Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
La presente crisis en Venezuela, ya no depende de las
fuerzas internas, sino de las fuerzas ejercidas por los grandes bloques
hegemónicos mundiales. Venezuela, bajo una tiranía manifiestamente impopular e
ilegítima, sólo es mantenida por los intereses mundiales de Rusia, China e Irán
y sus aliados, en disputa hegemónica con Estados Unidos, con la posibilidad de
convertir a Venezuela en una región inestable como Siria lo es actualmente y,
existiendo el riesgo de una diseminación del conflicto, a las áreas de
influencia del ALBA.
Venezuela ha tejido una red de alianzas regionales con
países pequeños, a partir de los proyectos ALBA y Petrocaribe. Y, con países
hegemónicos gracias a su posición de país exportador de petróleo y su geografía,
brindando bases y puntos de expansión geopolítica, contraria a los Estados
Unidos y sus aliados. Si no fuera por todo este entramado internacional,
Venezuela hubiera sido fácilmente condenada en el foro internacional, pero no
lo ha sido. Cualquier sanción contra Venezuela en la ONU, se topará con el veto
de Rusia y China. Y si es en la OEA, Venezuela tiene la mayoría, gracias a los
países que están dentro del ALBA (incluyendo a El Salvador) aunque se le hayan
retirado algunos ya.
Nicolás Maduro al desconocer la legitimidad del Congreso
y nombrar una Constituyente, al ser electo sin la participación de la
oposición, estableció su propia ilegitimidad, pues no cumplió los requisitos
constitucionales para un nuevo período y, al juramentarse Juan Guaidó, éste no
lo hizo frente al Congreso y de allí deriva su ilegitimidad, por lo que son dos
situaciones de fuerza enfrentadas y sostenidos por potencias extranjeras.
Internamente Nicolás Maduro, está sostenido únicamente
por la Fuerza Armada y las Milicias. Desde la muerte de Hugo Chávez, el pueblo
venezolano, ha buscado un cambio a su crisis social, sin embargo, la mediación
internacional, sólo le ha dado respiros al régimen, pues mientras se le afloja
la presión internacional, el régimen cierra más los espacios internos a la
oposición.
Los intereses de Rusia y China en Venezuela son
geopolíticos, pues teniendo un aliado en Maduro, se aseguran un obstáculo en
Latinoamérica a la influencia estadounidense, con las ventajas geoestratégicas
que esto conlleva. Lo mismo Irán, que ve en ese país, su base para la expansión
islamista en el continente americano.
Rusia, no tiene la capacidad de ayudar económicamente a Venezuela, pero sí de apoyar
política y diplomáticamente a ese país. Putin suele ser muy leal con sus aliados,
como lo ha hecho con Bashar Háfez al-Ásadn en Siria y, de allí que se considere
que Venezuela podría convertirse en la Siria de Latinoamérica. Rusia, para
convertirse en la potencia que fue la Unión Soviética, debe de romper el cerco
que se estableció sobre ella durante la Guerra Fría y de allí su interés en el medio
oriente y hoy, en Venezuela. China, será más cauta y podría conformarse con
salvaguardar sus intereses en la región.
El ultimátum que le han dado varios países europeos a
Maduro, para la celebración de nuevas elecciones en Venezuela, es una salida a
la actual crisis, sin embargo, parece que el régimen, no ha desarrollado todo
su potencial de defensa, pues aún no ha hecho uso de todo su potencial militar
y al parecer, aunque existen algunas disidencias, éste se mantiene cohesionado
y esto es por la ideologización lograda por el chavismo.
La crisis venezolana, no será resuelta por los
venezolanos, sino por los acuerdos a que puedan llegar las grandes potencias
hegemónicas, los venezolanos sólo pondrán la sangre, que ya se derrama en las
calles de Caracas, buscando sólo libertad y bienestar.
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