Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION http://publicacionaccion.blogspot.com
La manifestación popular del 15 de septiembre, fue del
pueblo salvadoreño, expresión soberana, en repudio al presente Gobierno y, desde
la primera manifestación, en la plaza de la Constitución, hasta ésta última,
han ido sumándose integrantes, en cuanto que el Gobierno ha atacado los intereses
de la ciudadanía: debemos analizar sus
implicaciones y la maniobra geopolítica de Bukele, para su consolidación: por
la cual los salvadoreños, perderán su calidad de ciudadanos, convirtiéndose en
siervos de una dictadura, al servicio de intereses extranjeros.
El Gobierno se ha excedido en los límites de su
mandato, conforme a las leyes establecidas, por lo que, al romper el orden
constitucional y, la institucionalidad nacional, la legitimidad de su mandato
se ha perdido y la ciudadanía, no pudiendo expresarse en las urnas, opta por
manifestar en las calles la razón de su repudio.
La destrucción del Órgano Judicial, el desvío de las
funciones legislativas, la anulación de los partidos políticos (exceptuando el
oficial), cierran los espacios democráticos para la manifestación de la
soberanía y es la calle, el único escape.
Los repetidos ataques a las gremiales y la
sobresaturación de propaganda gubernamental, en las redes sociales por medio de
troles, ha sido ya superada, por los participantes opositores de carne y hueso,
lo que ha vuelto al Gobierno, progresivamente, más incisivo en sus ataques a
periodistas, jueces y particulares que se le oponen.
El Presidente
Bukele, procura contrarrestar los señalamientos de corrupción a su Gobierno,
convirtiendo a El Salvador en una pieza de la geopolítica mundial, jugando
contra quien le señala de corrupto: Estados Unidos y, responsabilizando a la
comunidad internacional, del financiamiento, de las manifestaciones soberanas
de descontento.
El enfrentamiento comercial que se está viviendo entre
Estados Unidos y China continental, es muy parecido a lo sucedido en la Guerra
Fría, cuando Centroamérica, fue un territorio en disputa, en un conflicto de
baja intensidad. Conflicto que no hubiese sido mantenido, sin la logística de
las potencias extranjeras. Desde Panamá a Guatemala, se derramó sangre, con
actores y justificaciones nacionales. En esta lucha, México compró su
neutralidad, permitiendo la logística, desde Cuba y Honduras y, se convirtió en
un centro de abastecimiento para la Contra Nicaragüense y para el FMLN,
mientras sufría tensiones políticas internas por ello; Nicaragua fue el
receptor del terrorismo mundial: Hamas, Hezbolá, Brigadas Rojas,
Baader-Meinhof, Fracción del Ejército Rojo, ETA etc.
Hoy pretende Bukele, nuevamente llevarnos a este foco
de tensión mundial, en el cual se perfilan ya, las nuevas alianzas militares,
que están amenazando la existencia de las heredadas de la Segunda Guerra
mundial: la OTAN y la cercanía entre Estados Unidos con Europa.
El deseo expresado por el Vicepresidente Ulloa, de
relacionarnos únicamente, con el ALCA (Área del Libre Comercio de las
Américas), es para buscar relación, sin Estados Unidos y Canadá, como hecho,
del acercamiento a los opositores de dichos países. Esto tendrá implicaciones
para El Salvador: primero, lo sufrirá la comunidad salvadoreña en Estados
Unidos, luego nuestra economía y, por último, los salvadoreños que confían en
la institucionalidad democrática, para su vida diaria.
La manifestación en las calles, anula la legitimidad
de los actos de Bukele y, es expresión de pertenencia a un Estado de Derecho y
no, a una dictadura. Cada salvadoreño que pretenda conservar su forma tradicional
de vida y, sus ansias de buscar progreso en el país, debe salir a las calles,
expresando su pensamiento de repudio al Gobierno autocrático. La expresión
soberana de hoy, protegerá a las generaciones futuras. El país es de los
ciudadanos y no de quien se proclama dictador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario