Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
La segunda administración Trump, se caracterizará por el
pragmatismo capitalista favorable a Estados Unidos; el cual busca la
reactivación económica de Estados Unidos
y una mínima intervención en el extranjero,
limitada a sus intereses nacionales.
Este pragmatismo capitalista se reflejará en las relaciones con El Salvador,
que se ha alineado con intereses antinorteamericanos y que ha hecho de la
emigración y el crédito internacional, la base de la economía salvadoreña.
La forma de negociar de Trump, es mostrar una política
agresiva, confrontativa y extrema, para parecer conciliador y tolerante sobre
la mesa de negociación, pero alcanzando todos los objetivos planteados
originalmente, en favor de los intereses económicos de Estados Unidos.
La hegemonía de Estados Unidos, se ha sustentado en su
poder económico y la superioridad tecnológica. Para conservarla, es necesario
que Estados Unidos produzca en su suelo y reclute las mejores mentes
tecnológicas, sin importar su país de origen. Para lograrlo, es necesario que los
estadounidenses, recuperen sus empleos, ocupados en su mayoría por inmigrantes
y las empresas multinacionales, regresen a suelo estadounidense. Para lograrlo,
bajaran los impuestos internos y elevaran los impuestos de importación.
Los señalamientos sobre Canadá, México, Panamá y Dinamarca,
marca los puntos económicos y estratégicos para Estados Unidos. Los Tratados de
Libre Comercio con Canadá y México, sufrirán una reversión, hasta que le sea
beneficioso para Estados Unidos y las empresas establecidas allí, retornen a
Estados Unidos, de esta manera, cerrarán las puertas a productos chinos,
maquilados en dichos países.
El canal de Panamá, bajo administración panameña, con
operaciones portuarias cotidianas, dirigidas por una empresa China, seguramente
retornaran a la dirección operativa norteamericana, con aranceles y paso
preferencial a la armada norteamericana. De lo contrario, seguramente habrá
sanciones económicas severas para Panamá, que lo perjudicará en su “zona de
libre comercio”.
El bulo sobre la invitación preferencial de Bukele a la investidura
de Trump, fue para hacer creer a los salvadoreños, que Estados Unidos apoya y
copia el modelo de seguridad de Bukele, cuando Trump, señaló en su campaña, el
engaño sobre la misma y lo perjudicial que era para Estados Unidos.
Declarar “terrorista” a la mara salvatrucha (MS 13) y a los
Cárteles mexicanos, con los que guarda estrecha relación el Gobierno salvadoreño,
complica las relaciones con Estados Unidos y las vuelve mas difíciles, por su
cercamiento con China y Rusia, ofreciendo a El Salvador, como puerta geopolítica
para Centroamérica.
La corriente generada por Trump, ha hecho que los millonarios
norteamericanos y sus empresas transnacionales, se alejen del progresismo y
muestren un rostro conservador. Esta corriente, debería en El Salvador, favorecer
grupos políticos conservadores, pro intereses norteamericanos, considerando que
la libre iniciativa y el Estado de Derecho, son el camino para la productividad
y la sustentabilidad nacional.
El libre desarrollo empresarial, no solo traería bienestar
nacional, sino que podría ser el polo democrático estabilizador de la región,
que vería en Estados Unidos su conveniencia geopolítica.
El favorecimiento del islam en El Salvador, traerá inevitablemente
el radicalismo islámico, y la desaparición del Estado moderno (separación
iglesia – Estado) el cual es el caldo de cultivo óptimo del terrorismo
Islámico. La estabilidad alcanzada por las negociaciones con el crimen
organizado, serán insostenibles a futuro, por las nuevas políticas de Estados
Unidos.
Si Estados Unidos se fortalece, China disminuirá su
presencia de Centroamérica y de ser lo contrario, podríamos estar en la primera
fila del siguiente conflicto, el cual será entre Estados Unidos y China; un
conflicto de mayores proporciones del que vivimos en la Guerra Fría, el cual
nos causó más de 70,000 fallecidos, y un caos social que aún nos afecta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario