Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
El caos en los
puertos, las municipalidades, legislación de la construcción y en las
jurisdicciones de los Tribunales; es generado por la revolución introducida desde
el Gobierno, que intencionalmente lo utiliza para gobernar sin oposición, como
lo establece Giles Deleuze en la obra “Contribución a la Guerra en curso,
cuando dice: “el terror y la crisis, ante todo, maneras de gobernar”. Por lo
que es necesario ahondar sobre esta técnica revolucionaria y analizar sus
efectos en la vida cotidiana del salvadoreño.
El germen del
caos en los puertos, es anterior a la administración de Yilport. Todo comenzó
con una mayor injerencia del Ejecutivo y la militarización de las operaciones,
para que, al formalizarse el cambio de administración, las complicaciones de su
manejo escalarían, y así plantear nuevos cambios y justificar el alejamiento de
los convenios adquiridos previamente.
La crisis
municipal, que se desarrolla en el caos del alza en las tazas municipales, fue provocada
por la supresión del FODES y la unificación de los municipios, la disminución
del personal administrativo y el abandono de los servicios que por su
naturaleza deben de brindar las municipalidades. Ahora que se desbocan los
impuestos, el Gobierno central, llámales corruptos y “estafadores”, sirviendo el caos actual, para nuevos
planteamientos políticos y mayor concentración de poder
El Régimen de
Excepción, lleva al sistema judicial al colapso, justificando procedimientos
masivos que no se ciñen al debido proceso y que permiten aprobar una
legislación que termine de suspender las garantías procesales y facilita el uso
del aparato represivo del Estado, en favor de si mismo y no, al servicio del
ciudadano.
Al introducir
caos, o sea mayores reglamentaciones en un determinado sistema sin la
preparación adecuada y acorte con la realidad, este terminara colapsando y justificará un cambio, el cual será mas
agresivo y siguiendo la línea revolucionaria del gobierno. Un ejemplo es el caos
en que se verán los notarios, luego de la entrada en vigencia de la nueva
normativa, haciendo que el notariado, haga colapsar el sistema bancario y las
relaciones entre particulares, para así introducir nuevas regulaciones y hagan
desaparecer al notario en su forma tradicional.
El caos municipal,
ha sido creado, para hacer desaparecer la autonomía municipal y que los
alcaldes, consulten previamente al Ejecutivo todas sus decisiones, ralentizando
el funcionamiento municipal, el cual debe ser el más dinámico, expedito y ágil
de la administración pública, justificando su desaparecimiento y la absorción
de sus funciones por alguna otra entidad administrativamente superior.
Por lo
anterior, debemos esperar que las alcaldías desaparezcan, pasando sus
atribuciones a los gobernadores departamentales. Un cambio de este tipo, tendría
que armonizarse con la distribución administrativa recientemente hecho y se de
una tendencia en la disminución de los departamentos y un cambio en el número
de diputados.
La función del
Gobernador es ser el enlace entre el Gobierno central y las municipalidades; si
estas desaparecen, es lógico que los gobernadores, sean electos democráticamente,
por lo que se habría pasado de elegir a 262 alcaldes con su consejo municipal o
8 gobernadores, o sea de cerca de 900 funcionarios locales a 8, asumiendo estos
la función municipal nacional, lo que destruiría el mayor polo de solución de
conflictos sociales y facilitador de la vida diaria: la alcaldía. La aplicación
de la coercibilidad del Estado, seria la nueva forma de gobierno y a la par, va
la muda insatisfacción social, como que padecen hoy Venezuela y nicaragua.
El caos
nacional, ha servido para destruir a los partidos políticos, la
institucionalidad y la economía salvadoreña, siguiendo los principios
revolucionarios, los que, por la cercanía, nos impide reconocerlos.
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