El Papado de Francisco
I, representa para Latinoamérica, el triunfo de la “neocristiandad”: es la
legitimación de la Teología de la Liberación. Pero Latinoamérica se encuentra
saliendo del Socialismo y éste, en vez de ser una panacea social, ha quebrado a
los países que lo han adoptado, sirviendo de pretexto, para las nuevas
dictaduras. Y, en definitiva, pone en conflicto con la realidad
latinoamericana, la nueva línea teológica
de la Iglesia Católica.
Nicolás Bajo Santos,
del Instituto de Estudios Políticos para América
Latina y África (IEPALA), de Madrid, caracteriza esta tendencia, como la sensibilización
social de la Iglesia latinoamericana y su involucramiento político, bajo las
ideas de Camilo Torres y Gustavo Gutiérrez.
De las cuales se derivarán las diferentes formas y tendencias de la
Teología de la Liberación, que van desde
la tendencia más “suave”, que es la ortopraxis marxista, hasta la más radical, que es la “Iglesia Popular”, la cual rompe con la autoridad eclesiástica y
la función divina del Cristianismo.
Para
entender estas diferentes corrientes, es conveniente leer los escritos del
sacerdote jesuita argentino, Juan Carlos Scannone, seguidor de la Teología de
la Liberación pues de ellos, deducimos que, el Papa Francisco, se encuentra
dentro de la corriente de "la teología desde la praxis pastoral de la
Iglesia". Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Rutilio Grande, siguieron la
corriente “de la teología desde la praxis de grupos revolucionarios”. Ignacio
Ellacuría y otros sacerdotes de la
UCA, siguieron "la teología desde
la praxis de los pueblos latinoamericanos" en las cuales se ve al
cristianismo "desde una perspectiva histórico-cultural". Sin importar,
la tendencia que sigan, siempre tendrán al marxismo como una de las fuentes
referenciales de sus creencias.
Las ideas
marxistas, sustentadas materialmente por los intereses geopolíticos soviéticos,
fueron enarboladas, como bandera por las facciones revolucionarias
latinoamericanas, luego de la Guerra Fría, hasta alcanzar el poder en
Venezuela, Argentina, Brasil, Chile, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y El
Salvador; para desmoronarse luego, bajo
el peso de la corrupción y mal gobierno, lo cual crea, un segundo desfase
histórico de la Iglesia Católica en Latinoamérica, lo cual lejos de acercar al feligrés, le aleja.
La
formación de las Comunidades Eclesiales
de Base (C.E.B.), fue un medio de involucramiento político de la feligresía
latinoamericana, en los años 70´s y 80´s,
pero por su identificación revolucionaria, alejó al feligrés devoto, ávido de consuelo espiritual, sin interés por
la política y, favoreció que éstos, engrosaran las filas del protestantismo. Seguir
sustentando esas ideas, choca ahora con
la realidad de los países que están bajo el Socialismo del Siglo XXI, que sólo da al “pueblo” hambre y opresión.
Bajo la Teología de la Liberación, el “pueblo” es entendido como el producto
antagónico de los intereses capitalistas; sin embargo, los opresores son hoy,
los mismos socialistas, lo cual crea una
contradicción que quedó recientemente al descubierto, en la reciente reunión
del CELAM en San Salvador, cuando se trató el caso de Venezuela.
El
nombramiento de Monseñor Rosa Chávez como
Cardenal, reafirma esa tendencia de la Iglesia en El Salvador y, para asegurar
junto a otros cardenales, de igual tendencia, la continuidad de la Iglesia, en
esta línea teológica, bajo un futuro
pontificado. Pero de insistir la Iglesia Católica, en esta línea, podrá tener
un mayor activismo político, pero
disminuirá, en igual proporción, su ascendiente moral y religioso, pues hará suyos los errores políticos de la
lucha por el poder en Latinoamérica.
Esta
pérdida de poder del catolicismo, en su ascendiente latinoamericano, será siempre
capitalizada por el protestantismo o, engrosará la tendencia de conservación de
las ideas tradicionales, sin sujeción política, iniciada por el lefebvrismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario