Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
La pasada Guerra
Fría fue lucha geopolítica: opusiéronse dos sistemas ideológicos: el
capitalismo y el comunismo. Hoy entiéndese, que la economía globalizada es el
pilar de cualquier sistema político y su pujanza, el eje de la fortaleza
política, pero el cómo alcanzarla, genera, una nueva lucha ideológica, que se
expresa en el campo geopolítico y, por ello, vemos un proyecto de Ley, para
resguardo de la democracia, ante el autoritarismo.
Esta nueva lucha,
puede claramente apreciarse, en el campo diplomático, pues no invitar a dicha Cumbre de las Américas, a
Cuba, Nicaragua y Venezuela, fue por ser países autoritarios, violadores de los
Derechos Humanos, con economías hoy irrelevantes a causa de sus sistemas
políticos. Durante dicho debate, los analistas mencionaron a El Salvador, como
un cuarto país, que en un futuro cercano, podría quedar fuera de dicho foro:
nos aislaríamos del pensamiento político occidental, dentro de esta nueva lucha
geopolítica.
El populismo,
represión económica y autoritarismo, son tres características que compartimos
con Cuba, Venezuela y Nicaragua. Por tales características, nuestra economía va
a la baja, y aumenta la emigración; eludiendo la responsabilidad exclusiva del
Estado, nuestra Cancillería afirma, que la responsabilidad de la migración,
debe ser compartida con los Estados receptores.
Tal aseveración,
implica desligar al Estado de la responsabilidad de la seguridad y economía,
siendo que la reglamentación de las mismas, depende del Estado, en base a los
criterios políticos aplicados en su territorio.
La comunidad de
pensamiento, ayuda mutua y, búsqueda de intereses comunes, permiten que en una
región, la sociedad sea fuerte y estable, como Europa lo es hoy. Por la
existencia de la emigración masiva hacia los Estados Unidos, es que los
senadores y congresistas, demócratas y republicanos de ese país, proponen una
Ley, protectora de los sistemas democráticos, ante las tiranías, pues la pobreza
y emigración débense, a éstas.
El Salvador, Cuba,
Nicaragua y Venezuela, generan una emigración innecesaria, creando caos en
otros países: sus sistemas políticos, expulsan a su nacionales, para que
busquen una vida mejor, en condiciones políticas favorables para el desarrollo.
Nuestro Gobierno, equilibra la balanza de pagos, gracias a las remesas, o sea que
el bienestar logrado en otros Estados, sirve para sostener nuestra economía
nacional.
La emigración
forzada se da por las pésimas condiciones económicas en el país de origen y por
la incapacidad del Estado, de proteger a sus ciudadanos, permitiendo que el
crimen organizado, domine el territorio e imponga cargas económicas a la
población. Por lo que un país extranjero, carece de responsabilidad en la
inmigración.
El Salvador, va en
camino de un mayor aislamiento y con ello, la importación se encarece y la
exportación pierde competitividad, generando mayor emigración. El audio del
Ministro Carlos Marroquín, en el que da a entender su función de mediador,
entre el Gobierno y la pandilla, revela un acuerdo, cuyos efectos han sido, la
no extradición de pandilleros y, una extorsión “controlada”, que genera mayor
emigración, de la cual, no es responsable ningún país extranjero.
Mientras que el
Estado de El Salvador, pretenda resolver con populismo sus problemas, éstos se
agravarán; si pretendiese mantener las funciones del Estado, con el dinero de
los ciudadanos: habrá más pronto que tarde, un colapso social. Si el Estado,
cierra más los espacios políticos y, pretende lograr la estabilidad, mediante
la Fuerza Armada, habrá más emigración y, colapso económico.
Cada medida del
Estado, es un error sumado a su contra, pues el populismo se mantiene, mientras
la realidad, no se imponga y la economía, crece o se deprime, en la medida que
la libertad política o económica, disminuyen.
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