Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 10 de
noviembre de 2013.
Próximo a dar fin el
período Presidencial Funes – FMLN y, ante la perspectiva de elegir al nuevo
Presidente, huelga encarecer la conveniencia de reflexionar sobre si los
programas de Política Social del Presidente Funes, han resuelto o no, los
problemas para cuya solución fueron creados y esto, para decidir si deberían
continuarse o, por el contrario,
cancelarlos durante el nuevo período presidencial.
Sin disimulo, la
propaganda política del Presidente Funes se hace por sobre sus propias reglas,
cuando al principio de su Gobierno, destituyó a los funcionarios que, a su
juicio, hacían propaganda a sus propios partidos políticos. Hoy él, haciendo propaganda al FMLN y a su amigo Saca,
hace alarde de sus programas sociales y pide a la Asamblea Legislativa que los
declare “Ley de la República” y, lo hace con tal entusiasmo que sólo le falta,
al estilo de la Antigua Roma, pedir que se las llame “Leyes Funes”.
En razón de tal
propaganda y extravagante petición, es muy necesario enjuiciar sin prejuicios,
los tales programas de política social. Nos referiremos a los más
sobresalientes: salta a la palestra, quizá el más costoso de todos: CEMUJER y
luego la provisión a escolares: zapatos, uniformes, útiles escolares, vaso de
leche etc.; viene luego la propia a adolecentes para que estudien y que es de
$100.00; despues la limosna de $50.00 a los ancianos y por último, los títulos
de propiedad y el donativo de semilla mejorada.
Como todas estas
regalías de asistencia social afectan la economía nacional y, es la pobreza
nuestra característica, con mucho juicio, nos hacemos la primera pregunta ¿ de
dónde ha tomado el Sr. Funes el dinero para tal cuantiosas regalías? ¿Es acaso
de su sueldo? No, su sueldo que es cuantioso, no parece mermado, ¿De las
cuentas secretas? ¡Ni pensarlo…..! Esas son para gastos extraordinarios de no
sabemos qué operaciones buenas, o festinadas. Los fondos para las inversiones
sociales manan de tres fuentes: a) los impuestos, b) los préstamos
internacionales, c) las donaciones, también internacionales. Estas tres fuentes
deben de ser estudiadas, con espíritu de justicia, nada de “animus……”.
Veamos la primera: los
impuestos. Como pedrada cae en el ánimo de todos los salvadoreños trabajadores
la noticia: “Se aumentará el crédito fiscal” es decir, subida de impuestos.
Consideremos sus consecuencias: baja de la inversión de las empresas y, su
natural consecuencia: disminuyen los salarios, se despide a empleados, baja la
producción y con frecuencia, se llega a la quiebra. El desempleo aparece como
un cáncer porque nadie, absolutamente nadie, emprende un negocio con el único
propósito de pagar al fisco. Probado está, en otras naciones y por grandes
economistas que, el aumento de los impuestos es una política errada para la
economía nacional. Veamos la segunda
fuente: Los préstamos internacionales: comencemos porque siendo préstamos
hay que pagarlos y con sus respectivos intereses. Ni para los individuos ni
para las naciones que son los individuos en conjunto, es un buen sistema de
vida adquirir préstamos. Toda deuda tendrá que ser pagada por esta generación o
por las venideras y tendremos que acudir, para cumplirlas y acatar sus
exigencias, a medidas unas veces onerosas y otras, tal vez humillantes. Los
empréstitos para subsidios limitan el desarrollo nacional, pues además de
limitar el trabajo hay que pagar intereses que se podrían invertir en mejorar
la vida pública (desarrollo sostenible). Conclusión: los préstamos sólo
deberían ser medida de absoluta urgencia nacional para su desarrollo
sostenible.
Pongamos en el banquillo,
las donaciones. Quien favorece, da o regala algo, siempre es a cambio de algo.
Hasta los grandes altruistas, famosos por su munificencia, posiblemente esperan
que Dios, cuando se mueran, les dé su recompensa en el cielo. Por eso, debemos
ser capaces de entender a “nuestros donantes”; los hay de toda especie y de
todas intenciones; así, de inteligentes es entenderlo ¿De quienes nos
convienen? ¿De quienes son peligrosas? La historia y la literatura abundan en
enseñanzas para que recibamos con prudencia los donativos extranjeros,
aparentemente siempre tan desinteresados y generosos, pero lástima grande que
estas virtudes no sean siempre verdad. Muchas veces, pretenden nuestra libertad
nacional tal como nos sucede con la muy cuestionable ALBAPETROLEOS.
Veamos a continuación
los efectos de las inversiones sociales. Muy difícil es comprobar, para un
ciudadano común, qué es lo que realmente hacen en CEMUJER y cómo funciona, pero
nos preguntamos: ¿Por qué esa constante y casi obsesiva discriminación entre
hombre y mujer? La Constitución que nos rige no discrimina sexos y, entonces, ¿a qué separarlos? El Estado está
obligado a realizar el bien común, y éste, no discrimina sexos. El ser humano
es “varón y hembra”, así los hizo Dios en la naturaleza y, no es juiciosa,
justa y apegada a la ley tal discriminación. Ya la mujer ha superado toda
discriminación atávica: puebla las universidades, desempeña todo oficio o
profesión, es artista, es científica, gobierna los pueblos…. ¿A qué entonces
esta desfasada discriminación? campaña para educar sólo a las niñas es
discriminatoria y, por lo mismo, además de absurda, ilegal. Funes dijo que la primera CEMUJER costo $ 40, 000,000.00
pero no dijo que en CEMUJER se han trasladado la mayoría de las instituciones
públicas y funcionan con su propio presupuesto, por lo que dicho funcionamiento,
exclusivo para las mujeres, tiene un costo infinitamente mayor y va en
detrimento del funcionamiento de las instituciones públicas para todos los ciudadanos. ¿Quién
aporta tal fantástico capital y cuál es su escondido propósito? Verdad es que
mientras no se eduque apropiadamente a las mujeres y a los hombres en igualdad,
los problemas de ellos y ellas se mantendrán sin solución por secula seculorum.
A fin de abreviar,
examinaremos todos los otros programas en conjunto. La ayuda a los escolares
debería erogarse de otro ramo que no sea el de educación pues, en su esencia,
no son las ropas las que educan y además, se está fomentando la
irresponsabilidad paterna pues los padres deben, al organizar la familia, saber
que la educación y alimentación de los hijos es lo primero, por sobre todo otro
gasto. En cuanto a la propina a los adolecentes para que estudien, falta saber
el método que para darla se emplea: dicen que se le entrega $100.00 a cada
joven, pero no dicen si se controla el
empleo correcto de tal subsidio. En cuanto a la limosna a los viejos, poco ha
de ayudarles cantidad tan pequeña, si se descubre la necesidad básica de salud
para estas personas. Es inútil en esta breve reflexión, estudiar exhaustivamente
cada programa, pero en cada uno salta a la vista lo impropio del mismo y el
afán tan manifiesto de que, a Funes y a su partido FMLN se les califique de
munificentes. Dar título de propiedad de tierras originalmente confiscadas a
sus dueños y con gran alarde de generosidad, es inmoral, pues se les exige una
militancia partidaria. En cuanto a las semillas mejoradas, sólo el tiempo podrá
fallar si el empleo de dichas semillas ha sido beneficioso o no, a nuestra
agricultura, por la destrucción de semillas nativas. Estas semillas mejoradas,
no pueden guardarse para la próxima siembra, de tal manera que o tenemos mejorada
o no comeremos. En consecuencia, la dependencia del Estado será obligatoria y
para siempre, violando el derecho a la seguridad alimentaria.
En conclusión, los programas sociales han servido a Funes y
al FMLN sólo para asegurarse de los votos de todas las personas favorecidas que
no tienen capacidad para prever que las fuentes de donde manan tales dádivas,
se agotarán porque la falta de trabajo y previsión las secarán
irremediablemente, en algún tiempo. Y ya con la persistencia en el poder de
este partido político, un pueblo sin virtudes ni sociales ni religiosas ni
políticas, ignorante y acostumbrado a aprobar sin oposición lo que sus
gobernantes les ofrezcan como dádiva y no como derechos, podrán sobrevivir pero
nunca volver a ser soberanos. Vislumbramos llegar a ser un apéndice socialista
de Venezuela.
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