Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Recientemente, en
conferencia de prensa, el Ministro de Defensa General David Munguía Payes, afirmó:
“en El Salvador, se vive un conflicto de
baja intensidad”; errónea afirmaciones,
que no es acorde con la doctrina militar, y ni con la la naturaleza de la violencia que se vive en
El Salvador, pero que sí, puede indicar un peligro subyacente a la democracia
salvadoreña.
Sugiere tres posibles
hipótesis: 1) Plataforma política para cuando el General Munguía Payes sea
removido del cargo, 2) Justificación ante el reclamo de Estados Unidos y la
relatoría de la ONU, por la violencia interna, 3) Justificación de acciones
conjuntas: Fuerza Armada – PNC – Militancia, ante la pérdida de poder, del FMLN.
No es posible en El
Salvador, un conflicto de “baja intensidad”
porque no existen objetivos políticos, sino económicos. Sin embargo, es posible que sí se convierta en conflicto
político, en medida que el presente
Gobierno lo justifique, como pretensiones políticas o, el FMLN, le induzca a justificarse políticamente, como
lo ha propuesto ya el Ministro de Defensa. Por ahora, la PNC, Fuerza Armada y
el personal de seguridad privada, que
suman 55,000 hombres, no han podido
contenerlo.
Desde lo evidente de
los resultados, del plan de seguridad,
sólo hay patrullajes, para una
disuasión y contención, en flagrancia y,
los golpes a las pandillas, con capturas masivas, llevan muchos meses
planificándose, siendo limitado el daño
a las mismas: liberándose en pocos días, a los capturados, por lo deficiente de las pruebas aportadas
judicialmente. Constituye esto un mal
manejo de la fuerza pública: la Fuerza Armada es sólo acompañante de la PNC, en un rol que podría
cambiar si se considera que en El Salvador hay un conflicto interno de
dimensiones desbordadas policialmente, y se podría seguir la tendencia
brasileña actual de “militarización”.
Esto podría hacer que
el General David Munguía Payes, podría ser indispensable ante el criterio de
Salvador Sánchez Cerén, pues los reiterados errores cometidos, hacia el
interior de la Fuerza Armada (cambios y ascensos por compadrazgo e
ideologización y el sometimiento de tropa al mando policial) han minado la
moral y capacidad de la Fuerza Armada, por lo que el General Munguía Payes ya
es “conflictivo” para el Presidente.
La imposibilidad de
detener el flujo de drogas hacia Estados Unidos, puede ser justificada por un
conflicto interno incontrolable, que
necesita más recursos y, mayor libertad de
acción de la Fuerza Armada, invirtiendo los roles actuales de la Fuerza Armada
– PNC. Sugiriendo que la Fuerza Armada, ejerza un control nacional, para
contener este “conflicto de baja intensidad”.
Tales pretensiones en
tiempo electoral, y cuando se espera un
triunfo de la oposición, crean un peligro real para la democracia, pruébalo, la
experiencia de Honduras con Nasralla, a
quien nuestro Gobierno, apoyo y ofreció a sus grupos de choque, de manera
encubierta. No debe de olvidarse que el FMLN ofreció combatientes a las FARC y
a Venezuela, para defender la revolución Chavista.
El FMLN, ha procurado tener el control de las Juntas
Receptoras de Votos, mediante la
manipulación de los padrones de ciudadanos y de la abstención. También tiene el
control de la transición de datos, mediante un escaneo paralelo y, ha preparado a sus bases para acciones de calle. También ha planteado ya,
ante el Tribunal Supremo Electoral, la
cancelación de ARENA, como partido político.
El Ministro de
Seguridad, los altos mandos de la PNC y el Ministro de Defensa, sienten una empatía por las maras, pero los mandos medios y bajos, que las
enfrentan, sienten lo contrario: esta contradicción afecta operativamente el
combate a la delincuencia y, un enfoque militar en este momento, podría dar paso a la utilización política de
la fuerza pública.
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