Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
El 31 de octubre, salió
la segunda caravana de emigrantes
salvadoreños, hacia Estados Unidos. Causa: el Estado fallido que vivimos,
aunque sus consecuencias, en lo
económico y social, lo sufrirá Estados Unidos. Normalmente, emigrar es decisión personal del ciudadano, forzado por su condición de
vida insegura y precaria, pero esta caravana, ha sido organizada,
constituyéndola un arma política: es
tragedia de manipulación social; los emigrantes serán sólo carne de cañón.
La baja de emigración
hacia Estados Unidos, a que ha hecho
alusión el Gobierno, débese al endurecimiento de la política migratoria de los
Estados Unidos y al alza del precio de
la emigración ilegal: de un promedio de
$ 3,000.00 ha subido a cerca de $ 7,000.00, limitase quienes pueden sufragarlo
(estimase hoy, una emigración diaria, de 140 personas, lo cual equivale a un
24.46% de la población de salvadoreños, según datos ONU, 2017). Crease una
“acumulación” de emigrantes, que ha conformado esta caravana, cuya masa es
fuerza, pues obliga a su protección; cualquier presión, que para detenerla, hagan los Estados Unidos sobre Centroamérica y México, fracasará.
La emigración crea en el país, “alivio social”, pues aparte de librarlo de personas que no producen dentro “del
sistema”, sí consumen, creando presión social en el sistema; su emigración
origina un ingreso que, en conjunto, alivia la economía nacional (sólo en el
primer semestre de este año, hubo en remesas $ 2,688.6 millones, creciendo un
11.2% respecto del año anterior)
puede bien afirmarse que: la suma
de remesas, es equivalente al presupuesto general de la nación.
Los emigrantes creen, que
por graves que sean las penas en el extranjero, siempre serán más llevaderas
que las que sufren en el país, y por eso, sintiendo tan “natural y opresivo su entorno”
(que no pueden cambiarlo), deciden su emigración. Confían en que, por muy severas
que sean las leyes norteamericanas, su situación será siempre más benigna, que la que sufren en
su propia tierra.
Al analizar este fenómeno
se concluye que, los sistemas políticos centroamericanos han colapsado: no
brindan un medio seguro de vida a sus ciudadanos, ni permiten cambio alguno en el sistema. Con sólo un poco de habilidad, se ha organizado una emigración masiva, cuya naturaleza trata
el Gobierno de desvirtuar.
La caravana actual y las
subsiguientes, serán detenidas en la frontera con Estados Unidos y, los emigrantes serán encerrados en campamentos, en los que habrá que
suministrárseles abrigo, medicina, alimentación y asesoría legal. Habrá un
costo político de largo plazo, pues el Gobierno de Estados Unidos, será tildado
de violador de los derechos humanos y, polarizará su política interna, aunque
ahora beneficie a los republicanos.
Todo Gobierno
centroamericano que tenga como eje de su Gobierno el asistencialismo y el “pago
de una deuda social histórica” tendrá, a
la larga, un caos económico pues, aunque afirme, que la desigualdad económica
se resolverá con la “correcta distribución de la riqueza”, no podrá hacerlo, pues la riqueza no es cosa
que pueda repartirse; es preciso crearla a fuerza de trabajo e inteligencia: sólo
es fruto de la iniciativa privada.
Sólo la aplicación de un
modelo neo liberal, sin populismo, puede crear la solidez económica del país.
Sin embargo, tras años de socialismo o, de
lucha contra a la izquierda, ha creado un modelo sui géneris, en el cual
existe la propiedad e iniciativa privada, pero dependiente mayoritariamente, de las contrataciones estatales, mientras que
la iniciativa privada, en su desarrollo con otras, igualmente privadas, es
oprimida por la burocracia estatal.
Si los países
centroamericanos no enrumban hacia el bienestar, controlan el paso de droga y
exterminan a la mara, no cesará la
emigración: generándose en la región, una crisis humanitaria.
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