Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
La política Trump, ha generado un cambio mundial, con el
fin de recobrar el liderazgo de Estados Unidos mediante practicas económicas
que rompan el orden establecido desde la Segunda Guerra Mundial y crear un
nuevo orden internacional, liderado por Estados Unidos. Tal política, debe de
ser analizada, pues conlleva grave riesgo para la posición hegemónica de
Estados Unidos y pone en condición de vasallaje a Europa, Latinoamérica y
Canadá.
Varios analistas económicos creen que la política Trump,
utiliza el conflicto ucraniano para ganar tiempo, a fin de posicionar al dólar
como moneda de confianza, aunque la moneda se debilite, a fin de tener una
ventaja con sus exportaciones futuras. Por ello, es necesario que las empresas
norteamericanas en Canadá, Latinoamérica y Europa, retornen a Estados Unidos.
En este proceso utilizaría EEUU una política de aranceles diferenciados, para
romper los bloques geopolíticos armados por el globalismo y de negociar bilateralmente.
Estados Unidos espera recobrar la superioridad industrial y
tecnológica, fortaleciendo la confianza en el dólar, mientras Europa se
desindustrializa y el euro pierde su valor, consumiendo sus recursos nacionales
en defensa, que le haría dependiente de la industria militar de Estados Unidos.
Rusia sería el nuevo aliado militar de Estados Unidos
frente a China, mientras la economía rusa gira hacia occidente, alejándose de
Irán y ralentizando la economía China. La idea es un mundo tripolar, que
permita negociaciones fáciles y simples entre líderes políticos y magnates
económicos multinacionales, pues negociaciones con estructuras claramente
democráticas, sujetas a la contraloría institucional que se debe al bienestar
difuso de una sociedad, dificultan las negociaciones.
La visión de Trump, espera que el nacionalismo
estadounidense, se vuelque contra el inmigrante ilegal y que esta mano de obra
sea substituida por el inmigrante temporal legal y espera que su popularidad
evite una crisis Constitucional. Todo parece indicar que se están gestando tanto
la crisis Constitucional como la económica, causada por el corte abrupto de la
mano de obra migrante.
Los riesgos que se corren con la política Trump es que
Rusia, tome la iniciativa de paz, para fortalecerse, e ir primero sobre Europa
y luego contra Estados Unidos, imponiendo su visión del “Neoeuroasianismo”. Que
los países europeos, busquen alianzas confiables no relacionadas con Estados
Unidos y que los países latinoamericanos consideren mas ventajoso el asocio con
China; en consecuencia: Estados Unidos quedaría aislado y rodeado de países
hostiles. Que su política de fortalecer la confianza en el dólar, termine
catapultando al yuan, como moneda global, pues ya es considerada como moneda de
reserva por el FMI.
El proceder de Trump, ha cambiado también la política
salvadoreña, pues ha pasado de llamar a Bukele un presidente que favorece a las
pandillas, a un socio confiable. Este cambio es debido a la política
salvadoreña de ofrecer sus cárceles en “alquiler” y al país, como recipiente
transitorio de la emigración ilegal. México ya no quiere ser el recipiente de
la emigración ilegal y acepta sólo a sus ciudadanos. Nota: la densidad
poblacional de México es 66.28 personas x km2 y en El Salvador, es de 307. La
razón de El Salvador de aceptar esta política, es por los beneficios económicos
que espera recibir del Gobierno de Trump y que permita equilibrar las finanzas
del Ejecutivo en el ramo de seguridad.
La idea de Bukele, de desligarse de sus acuerdos secretos con
China y Rusia, traerán consecuencias negativas para el Gobierno y, su idea de
hacer negocios sólo con empresarios transnacionales, poniendo trabas a los
nacionales, crearan dos sociedades en un mismo país: una rica y otra pobre,
favoreciendo la formación de nacionalismo salvadoreño que se proyectará desde
el extranjero hacia El Salvador, creando inestabilidad.