Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
Las recientes capturas de transportistas, una posible nueva
reforma agraria luego del censo de tierras ociosas, las reformas tributarias
municipales y la presión social que se está generando en El Salvador por las
políticas Donal Trump, merecen un análisis desde el punto de vista de las
alianzas y substituciones de apoyos de Nayíb Bukele.
El 2018, Bukele reúne a todos los “expulsados” del FMLN,
luego utiliza la corrupción de Alba Petróleos en contra de la cúpula del FMLN,
aglutinando a la mayoría de sus miembros en una estructura “molecular”, o sea,
sin organización jerárquica y centrada en su personalidad proyectada en redes
sociales, pero eficiente en la defensa del voto. A este núcleo inicial, se le
suma GANA, como escisión de ARENA, quien le da la formalidad dentro del sistema
político.
Esta fuerza inicial y un discurso anticorrupción, permite
ganar las elecciones presidenciales de 2019. Hoy se sabe que dichas elecciones
fueron manipuladas por los cuadros de mareros, en una acción muy similar a la “Sturmabteilung
o SA” del partido Nazi (tropas de choque) para el control territorial. El
triunfo de Bukele fue por mayoría, en la creencia que la corrupción de las
cupulas partidarias eran lo que impedía el desarrollo nacional y el equilibrio
de poderes.
Se le suma el capital, pues éste jamás puede estar separado
del Gobierno, porque funciona bajo las reglas que le impone el Estado. Estas
fuerzas de soporte son reemplazadas luego del 9 de febrero de 2020, por el
apoyo incondicional de la Fuerza Armada. En este punto, se da el alejamiento
del respaldo popular e inicia el control de la institucionalidad del país,
fortaleciéndose su relación con las pandillas.
Al romperse el pacto con las pandillas, recurre a la Fuerza
Armada y la Policía Nacional Civil para ejercer el control territorial por
medio del Régimen de Excepción, aplicándolo permanentemente. Se desliga de los
sectores empresariales gremiales y reduce su círculo en derredor del gran
capital y asesores venezolanos e inicia la separación de GANA y de los miembros
iniciales de Nuevas Ideas, acercando a este nuevo circulo, a personas que le
servirán incondicionalmente.
La reducción de los municipios, permitió disminuir la
cantidad de alcaldes y hacer más difícil que otros partidos pudiesen llegar a
tener Alcaldías. El oficialismo gano 43 Alcaldías y la oposición 1, por lo que
siendo las Alcaldías la base del voto para las diputaciones, el oficialismo
gano 57 diputados y la oposición 3, presentándose el mayor abstencionismo desde
el conflicto armado.
La mala gestión municipal, es ahora una carga para el
Gobierno, por lo que se rumora que habrá supresión de alcaldes para que la
administración local sea ejercida por los Gobernadores, de esa manera, se elimina
la carga política municipal que recae en el oficialismo.
La base social de Bukele, se reduce en favor de una élite
que no vela por el interés colectivo y los recursos producto de la corrupción,
quedan en pocas manos, lo cual es necesario para asegurar su poder, al ser cada
vez as limitados los recursos nacionales.
Al perder apoyo interno, recurre a apoyos externos: primero
los busca en Rusia y China, luego en los países árabes y Turquía, por último, se
acerca a Donal Trump. En este punto, en la medida que la guerra arancelaria
iniciada por USA se intensifique con China, tendrá que dar cuenta de sus
arreglos previos con esa nación, pues Trump y Jinping exigen claridad en sus
relaciones internacionales. La oferta de “alojamiento penitenciario” a países
extranjeros es el preludio de acciones disparatadas y que refleja el
alejamiento internacional. La elección del Papa León XIV seguramente mantendrá
una línea clara en el respeto a los Derechos Humanos y ejercerá mano suave,
pero firme, en su defensa en El Salvador.
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