van desenvolviéndose, de lo general a lo particular así, tiene en su inicio, las premisas sobre la naturaleza de la persona, sus derechos y luego pasa al funcionamiento del Estado. El delito de sedición, es uno de los delitos contra el funcionamiento del Estado y, si hubiera pedido que la fuerza pública le acompañara a la Asamblea, sería rebelión. En este caso, sería competencia de la Fuerza Armada, llamar al orden nacional y reestablecerlo.

En un plano práctico, parece ser que los diputados ya aceptaron en secreto, otorgarle todo el dinero que solicita y, bajo sus términos, lo cual significa la preservación de sus lugares de empleo y que las estructuras partidarias, que ellos han enquistado en la Asamblea, puedan continuar en sus empleos, mientras dure el presente periodo legislativo.

Sin embargo, la sedición de Bukele tiene una razón política: la de subir su popularidad, que se ha visto empañada por la negligencia en el servicio de agua potable, el nepotismo de sus familiares, amigos y socios, además de la incapacidad generalizada de su gabinete, su popularidad requiere un golpe publicitario de “schok”, y éste, se ha venido preparando, luego de varios meses de inducción con sus troles, ataques hacia la Asamblea Legislativa, cúpulas partidarias y  políticos, por corrupción o, nexos con las pandillas.

No podemos por esta razón, asegurar lo que vendrá después, pues está más bien relacionado con la publicidad y el engaño, que con las necesidades nacionales. Pero lo que sí es claro, es que, si analizamos al presente gabinete, podemos advertir a miembros con nexos muy cercanos al crimen organizado y si, en ciudadano común, posee indicios de esa relación, su credibilidad general, está en juego; por esta razón, el Presidente Bukele no puede permitir que su imagen y popularidad sufran merma, que pueda poner en duda su integridad. Pero sus acciones están conduciendo al país a un caos insospechado y, nos encontramos, peligrosamente en la posibilidad de convertirnos en un Estado delincuencial, influido por el crimen organizado y, con las instituciones democráticas destruidas desde el mismo Gobierno, electo por el pueblo.

A partir de ahora, la Asamblea Legislativa queda ideológicamente sojuzgada a la autoridad de Casa Presidencial y, no sabemos cuál será el destino de este órgano del Estado.


TENDENCIA ACTUAL



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


El rechazo a los partidos tradicionales, ya es una sólida tendencia, y no podrá ser revertida; pues la tendencia de las cúpulas partidaria se mantiene igual: consolidación hacia el interior de sus partidos, a costa de la aceptación de su votante tradicional. Sin embargo, esto no consolida o da fortaleza al ejercicio del gobierno actual, pues su consolidación interna depende de la construcción de nuevas redes políticas y de su desempeño como tal.

Los partidos tradicionales, no están produciendo ofertas políticas o soluciones a los problemas nacionales, pues se limitan a realizar una estrategia hacia el interior de sus partidos, que garantice las posibles candidaturas internas, las cuales deben de quedar definidas en los próximos meses, sin percatarse que, sin votantes, cualquier consolidación interna será inútil. Y su triunfo electoral, dependerá del mal desempeño de sus oponentes, que de sus propias acciones. Tal como ha sucedido en la actualidad, con el desbaratamiento del FMLN en las pasadas elecciones.

Un triunfo en ese sentido, sin una alternativa de gobierno diferente del anterior, podrá dar bienestar a sus funcionarios electos, pero no a la sociedad. Pues la sociedad necesita soluciones a los problemas cotidianos.

Da la impresión que ya hay agotamiento en la popularidad del presente Gobierno, debido al problema del agua potable, a la falta de trasparencia en su gestión pública y a la ineficacia gubernamental. La realidad le está alcanzando, pues las personas desencantadas con los Gobiernos anteriores, caen más fácilmente en nuevo desencanto, que quienes ya tienen la convicción que es un gobierno sin preparación alguna, y sin que se pueda esperar nada espectacular de él.

Por esta razón, es que su aceptación mayoritaria se encuentra en el exterior, pues este aún es influenciado por la comunicación que les llega de El Salvador. Otro de los factores a considerar, es de quienes ejercen influencia y hacia donde se ejerce esta influencia, por lo que se puede identificar dos segmentos claros: el de los jóvenes y los adultos que viven de sus propios negocios, son profesionales o asalariados no gubernamentales.

El segmento del joven, sólo desea soluciones tecnológicas a cualquier tipo de problema, pero percibe que las oportunidades se están cerrando, aunque las mantiene en el presente Gobierno, como un rechazo abierto a la corrupción de los partidos anteriores, en los que pesa las acciones de Tony Saca y Mauricio Funes, junto a los funcionarios que les rodearon.

Existe un tercer segmento poblacional, el que es políticamente neutro, pues ya perdió toda esperanza en el sistema y, es quien migra hacia el extranjero, pues ha llegado a un estado tal de precariedad, que su subsistencia está en juego. El asistencialismo del FMLN no pudo detenerlo y ahora todo ofrecimiento carece de significado pues no puede llenar sus necesidades económicas  o de seguridad.

El segmento del que trabaja independientemente o que es empleado no gubernamental, se ha desencantado más rápidamente con el presente Gobierno, pues al estar consciente de la burocracia gubernamental y de la corrupción en la misma, percibe que hay un mal desempeño en el Gobierno.

El señalamiento de los errores políticos de otros ya no es suficiente, es necesario hablar de soluciones concretas. Los partidos que desean emerger, como un remplazo de los partidos tradicionales, no tendrán acogida si se basan sólo en la denuncia o el ataque; el país necesita propuestas reales y efectivas, pues un país con un endeudamiento del 79%, con un Estado de Derecha fallido y con las estructuras del crimen organizado cada vez más fuerte, necesita un cambio total en sus planteamientos políticos.

domingo, 2 de febrero de 2020

DIASPORA, FRAUDE Y CORRUPCIÓN



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


El término “diáspora” significa dispersión social, por factores de supervivencia o por expulsión forzada, de su lugar de origen. La diáspora salvadoreña, inicio con nuestro conflicto armado cuando, por los efectos de la guerra, provocada desde el exterior, buscó la paz que aquí se le negaba y, los gobiernos posteriores, no crearon las condiciones adecuadas de desarrollo, pero sí, una red de corrupción y manipulación política.

La razón política del presente Gobierno, debería ser resolver tal situación; contrariamente, la diáspora ha aumentado en los últimos meses y, lo peor, es que se le asocia con el crimen organizado, estigmatizando así, a nuestros ciudadanos, por su extrema pobreza. En el presente, adviértase la lucha por señalar a corruptos: es distracción para ´preservar otra corrupción, sin cambio alguno, en el país.

Desde el 2013, las estadísticas muestran una emigración de 300 personas diarias, número que se ha mantenido constante. Cada migrante es un salvadoreño a quien el Gobierno le ha fracasado en su función básica: proveerle condiciones para que su vida se desarrolle en progreso humano, armonizando la vida individual con el conjunto, siendo base, la libertad.

Los efectos del conflicto armado, impidieron que terminado éste, las pandillas pudiesen ser combatidas en su forma inicial: el FMLN y Mauricio Funes, les dieron sentido político: por lo cual, podemos observar en éstas, una evolución diferente a las que tienen las maras hondureñas; aquí se han convertido en entes políticos, permeando la vida electoral y, condicionándola en su control territorial.

Las pandillas impulsan la migración hondureña, como una forma de “servicio” con el cual trasladan a las personas, y manipulan las condiciones internas, por que habiendo más pobreza e inseguridad, poder justificar sus “servicios”. Aquí, impulsan la migración para lograr control territorial y, obligar al político a negociar con ellas, una cuota de poder, que garantice su impunidad en las operaciones cotidianas.

El presente Gobierno busca servirse electoralmente de la diáspora, pues su número hasta el 2017, según datos de la ONU, era de 1,559,924, equivalente al 23.7% de la población en ese momento; cuando el 89.32% de la población está en Estados Unidos, 3.36% en Canadá y 1.28 % en Guatemala. El resto está disperso en el mundo. Esta dispersión permite al Gobierno, pretender promover el voto electrónico, en el exterior, lo cual facilitaría un fraude electoral, pues este método, facilita dicho fraude, así ha sido señalado en Alemania, Argentina y España. Así, mientras no quede en firme la forma de votar en el exterior, o circunscribir su ejercicio al territorio nacional, se estará expuesto a dicha forma de fraude, la cual legitimaría las posiciones del Gobierno, que manejaría esta votación.

Para los gobiernos presente y pasado de este país, cada salvadoreño que emigra es un fracaso en su quehacer ciudadano. El envió de remesas, favorece la economía, la cual por esto debería crecer, contrariamente, se deprime debido a las mismas acciones que realiza el Gobierno: asistencialismo, restricción a la actividad privada y fomento a la inseguridad.

Ningún país es responsable de nuestros desatinos políticos, ni debe intervenir para corregirlos, sin embargo, se ha creado la idea de que los extranjeros si, son responsables por “la explotación de los países ricos a los pobres” o que “el problema es por la mala distribución de la riqueza”. Aún la riqueza, producto de los recursos naturales: petróleo, oro, plata, carbón y hoy litio, se crean por si solas, son producto de un trabajo e inversión previa, lo que nos indica que mientras no se favorezca el trabajo y la paz necesaria para realizarlo, el salvadoreño continuará emigrando y los políticos corruptos seguirán favoreciéndose.