Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
San Salvador, 15 de abril de 2013.
El Gobierno venezolano
ha hecho declaraciones de que salvadoreños, están involucrados en la
desestabilización de su sistema electoral y éstas declaraciones, obedecen a las
razones siguientes: la acusación española de dar cobijo a miembros de ETA, la
evidencia de su cercanía con otros grupos terroristas europeos y palestinos, la
necesidad de un pretexto para la movilización de sus fuerzas bolivarianas y
crear un estado de alerta máxima, que permita el control territorial, muy necesario,
para toda una manipulación electoral y, sobre todo, para dar una demostración de fuerza a sus
opositores; por último, aducir justificación
para fortalecer lazos (ayuda económica, inteligencia y contrainteligencia) con las izquierdas salvadoreñas: FMLN, el MDP
y la alianza Funes-Saca, a pesar de los
problemas económicos internos venezolanos.
La injerencia
venezolana en Centroamérica y el Caribe, no es nueva: Caracas, provisionó de pertrechos a Fidel Castro y le dio ayuda
política; sucedió lo mismo con el
sandinismo y, dio cobijo a Napoleón Duarte, cuando salió exiliado, a
consecuencia de un Golpe de Estado fallido y, también, cuando Duarte formó
parte de un nuevo Triunvirato. La Policía Nacional en El Salvador, durante
este último suceso, estuvo en
manos de venezolanos, así como también, la inteligencia del Estado. Sirvió de
“mediador oculto”, en el conflicto
armado salvadoreño, facilitando para ello, tanto su territorio, como su
influencia diplomática. En consecuencia, la injerencia venezolana en estas tierras,
no es nueva; sólo cambia la orientación política de la misma, según sea el
Gobierno de turno en Caracas, en coincidencia con las fuerzas políticas
salvadoreñas.
Venezuela tiene un
interés geopolítico en el área, pero es contrarrestado, por las fuerzas políticas
nacionales; sin embargo, se crean “ráfagas” de influencia, que no son
permanentes, pero que son peligrosas si
se toma, como propio, el modelo político
venezolano , modelo que va mas allá de los aspectos político-doctrinarios, que
pretenden abarcar la economía, la política, la religión y las Fuerzas Armadas,
siendo diferentes las características nacionales y políticas.
Las características del
Gobierno venezolano, en su búsqueda del
poder total, son las siguientes: generar pequeños cambios políticos, para que
éstos, subrepticiamente, generen grandes cambios. Confrontar con la empresa
privada para fraccionarla y debilitarla por la inclusión de nuevos agentes
económicos, provenientes de empresas estatales en manos de la clase política,
éstos favorecidos con fondos del ALBA; el
dominio de todas las entidades de comunicación masiva, la deidificación de sus
líderes y de sus símbolos, el cambio en
la doctrina de la Fuerza Armada y por último: infundir miedo a sus opositores
políticos.
Desde la llegada al
poder de Mauricio Funes, hemos visto en El Salvador, muchas de esas situaciones:
la confrontación directa con la empresa privada, hasta llegar al punto de que
en una reunión del gremio farmacéutico, al hacer uno de los invitados una
pregunta, cuestionando lo dicho por el funcionario, éste, ordeno el retiro de la sala, de quien consideraba un
impertinente, manifestando “esto no es una discusión, sólo les hemos convocado
para informarles, porque aquí se va a hacer lo que el Gobierno diga”. Las
empresas de ALBA, ya han ingresado a todos los rubros claves de la economía nacional y que
tradicionalmente son considerados como de “seguridad nacional”, tales como el
petróleo, electricidad, banca,
transporte, medicinas, producción agropecuaria, importación alimenticia y
telecomunicaciones; el único rubro, no tocado por ALBA, es la distribución de
agua, pero ésta, es estatal. Ahora se rumora la instalación y apertura de
doscientas farmacias, bajo la marca ALBA, cuya dirección y presidencia, como
empresa privada, recaerá en una pariente de quien ostenta la más alta
magistratura del país, sin oposición alguna por parte de la Superintendencia de
Competencia.
Si nuestros políticos
de izquierda ven su faro, en Venezuela, nosotros veamos en la oposición de
dicho país, un ejemplo: pues sólo en un frente unido, es posible combatir el
aparato creado por el Socialismo. La tendencia del Estado de garantizar
subsidios, crea dependencia con el Estado y con el partido oficialista, una
dependencia muy difícil de romper en el futuro, pues se ha enseñado al
beneficiario del subsidio, a ver a la empresa privada, como vaca que tiene que alimentarlos, por “derecho
propio” y, a quienes ejercen el poder y viven de él, a considerar sus siervos a
quienes producen y, cuyo derecho, no va más allá que el de obedecer al amo, por
“por derecho popular”.
El modelo chavista es
inviable en el tiempo, el triunfo de Maduro en las elecciones del 14 de abril,
es un triunfo insostenible, pues una relación de 50.66% contra un 49.07, es
insostenible, según el sistema de participación ciudadana. Con seguridad, la
oposición utilizará los mismos mecanismos constitucionales, para propiciar un
nuevo “Referéndum Revocatorio”, el cual,
de darse, seguramente pondría fin al Gobierno de Maduro, pues los problemas
económicos, que son los que afligen más al votante, son insolubles, mientras se continúe con el modelo de
subsidiariedad del Estado, aunque se suspenda el proyecto GRAMNACIONAL.
En El Salvador, nos
encontramos en una fase media - alta del chavismo, pues falta aún que se cambie la Constitución y la doctrina de la
Fuerza Armada, para que ésta pueda servir a una ideología; sin embargo, ya se dio
inicio a la persecución y, a infundir
miedo político: es la fase siguiente del miedo empresarial y económico, utilizando
para ello, las fuerzas del Estado. Basta escuchar las propuestas de la
izquierda, para que se realice un enjuiciamiento de quienes supuestamente,
estuvieron involucrados en el caso del golpe de Estado contra Mel Zelaya y
contra Maduro; se retomen los casos de las matanzas de la Fuerza Armada durante
el conflicto armado, o estén relacionados con ellas. Todo lo cual, es
suficiente para poder advertir una etapa de persecución política, la primera,
después de los Acuerdos de Paz.
Dependerá de la
sociedad salvadoreña, aprender de los errores de otros y, evitar que se den en
suelo patrio. La izquierda cuenta con ir paso a paso, aprovechándose de las
divisiones entre la Derecha, tomando a cada sector individualmente, obedeciendo
a un muy cuidadoso plan. Mientras que, la Derecha política, ve únicamente, la
parte electoral, se destruyen los fundamentos de nuestro sistema: el sistema de
libre empresa y los valores propios que sustentan el trabajo, la laboriosidad y
la honradez, por otros que sólo estimulan, la subsidiariedad, la política como
una forma de vida y la corrupción.