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viernes, 8 de noviembre de 2013

EL DERECHO POLÍTICO Y LA MORAL CIUDADANA


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 8 de noviembre de 2013.

“Los pueblos democráticos que han introducido la libertad en la esfera política, al mismo tiempo que han incrementado el despotismo en la esfera administrativa, han sido conducidos a singularidades muy extrañas. Cuando hace falta manejar los pequeños negocios, donde el simple sentido puede bastar, estimen a los ciudadanos incapaces;  y si se trata del gobierno de todo el Estado, confían a esos ciudadanos todas las prerrogativas. Cita tomada de “Tendencias a la Participación de la Igualdad” (Revista Verbo, 131-132 1975).

Las restricciones impuestas por el Tribunal Supremo Electoral, sólo pueden ser relativas a lo pautado por las agencias publicitarias con los partidos políticos, ya se trate de los incidentes de su opositor o de solicitar el voto para su candidato; no pueden, por lo tanto restringirse las declaraciones públicas de particulares, sobre acciones pasadas del candidato Salvador Sánchez Cerén pues, en cuanto a él, hay dos cuestiones relevantes: la primera es la veracidad de los hechos que se le imputan públicamente y,  la segunda, es el efecto del recuerdo actual que dicho acto, produce en la moral pública.

Cuando una víctima del terrorismo, da público testimonio de su caso, se convierte, por dicho acto, en “la voz de los sin voz” que callan por temor o por resignación; de tal manera que, lo que está en el tapete de la discusión es la moralidad pública: si bien el derecho nacional ha amnistiado a quienes cometieron actos de terrorismo con el propósito de que la paz y la reconciliación nacional fuesen posibles, el aspecto moral de dichos actos, no se ha extinguido y afecta a toda la sociedad salvadoreña; es, en este aspecto, que tenemos la colisión de los derechos políticos de quienes ofendieron la moral nacional y que hoy, pretenden se borre y olvide su conducta pasada, frente al futuro nacional y que se acepte como moral su deseo de representar al país y gobernarlo.

La candidatura de Sánchez Cerén, es un recordatorio perenne del conflicto armado que triste y muy doloroso vivió el país y es dañino para nuestra democracia que todos dicen defender, que amplios sectores de opinión, hayan aceptado ampliamente,  que no es tiempo para afrontar verdades, sino para ocultarlas.

Muy pertinente es que formulemos esta pregunta: ¿Cuáles méritos confieren a una persona la dignidad de ser primero, candidato a la Presidencia de la República y después, Presidente de la misma? La Constitución es, al respecto, muy parca y la sociedad espera como virtud, algo más que una “simple instrucción notoria”. Para tan alto cargo, requiere que haya probado vivir de conformidad con la moralidad cristiana, es mínima garantía de su rectitud de los actos de su gobierno.

Los señores guerrilleros, sólo tienen en su currículo de vida, los crímenes cometidos durante su militancia guerrillera y, ponérselos de manifiesto, al presente, lo califican de “sucio” porque sienten que tales recuerdos, no abonan su pretensión.  Dice el refrán “por su boca muere el pez”: sabemos de sus crímenes, de su impiedad, de sus odios, de sus rencillas, de su ignorancia y de sus propósitos de destruir nuestras instituciones, por sus propios libros. ¿Son estos libros también pura suciedad? Se advierte en el calificativo de “sucio” un conflicto anímico: ¿Fueron sus actos guerrilleros, punibles o no? Si hoy los califican de “sucios”, están admitiendo que sí fueron punibles y entonces ¿cómo pretenden que su oponente no los acuse y que las víctimas del terrorismo no se quejen y lo publiquen?

Los antiguos guerrilleros del FMLN, no temen a la justicia porque les ampara la ley de amnistía pero sí, pero temen al recuerdo de su victimas y son conscientes de que tienen su talón de Aquiles y, y este es la inmoralidad de sus crímenes durante el conflicto armado que azoto tan dolorosamente a nuestra patria. La oposición, con fino y certero conocimiento hiere al FMLN, en su vulnerable talón: el pasado guerrillero ¿y en razón de qué moral o justicia puede pedírsele que no hierra con el recuerdo de hechos inmisericordes.


Por más que quiera el Tribunal Supremo Electoral, callar estas verdades con amenazas de sanciones o, se empleen medios electrónicos para evitar que la voz pública, sea difundida libremente y, que las nuevas generaciones conozcan a las víctimas de los asesinatos del FMLN, es imposible callar la verdad y la inmoralidad de quienes, hoy sin meritos, pretenden gobernar al país.