Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
La fracción de
ARENA, dirige, por primera vez desde hace
varios años, la Asamblea Legislativa y, la harán responsable de muchos de los
acontecimientos que devendrán, en los próximos meses. La fracción de ARENA es
el escaparate del partido y del posible futuro gobierno de ARENA: se espera que
cumpla las expectativas trazadas el cuatro de marzo.
Fue claro el mensaje que
la población dio el cuatro de marzo: no queremos corrupción del funcionario
público; este ha sido electo para servir y no, para servirse de los bienes del
Estado, ni para ocular el poder político en su beneficio. Este mensaje no fue
exclusivo para un partido político y, el
descalabro del FMLN, permitió que los otros partidos, pudiesen subir
políticamente, sin aumento en sus votaciones.
La percepción popular de
la corrupción en el sistema político es lo que favoreció movimientos como “primavera
árabe” y, de “indignados” en Europa, que
forzaron el aparecimiento de nuevas estructuras políticas, sin los estigmas de
la corrupción de los partidos tradicionales. Este fenómeno concretose con el
aparecimiento de Podemos y Ciudadanos, en España y, el triunfo de Emmanuel Macron
en Francia. Este mismo fenómeno desató las recientes protestas en Nicaragua.
Hay un cansancio social por los abusos de los
políticos: jugosos sueldos y privilegios, que derivan de un cargo de elección
popular o del apoyo político a un funcionario electo y que luego lo justifican
como si derivase de una relación privada y patrimonial.
Con el pie izquierdo ha
entrado ARENA: si bien tiene como Presidente, a Norman Quijano, uno de los
Diputados más votados, pone de jefe y subjefe de fracción, a los Diputados más cuestionados
en cuanto a probidad. El FMLN también
entró con el pie izquierdo, al nombrar a sus diputados no electos, como
asesores de la fracción, para
mantenerles el sueldo, cuando el mensaje electoral fue: “no los queremos más”.
Si la fracción de ARENA
no renuncia a ninguno de sus privilegios legislativos, enviará un mensaje negativo
al electorado, este se lo cobrará a
Carlos Calleja, permitiendo que el
populismo surja.
Los libros electorales,
ya completados por Nayib Bukele, son
prueba de la fuerza de su populismo que no debe menospreciarse. Aún no tiene
Bukele partido definido, pero cualquier
partido pequeño, podría considerarlo su candidato, pues advierten el potencial
electoral que pueden tener, aunque
significase pesadilla social para El Salvador.
El desgaste del FMLN asegura un triunfo presidencial de ARENA, pero si el votante común, percibe que ARENA no ha entendido el mensaje
electoral pasado, votará por una
alternativa diferente al FMLN y a ARENA,
o la disciplina de partido del FMLN, se impondrá en las próximas
elecciones y retendrá el poder por cinco años más.
La responsabilidad de la
fracción de ARENA, en la presente legislatura, no es dar tal o cual ley, apoyar
o no, a un candidato a la Corte Suprema de Justicia y nombrar al Fiscal General
de la República, sino dar el mensaje de cambio hacia la responsabilidad y
probidad del funcionario público; de lo contrario, inducirá a la abstención
política de sus afiliados o al voto en favor del populismo. Todas las organizaciones cívicas y gremiales
que calladamente, hicieron la labor del voto informado y, mantuvieron el voto
cohesionado dentro de la Derecha, podría
no ser suficiente para garantizar esa cohesión, en derredor de la candidatura
de Calleja, si la fracción de ARENA no
da las señales indicadas, pues estas
darán la percepción, de lo que podrá ser un futuro Gobierno de ARENA
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