Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
Las recientes caídas de las bolsas de valores y aranceles
proteccionistas a la importación mundial, presagia un crack económico y
anticipan un cambio geopolítico que obligara a la recomposición de las
estructuras comerciales mundiales. El Salvador, es como cascara de nuez que
enfrenta un mar tormentoso y va contra la corriente.
La motivación inicial de Donal Trump a imponer aranceles proteccionistas
fue la de revertir la balanza comercial de Estados Unidos, reindustrializándose
y crear una zona de comercio exclusivo, del que se tendrían las materias primas
para el consumo norteamericano. La visión económica y geopolítica globalizadora
se establecido en Bretton Woods, acordada por 44 países en 1944, en el que
Estados Unidos seria el centro financiero, manteniéndose estable hasta el
presente, solo siendo ajustada en 1970. Trump desea revertir unilateralmente
este modelo globalista a uno proteccionista, utilizando para ello, la presión económica
generada por los aranceles.
Un cambio abrupto en el modelo económico mundial, genera
incertidumbre en los mercados, por lo que las bolsas han caído más de un 20%
(renta variable) y seguirá bajando, pues en las cadenas de suministro hay en
incertidumbre sobre costes de producción y la capacidad de compra de los
mercados. Los aranceles impuestos por Estados Unidos forzarían a la devaluación
del dólar y harían más atractivas sus exportaciones, según Trump, sin embargo,
al erosionarse la confianza en su sistema financiero, los grandes tenedores de
sus bonos del tesoro (renta fija y la inversión más confiable, casi equiparable
con el oro) cae y deciden utilizarla como arma económica contra el
proteccionismo de USA dentro de esta nueva lucha comercial, lo cual amenaza una
recesión mundial comparable a la de 1929.
El proteccionismo fue una causa importante que agravó
la crisis de 1929, después de la implementación de la Ley de Aranceles
Smoot-Hawley en Estados Unidos. Dicha ley incrementó significativamente
los aranceles sobre productos extranjeros, lo que llevó a otros países a
adoptar medidas iguales en respuesta, lo que redujo el comercio internacional y
profundizó la Gran Depresión.
Con la globalización y el libre comercio, las empresas
norteamericanas trasladaron su producción a países cuya mano de obra era más
barata o la producción en general era más económica. Lo que dio origen a zonas
de libre comercio de beneficio mutuo, siembre bajo el concepto que el más rico
era el más beneficiado, pues consumía a precio bajo y tenía aquellos bienes que
no era posible producirlos, lo que siempre favoreció a Estados Unidos y esta relación
beneficia al pobre que de otra manera no tendría ningún beneficio (Adam Smith,
padre de la economía). Así Estados Unidos utilizó en su favor la globalización y
cambio su modelo industrial por el de servicios.
Los cambios que pretende Trump, también son hacia el
interior de Estados Unidos, para que el norteamericano realice labores que ya
ha dejado de hacer desde hace más de ochenta años: la agricultura manual y la
prestación de servicios manuales no tecnificados (lava platos, obreros de la
construcción y limpieza en general etc.). lo que ha generado reacciones
adversas entre aliados comerciales y sus propios votantes, pues las economías locales
dependen de la mano de obra migrante.
Internacionalmente se están creando alianzas económicas
impensables: China con Corea del Sur y Japón, Rusia con Afganistán, Canadá con
la Unión Europea. Por lo que Trump está solicitando además de una balanza
comercial favorable a Estados Unidos, exclusividad en sus relaciones
comerciales y geopolíticas, como ya lo exigió a Vietnam, pero este termina
prefiriendo a China, quien ha estado bajo su influencia por 2500 años.
Los cambios internos pretendidos por Trump en Estados
Unidos, han creado controversia con el poder Judicial Federal, pues el eje de la
transformación radica en la expulsión de la emigración, primero la ilegal y
ahora la legal. El equilibrio de poderes
puede romperse si los criterios políticos llegan a ser más efectivos que los de
la Constitución: hoy la crisis radica en si los procedimientos legales o el
debido proceso debe respetarse en la aplicación de los criterios políticos.
Por lo que al recibir El Salvador a deportados no
salvadoreños y ofrecer ser la cárcel externa de Estados Unidos, El Salvador se
pone en el epicentro de la política norteamericana, sobre todo si Nayíb Bukele,
se burla en reses sociales del poder Judicial Federal estadounidense.
La base popular republicana ya muestra cierto descontento
con Trump y algunos de sus Congresistas están haciendo eco de ello. Ya se habla
de boicot a algunas empresas salvadoreñas por el apoyo de Bukele a la política
exterior norteamericana y no hay beneficios a la vista para nuestros migrantes,
ni preferencias arancelarias, tampoco se ha logrado el relajamiento a las
exigencias del FMI que esperaba Bukele y se dan señales confusas sobre si El
Salvador, cubrirá los gastos de los deportados.
En un análisis, la Universidad de Navarra dice que: la
política de Bukele acerca a El Salvador a Estados Unidos, pero al mismo tiempo
el Wall Street Journal escribe “El Salvador de Bukele es un aliado de China” (El
Salvador’s Bukele Is a China Ally. Despite his visit to the White
House on Monday, he is no friend of the U.S.). Hace unos meses la BBC y La Voz de América, habían
publicado artículos sobre la cooperación China en El Salvador, por lo que
podemos anticipar que el nuevo punto de conflicto entre China y Estados Unidos,
en Centroamérica será en El Salvador. Las preguntas son ¿estamos preparados
para una crisis económica? y ¿Bukele ha medido las consecuencias de esta nueva
lucha geopolítica?
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