Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCIÓN
El desprestigio de la política y de quienes la practican, ha llevado al abandono de la política como medio para alcanzar y ejercer el poder; en la creencia que la ideología y las partidarias son una forma inmoral de dirigir el quehacer público, lo que debilita el sistema democrático, a los partidos políticos y permite que sean electos como gobernantes, aquellos con mayor dominio del marketing político, resultando electos, los menos aptos y cuyos propios intereses prevalecen por sobre el Bien Común, conformándose así una “caquistocracia” o gobierno de los peores.
La política, entendida como el “arte de gobernar” tiene la finalidad de lograr la solución de conflictos sociales, de forma armónica y evolutiva. Este arte, ha sido abandonado, por lo que las decisiones políticas ya no son tomadas por la mayoría del conglomerado social ni son para su satisfacción, sino es ejercida por un reducido número de personas que se mueve por la emoción o los intereses personales, resultando que los
menos capaces, pero más hábiles en la manipulación de las emociones, llegan al poder, configurándose la “caquistocracia”, palabra compuesta, derivada del término “kakistocracia”, que se emplea para describir a un Gobierno de personas ineptas. incompetentes y cínicas.
Para señalar a un Gobierno de “caquistocrático”, es necesario ver los efectos de su gestión, no desde la ideología que aseguran seguir o de su propaganda: sino del número de personas que se ven obligadas a emigrar de su país, triunfando en condiciones políticas diferentes en el extranjero. Siguiendo este parámetro, podemos asegurar que en América Latina: Haití, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador, podrían calificar de modelos “caquistocráticos”.
En los países arriba mencionados, concurren tres características: libertad coartada, economía dirigida, institucionalidad débil o inoperante y una fuente uso de a propaganda para crear el efecto de “túnel”.
En El Salvador, el Régimen de Excepción permanente, da al ciudadano una libertad de “privilegio”, o sea se es libre hasta que al Estado le convenga, en un concepto muy similar a lo que fue el Código Penal Soviético: era delito un acto u omisión socialmente peligroso que atenta contra la estructura del mando y el orden jurídico autocrático.
Un ejemplo de ello, fue la intempestiva orden de brindar gratis
el servicio de transporte público, el cual es realizado por privados y el pago
del servicio, viene del usuario. En este caso, los costos deberían de ser absorbidos
por el empresario, lo cual es expresamente prohibido por la Constitución, por
ser considerado un “trabajo forzoso y gratuito” o tratarse de “un empréstito forzoso”.
La objeción a asumir costos imprevistos y no estar claras las responsabilidades
civiles y laborales derivadas de la “orden”, sin la formalidad que exige la
Ley, lleva a la cárcel a quienes objetan o son los representantes gremiales, responsabilizándolos
de las acciones del “gremio a quien representan”.
Esta falta de libertad y el ejercicio de la fuerza pública
sin la formalidad de la institucionalidad, “esteriliza” al país y no permite la
normal evolución de la sociedad, para la satisfacción de las necesidades
colectivas encerradas en “el Bien Común”.
La “esterilización” de la sociedad, es un proceso que se cae
paulatinamente, a medida que se tiene que recurrir a medidas mas extremas para
el control social: ejemplo, aplicación del Régimen de Excepción para ejercer la
Gobernabilidad, luego que se dan medidas que alteran las relaciones civiles en
una sociedad o se recurre a pactos con el crimen organizado para ganar
elecciones.
El riesgo de un sistema “caquistocratico”, es la esterilización
de su sistema nacional, que no permite el desarrollo social y son países que la
emigración de personas, bienes y servicios, se van a otros lugares en donde la
libertad y el Estado de Derecho, permiten un desarrollo sostenible.