Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
En días recientes, se ha hecho público que el Grupo Wagner,
fuerza mercenaria expedicionaria rusa, se encuentra en Venezuela, participando
en la represión de las protestas por el fraude electoral venezolano. Es de
considerarse la participación de estos mercenarios, como expresión de la
influencia rusa o de su “hinterland”. Por lo que es necesario analizarlo y
considerar, a quienes buscan un mayor acercamiento con Rusia.
La fuerza mercenaria del Grupo Wagner, tiene un único
contratante: La Federación de Rusia, quien decide sobre la subcontratación de
los mercenarios, por lo que se convierte en una Fuerza Expedicionaria de Rusia.
Considerándosele como “fuerza militar
con autosuficiencia logística, para el cumplimiento de una misión, siendo extensión
de poder ultramarino.
El Grupo Wagner y otras fuerzas mercenarias, actuaron desde
antes del 2014 en el Dombás y Crimea (Ucrania), previo a la invasión de Rusia
en ese año. Esta fuerza opera actualmente en Mali, Siria, Sudan, República
Centroafricana, Libia y en todo el Sahel. Operó en Nicaragua, durante las
protestas contra la dictadura Ortega-Murillo y ahora en Venezuela.
En el desarrollo de la intervención rusa en Ucrania, Rusia
ha amenazado con armar y desarrollar los diferentes conflictos anti
occidentales en el mundo, si occidente sigue apoyando a Ucrania. Esto lo haría mediante
los diferentes grupos mercenarios, que ya están desplegados en diferentes
partes del mundo. Actualmente sabemos que operan en Venezuela y Nicaragua.
La base militar del cerro Mokorón, en Nicaragua, se
encuentra bajo control ruso y es de donde se espía a la disidencia nicaragüense
y se realizan otras labores de inteligencia en Centroamérica. Se preparan
acusaciones en la Corte Penal Internacional, por la injerencia rusa en la
política venezolana.
El centro de escuchas de Mokorón, a criterio de expertos costarricenses
en Derecho Internacional, violan el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica,
pues crea un desbalance militar en la región, pues se realiza Inteligencia por
una potencia extra continental, que beneficia la consolidación de un poder
nacional, que carece de la legitimación de su población.
La presencia del Grupo Wagner o de Rusia, siempre es a
solicitud de un Gobierno, que se siente inseguro o consciente de su
ilegitimidad. El interés ruso, es la expansión de su área de influencia y la
consigue, apoyando a regímenes ilegítimos.
Llama la atención la insistencia de Nayíb Bukele, de
reunirse o invitar a Vladimir Putin a El Salvador, lo que seguramente traería más
abiertamente los intereses rusos al país. Ya se dieron acercamientos directos
por medio del presidente de la Asamblea Legislativa y Félix Ulloa y en
cooperación, para la formación de ingenieros en Energía Atómica.
Catedráticos de Derecho Internacional costarricenses,
consideran que la base de Mokorón, en la visión regional rusa, coloca a Centroamérica
como pieza activa de la geopolítica mundial. Los problemas que enfrenta Estados
Unidos en Oriente Medio, Ucrania y el Mar de la China, lo hace considerar la presencia
rusa en Centroamérica, un problema menor.
La insistencia de Nayíb Bukele, de acercarse a Rusia, es
para fortalecer su mandato, el que es inconstitucional y logrado mediante el
abstencionismo electoral y dominio de la institucionalidad electoral. Es
posible, que veremos a la Fuerza Armada salvadoreña, estar supeditada a rusos y
suframos las consecuencias, del fin de la guerra en Ucrania, arrastrados por la
gran disputa geopolítica que hoy existe entre Rusia y China, contra Estados
Unidos y Europa.
Lo primero que será cuestionado en nuestro país, es la
concesión a intereses turcos de nuestros puertos y lo segundo, los tratados
secretos, firmados con China continental. Centroamérica debe verse como un
todo, con sus intereses en el continente americano y un pensamiento
democrático.
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