Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Por el uso compulsivo del Bitcoin, por parte del Gobierno,
todos los indicadores económicos nacionales cambian y se comportan, de manera
distorsionada, en grado mucho mayor que el causado por la pandemia: sus efectos
negativos, se ven potenciados por la compulsión ludópata; en el extranjero, ya
se habla de la ludopatía macroeconómica de El Salvador.
La ludopatía es
una enfermedad psicológica: se caracteriza por un fracaso crónico y progresivo,
en resistir los impulsos de jugar apostando dinero. La insistencia del uso del
Bitcoin, pese a las advertencias internacionales y de los efectos económicos adversos
en El Salvador, hace sufrir a la economía salvadoreña, tal enfermedad.
El alza del queso y de los demás productos de la
canasta básica, es efecto de esta ludopatía. Y en vez de corregir los efectos
económicos adversos de la pandemia, con medidas económicas sensatas, se insiste
en resolverlas con un juego de apuestas.
Para sostener esta ludopatía, además del riesgo de la
estabilidad económica del país, es necesario ejercer un dominio sobre el
sistema judicial y, retirar a cualquier juez, que pueda obstaculizar las
decisiones del Ejecutivo o, de los sistemas de contraloría interna.
Para disimular los efectos de la ludopatía, es muy
probable que se impongan sanciones a los intermediarios económicos: probar que
el alza de precios, es producto de la especulación, comenzando con los
importadores de quesos, hasta llegar a otras importaciones básicas.
El ansia de justificar una inversión en Bitcoin,
genera absurdos económicos, como esperar el alza del Bitcoin, cuando éste ya no
pueda ser minado y, ante la escasez del mismo, elevar su precio. Tal falacia no
es posible, cuando existen muchas criptomonedas en pugna y han detenido su
crecimiento (especulación) por efecto de la elevación de la tasa de interés de
la FED (Sistema de la Reserva Federal). Y si le sumamos la crisis ucraniana, la
amenaza de una guerra, obliga a los inversores a refugiarse en activos estables
o de demanda, en tiempo de conflicto (oro, petróleo y alimentos).
Mientas El Salvador, se hunde, las apuestas siguen,
consumiendo la escasa liquidez nacional, que prontamente, enfrentara la
iliquidez, al no poder pagar sus compromisos internacionales primero y luego,
los nacionales. Este es el mensaje que nos envían, desde el exterior, las calificadoras
de riesgo. con una clasificación CCC.
Por esa razón, el FMI, recomienda una disminución en
los gastos internos y una recaudación tributaria más alta, con tal de
equilibrar las finanzas públicas. La razón de supresión del FODES a las
municipalidades, ha sido para alimentar los gastos del Ejecutivo y poder
disponer de liquidez, para especulación con el Bitcoin, pero sus efectos, son
el alza de los impuestos municipales, hasta un punto de insostenibilidad, lo
cual obliga al Ejecutivo, a pretender regularlos, para evitar un efecto
político electoral adverso, agudizando la crisis nacional.
La lucha de poder dentro de la Corte Suprema de
Justicia y el desafuero de los mismos Diputados de Nuevas Ideas, sólo advierten
el grado de descomposición de las instituciones nacionales que, al dejar de
operar en su función Constitucional, sólo obedecen a la fuerza y así, el riesgo
financiero se acrecienta.
El desafuero de los diputados de Nuevas Ideas, es la
primera advertencia de que la institucionalidad, caerá contra quienes no
aprueben al régimen, sean políticos, empresarios, periodistas o personas
comunes. Todas estas medidas del Gobierno, sólo aíslan al país, que queda en
manos del autoritarismo y la delincuencia organizada. Mientras tanto, el
Gobierno, ve en la emigración, un fenómeno favorable para él y su trato con el
crimen organizado, le asegura el control territorial: todo generado por la ludopatía
del dictador.
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