Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Gestándose están
en El Salvador dos crisis, sin efectos inmediatos, pero que servirán de
pretexto para un cambio en el ejercicio del poder, como consecuencia de las
medidas económicas tomadas hasta hoy.
Ha sido causa de
la primera crisis, la revelación de los audios que han permitido comprender la
relación del Gobierno con las pandillas; la segunda, es la intención
manifiesta, de reelección presidencial, en abierta contradicción con la
Constitución.
Hasta hoy, estas
dos crisis, no han tenido efectos, gracias a la propaganda del Gobierno y a las
anteriores acusaciones, a los Gobiernos de Mauricio Funes y Salvador Sánchez
Cerén, de pacto con las pandillas, que fueron con un fin electoral, al igual
que los señalamientos, contra Norman Quijano o Ernesto Muyshondt. Así, las
revelaciones hechas por El Faro, tómanse como señalamientos de campaña, aunque
la realidad es que dichas revelaciones, originan, crisis Constitucional, que
obligaría a la renuncia o remoción de Nayib Bukele, ya fuese por gestión de la
Administración Pública o, por acción directa de la Fuerza Armada. Situación que
también es aplicable, a la intención de reelección del Presidente.
Si una crisis Constitucional,
no resuelve estas dos situaciones, la economía se deteriorará cada vez más,
pues los precios suben y el desabastecimiento amenaza, ante una balanza de
pagos deficitaria, provocada indirectamente, por el Gobierno. Pero al no estar consciente
la generalidad de la población, de tales fenómenos económicos, puede el Gobierno
señalar culpables de: acaparamiento, falta de responsabilidad empresarial o,
simplemente, falta de solidaridad, Tales acusaciones, podrían servir durante
algún tiempo, pero la realidad se impondrá inexorablemente.
En este proceso, se
buscarán culpables, para no aceptar los errores financieros del Gobierno, como
ya sucedió con los importadores de queso o, serán señalados como culpables,
algunos empresarios no allegados al Gobierno, especialmente aquellos
relacionados con la banca.
El
desabastecimiento de granos, que es consecuencia de las compras de alimentos en
el extranjero, generó pérdidas al productor nacional creando desincentivo a la producción;
a esta situación, se sumara la crisis internacional de fertilizantes, pero
serán señalados como responsables, primero los intermediarios y luego, los
productores. Sin embargo, la crisis no se solventará ofreciendo subsidios,
confiscación y reparto de tierras, para el campesino.
La crisis
económica se profundizará por la iliquidez del sistema financiero, si se toman
sus recursos para pagar la deuda soberana y, si ésta, no se paga, el
financiamiento interno, puede encarecerse tanto, que será imposible de ser
cancelado, creando una crisis similar a la ya vivida en Argentina, que originó
inestabilidad en la sucesión de la Presidencia.
Se esta a tiempo,
de evitar la crisis financiera, si se da un giro, en el ejercicio del poder. Es
momento de que la Fuerza Armada, cumpla
con su papel Constitucional, de restaurar el orden Constitucional, en la
Administración Pública; si así no se hace, al materializarse las crisis
económicas y alimentarias, dicha institución, correrá el peligroso riesgo, de no
poder continuar su existencia, pues todas las fuerzas en contra del Gobierno,
que aprovecharán la crisis, exigirán la disolución de la Fuerza Armada, para
prevenir otra alteración como la presente y, la responsabilizarán por las
crisis constitucionales en la que ha entrado El Salvador.
La sentencia del Prócer
Manuel José Arce de “El Ejercito vivirán mientras viva la República”, habría
sido profética, pues la Fuerza Armada, es una institución nacida en la República,
para la defensa de su soberanía y, las crisis que se están gestando, son por la
distorsión del Gobierno, respecto a la forma republicana de Gobierno.
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