Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Indican,
las últimas encuestas, el grado de aceptación del Gobierno, o sea, la
conformidad de este, con la voluntad popular. La misma encuesta señala, alto
grado de insatisfacción, en el quehacer económico, contradictorio con la
opinión pública y las acciones que, hasta el momento, han tenido el Gobierno y la
oposición: preciso es analizar dichos
efectos.
En
este momento, el Gobierno controla la mayoría de medios de comunicación que siendo
empresas formales, puede presionar de alguna manera: desde amenazas y persecución
fiscal, hasta el retiro de la frecuencia de transmisión o, la prohibición de importación
de papel, por lo que se ven limitados en sus acciones. Las presiones y
espionaje a miembros de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), no
permiten que exista un periodismo libre, que revele la realidad nacional.
Los
escasos medios que aún subsisten, en su libre actuar periodístico, como El Faro
y las transmisiones criticas en internet, del Movimiento Libertad, junto a algunas
radios, corren el riesgo de ser cerrados, si sus intervenciones llegan a
mayores audiencias, por lo que el aparato de comunicaciones, es dominado por el
Gobierno, que manipula la opinión pública, directa e indirectamente.
Así
se explica el alto grado de aceptación del Gobierno, como resultado de la
manipulación de la opinión pública. Tal es la razón: no relacionar el deterioro
económico nacional, con las acciones políticas del Gobierno.
La
oposición, está dispersa y dividida: unos tienen la esperanza de que, en una
contienda electoral, podrán lograr con un partido político nuevo, algunos escaños,
pero la propaganda del Gobierno, ha sido contra el sistema de partidos
políticos que, por su figura y credibilidad, es muy difícil que logren
despuntar. Por otro lado, se quiere competir con la capacidad comunicativa del
Gobierno y sus redes de troles, sin tener la capacidad económica y técnica para
ello.
La
oposición, al igual que el Gobierno, se manifiesta en los grandes centros
poblacionales, porque allí se centran las encuestas, la opinión pública y el
peso electoral. Sin embargo, hay un abandono en las municipalidades aisladas:
Parquin, San Fernando, Bolívar, Masahuat, Santa Rosa Guachipilín etc., en donde
las acciones del gobierno, son inexistentes: Protección Civil, Dirección de
Obras Municipales etc., porque la población no percibe la influencia del
Estado, salvo en el cobro de impuestos y, que aún persisten las pandillas y,
donde se origina la emigración. Dichas poblaciones deberían ser objetivo de la
oposición, como sus núcleos de resistencia, para luego avanzar, en su lucha
política, hacia los grandes centros poblacionales: la lucha es a largo plazo y
no, electoral. No seguir este criterio, ha sido una de las causas del
debilitamiento territorial, de los partidos políticos.
Por
el dominio que el Gobierno ejerce sobre los medios de comunicación y de las
redes sociales, es necesario la creación de nuevas redes de oposición, reales,
no troles o robot, pues no seràn agentes políticos, sino instrumentos y, lo que
necesita la política, es participación ciudadana y no, manipulación del
ciudadano.
El
Gobierno procura la manipulación de los medios, para poder tener la legitimidad
por medio de la aceptación pública y no, por la emisión de un voto consciente.
Por esa razón es necesario que la oposición se prepare para una lucha larga y
no, electoral; por ahora, todo indica que las elecciones serán manipuladas,
desde el padrón electoral, hasta el voto mismo.
La falta de liderazgo en la oposición, la explica la persecución del Gobierno a sus opositores, pero debe de surgir el liderazgo ideológico que, al ser encarnado en un grupo, el Gobierno, no pueda amedrentar o destruirlo
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