Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 24 de
octubre de 2016.
El Muro de Berlín
dividió, muy dolorosamente, a la sociedad alemana causando en sus recintos diferentes
efectos. En El Salvador está sufriendo actualmente, una división muy similar
aunque no es un muro de cemento, sí está
claramente definido: serpentea difuso,
separando a la sociedad y creando una confusión de intereses personales y de
cuotas partidarias, cuya existencia se debe a la dicha división social, que en sí, es muro, aunque ideológico.
Comienza a cimentarse
este muro ideológico, con la edición julio-agosto 2002 de la revista ECA,
terminando el 17 de diciembre del 2011, con la publicación de Roberto Pineda en
http://www.simpatizantesfmln.org/blog/?p=10714.
La premisa es que todos los problemas sociales y actuales, derivanse del
proceder de veintitrés familias que, desde la independencia y, gracias al
sistema liberal, se aprovecharon,
destruyendo el indigenismo, de las riquezas y libertades de El Salvador.
Iniciose este proceso, con el nacimiento de Francisco Dueñas en 1810 y diósele fin
con la muerte de John T. Wright, en
1952.
Bajo esta premisa,
plantease soluciones soluciones a las necesidades presentes: Acusase a dicho
modelo, de impedir la libertad nacional creando la desigualdad social, y quedando la libertad
nacional, supeditada a los intereses de dichas familias dominantes. Tal argumentación
justifica el poder interno y de lucha
continua del FMLN, quedando la política
nacional supeditada a tal forma de
pensamiento, aunque superficialmente parece todo proceder supeditado a los
intereses políticos partidarios o electorales.
La base ideológica del
FMLN sostiene la cohesión de su militancia y ésta, en el Gobierno, sostiene al
partido, cuyos jerarcas, interpretando esta teoría, crean una estructura de mando,
que debe sostener una lucha continua para mantener su cohesión y a su vez, generar
ingresos para sostenimiento del partido.
Por lógica fiscal débese llegar a un acuerdo inmediato en la
aprobación de la emisión de bonos, necesario para romper el “default” que tiene
hoy el país; más, en la lógica del partido Gobernante, pagar una deuda, que da
utilidades especulativas, es un robo al Estado que sólo alimentará a la clase
“dominante”, dueños de las AFP. Pero débese considerar la realidad: el gasto público lo consumen
principalmente, los salarios de empleados
públicos. El Gobierno ha realizado, desde el 2011, 45,000 nuevas
contrataciones, en beneficio exclusivamente de simpatizantes del FMLN, y además sirven como activistas políticos
aportando al partido Gobernante el 15%
de su salario, como pago por el otorgamiento de la plaza. En total, obtiene el
partido, $ 5.4 millones mensuales de comisiones, es decir, $ 64.8 millones
anuales.
Producto de dicha
ideologización es el desinterés mostrado por la iliquidez del IPSFA, pues
ningún Gobierno omitiría el pago a una de sus instituciones previsionales - $
1,800 millones de dólares – sin un previo plan: obligar a 22,000 veteranos, a
no recibir su pensión o, a conformarse con una, no equivalente a la recta
cotización, sino sólo al salario mínimo, castigando así, sus acciones durante pasado conflicto armado.
Este muro ideológico,
ha creado dos realidades nacionales representadas políticamente: y hace muy difícil
un entendimiento fácil entre Gobierno y oposición, en base al principio de la “prudencia
política”, la cual pretende el acomodo de los principios ideológicos con las
necesidades prácticas, en base a la fuerza del contrario. La alienación
ideológica del FMLN y sus necesidades prácticas de poder, le hacen sostener que
el triunfo electoral del Ejecutivo, es suficiente para justificar el
rompimiento del equilibrio de poderes y sobre todo, la aceptación universal de
sus medidas. Esto les hace ver que la oposición es reducida al alto
empresariado y a la cúpula de ARENA, y están equivocados: es el mismo error que
ha cometido el chavismo.
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