Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
La geopolítica turca nos parece lejana, pues estamos en el
centro de América, pero por la coyuntura ucraniana, Turquía se presenta como
potencia histórica reemergente y el Gobierno salvadoreño, pretende alinearse o
crecer a la sombra de dicha potencia, rechazando la hegemonía occidental. Razón
por lo cual, es conveniente analizar la geopolítica turca y nuestra
conveniencia de permanecer dentro del occidentalismo.
En conferencia de prensa, ofrecida por Nayíb Bukele y Recep
Tayyip Erdoğan, publicada por la Secretaria de Prensa El Salvador, el
20/1/2022. El presidente Bukele reconoce la visión expansionista de Turquía y
se alinea con ella, para que El Salvador, sea parte del proyecto geopolítico
turco. En otro video, el encargado de asuntos Latinoamericanos de la
Universidad de Ankara, refiriéndose a Bukele, le llamo: “Ud. Es uno de los
nuestros”, aludiendo a que sus ancestros, se identificaban con la misma tarjeta
otorgada por el Imperio Otomano y veían una oportunidad de desarrollar
intereses turcos en Latinoamérica.
Turquía, cercano de la Unión Europea y miembro de la OTAN, no se ha
alineado enteramente con la geopolítica e intereses europeos, pero se ha
aprovechado de la bonanza económica que genera para fortalecerse, por esto, sus
intereses han estado divididos entre Europa y Rusia, aprovechando las
conveniencias y debilidades de ambos, para expandir su influencia.
La Turquía moderna, se funda en tres pilares establecidos
por Mustafá Kemal Atatürk: la adopción de las formas occidentales, la
separación entre iglesia y Estado y, la superación de los conflictos étnicos
por medio de su origen común dentro del antiguo imperio otomano y en las raíces
de las lenguas túrquicas. Cien años después, estos principios se están
quebrando: el nuevo auge religioso amenaza la secularización y las luchas
contra las minorías que exigen autonomía, reprime a kurdos y otras etnias.
La geopolítica turca, se puede apreciar en su doctrina
“Navi Vatam” o “Patria Azul”. El consorcio turco Yildirim Holding, es la
propietaria de la empresa Yilport, que administrará por cincuenta años los
puestos en El Salvador y que tiene presencia en Guatemala. La relación
logística entre China y Turquía es fundamental para los planes chinos a largo
plazo, como lo acordaron bajo la iniciativa “de la Franja y la Ruta”, China y
Turquía el 2017.
Turquía ya tiene roces con Israel y Estados Unidos, por el
apoyo al islamismo sirio y los ataques a la nación kurda, que ha sido su aliada
en la lucha contra el ISIS. Estas circunstancias pueden frenar la expansión
turca.
Analizando las intenciones del Gobierno salvadoreño, encontramos
que en todos los foros internacionales ha repetido lo mismo: rechazo al dólar
estadounidense, la necesidad de adherirse a una estructura geopolítica que haga
contrapeso a Estados Unidos y Europa, rechazo a que los organismos económicos internacionales
que exigen rendición de cuentas sobre los gastos gubernamentales y solicitando
la creación de un nuevo orden mundial fundado en la multipolaridad. Los textos
de los acuerdos entre El Salvador con China y Turquía, tienen reserva, por ser
inaceptables a la opinión pública nacional.
El auge del islamismo en Turquía, en detrimento de la
secularización es un peligro para El Salvador, pues el financiamiento para la
promoción del islamismo en el país, viene de países anti occidentales. El
acercamiento a dichos países, nos aleja de nuestros verdaderos intereses.
El Salvador debe de considerar 1) Los tres millones de
compatriotas radicados entre Estados Unidos y Europa. 2) Estados Unidos expandirá
su área de influencia en Hispanoamérica. 3) Los principales socios comerciales
de El Salvador son Estados Unidos y Europa, que constituyan los mayores
mercados en el mundo. 4) Nuestra estructura social, se funda en el
republicanismo, la democracia y la libertad. Por lo que debemos permanecer en
el bloque occidental, que sostiene el libre comercio, la libertad individual y
la libre determinación de los pueblos.