Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Es importante en este
momento poder determinar lo que pasará en el futuro cercano, entre las diferentes
fuerzas políticas. Dicha necesidad, motiva el análisis de la relación
Bukele-FMLN, pues de ello dependerá la
estrategia correcta que en el futuro siga la oposición.
Prevalece por ahora la
creencia de que la separación FMLN-Bukele es definitiva y por esto, el ataque a
la corrupción de Bukele, es innecesario e inconveniente; Bukele será quien logre
destruir al FMLN. Se considera que los únicos que deben de atacar al FMLN, son
los grupos cívicos y las asociaciones empresariales, para que el desgaste político, no recaiga
sobre ARENA y, que este haga una propaganda basada sólo en proposiciones y la
imagen de sus candidatos. Esta apreciación es errónea: en la recta final de las
elecciones del 2019, se dará la unificación Bukele –FMLN.
Y así, la existencia de
los grupos cívicos y los ataques que ellos y las gremiales lanzan, es por la
conciencia de la necesidad de denunciar el peligro para la sociedad
salvadoreña, de la estrategia del FMLN, llenando el vacío político que deja la
inacción de ARENA. Por esta razón considera el FMLN que ARENA no es un peligro
político, pero sí lo son las asociaciones cívicas y las gremiales empresariales.
La izquierda se
estructura por “tendencias”. Y siguiendo la lógica y evolución de estas, podemos predecir que el antagonismo entre Nayib Bukele y el
FMLN, tendrá corta vida habiendo una reunificación, ante las
elecciones del 2019. Lo que aún no se puede predecir, es quien tendrá la
dirección interna o, si habrá un acuerdo de administración igualitaria.
Cómo antecedente
citamos que, durante los años 60´s, surgieron los movimientos revolucionarios, que se dividieron en cinco grupos, PCS, FPL,
ERP, RN y PRTC. Esta primera ruptura,
permitió que cada uno, evolucionara y
creciera. Este fenómeno se presenta cuando
hay divergencia de pensamiento en la concepción de la estrategia y, en la unidad
de mando, como ha sucedido hoy.
El enfrentarse a un
enemigo común, motiva el nuevo acomodo de los mandos, de acuerdo a las necesidades operacionales; lo
cual se presenta en la ejecución táctica de sus objetivos y, obliga a la estructuración coordinada del FMLN
guerrillero, frente a la fuerza gubernamental.
Cuando se han logrado
los objetivos, siempre se da una nueva división de poder, porque desaparece la amenaza común: así sucedió
con la primera gran purga del FMLN político: Joaquín Villalobos. Considerar que
ARENA ya no es una amenaza, ha permitido
que surja una nueva lucha de poder, liderada
por Nayib Bukele, quien es apoyado por todas las fuerzas de izquierda, contra
la cúpula del FMLN y no, contra los fines y objetivos del partido.
Confirma que puede
haber una unidad futura, si las condiciones lo ameritan, la candidatura de Michelle
Sol, la heredera política de Nuevo
Cuscatlán, que tiene el apoyo directo de Nayib Bukele, por ser una de sus
allegadas y, su candidatura es
propuesta por la alianza FMLN, CD, PSP y
PSD, con los símbolos de Bukele a un
costado.
La renuncia de Mario
Durán, como candidato al Consejo
Municipal de Alcaldía de San Salvador por el FMLN, se debe a la disputa interna
de los fondos europeos, entre Bukele y
Jackeline Rivera, dentro de su esquema de corrupción personal y no se origina
en una lucha ideológica o de poder, más allá de la municipalidad de San
Salvador.
Conclusión: Bukele y el
FMLN se unirán en el futuro para la contienda presidencial del 2019. La
relación de poder dentro de esas fuerzas, dependerá de las elecciones del
cuatro de marzo.
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