Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 2 de
diciembre de 2013.
En su sentido figurado,
el vocablo “sutileza” significa agudeza, perspicacia e ingenio, términos todos
que sugieren la malicia e hipocresía en el pensar y proceder. Al escribir estas
mis reflexiones, no lo hago con ruin propósito sino, más bien, como estudio de
la psicología con la cual actúa y ha actuado durante varios años, un partido
político.
Observador acucioso de
los sucesos nacionales que van tejiendo nuestra historia patria, he advertido
la ingeniosidad de que, el FMLN ha hecho gala para la conquista del poder
nacional.
Desde que ya pudo
participar legalmente, en los procesos electorales para Presidente de la
República, presentó, como candidatos a miembros calificados del partido. La
ciudadanía, cautelosa, le negó el
triunfo repetidamente. Con refinada sutileza, presentó a las elecciones de
2009, un candidato, aparentemente inocuo: no era miembro del partido; el FMLN,
sumamente “patriótico”, no buscaba el poder para sí, sino con “nobles y
patrióticas miras”, “para el bien de la nación”. El candidato, se vio obligado
por razón de ley, a inscribirse como miembro del partido que “imbuido de amor
patrio”, le ofrecía el codiciado título. Durante su desempeño de candidato, el
señor Funes supo, muy hábilmente,
guardar cierta distancia y así, se le oyó decir con gran énfasis: “yo no seré
títere del FMLN”:¡Qué bien!, dijo el ingenuo pueblo electoral. Muy hábil en las
entrevistas, pues tal era su profesión, contesto a la insidiosa pregunta de su
entrevistador: ¿cree ud. saber sobre los múltiples asuntos del Gobierno
nacional? “como Presidente no estoy obligado a saber de todo que, para eso
están los funcionarios en sus específicos cargos. Sutil fue la respuesta que
hoy puede con gran efecto inspirar al candidato, esta vez, genuino del FMLN.
Posiblemente, a la misma pregunta, contestaría: “yo no lo necesitaré, para eso
estarán los otros. Candorosa filosofía, pues serán los avisados miembros de su
partido, quienes subrepticiamente,
ejercerán el poder.
A quien aspira a un
cargo – cualesquiera su importancia – se le pide pruebas de su saber o
habilidad para su desempeño. En cuanto a la Presidencia de la República,
suprema, honorífica magistratura, la Constitución Política, además de la
nacionalidad por nacimiento, sólo exige
instrucción notoria. En la práctica, se supone la instrucción notoria como el
limitado saber de leer y escribir. El señor candidato Sánchez Cerén, cumple
dichos requisitos, en consecuencia, adelante pues con su candidatura pero, a
las puertas del poder; los salvadoreños debemos meditar y aplicar a las
circunstancias nuestro sentido común; éste, el sentido común es la facultad de
todo ser humano, de conocer la verdad sin instrucción previa ni estudio
filosófico alguno. Es la facultad que nos hace humanos, con letras o sin ellas.
Para elegir con acierto a su nuevo gobernante, el ciudadano elector no necesita
otra facultad; pero, para que nuestro sentido común conozca la verdad,
debemos, silenciosamente, con fe,
razonar sobre los efectos futuros que nos depara detrás de un gobierno cuya
trayectoria siempre ha sido la de la destrucción y el comunismo, aunque por hoy,
ofrezcan capitalismo por medio del ALBA.
El candidato señor
Sánchez Cerén, ofrece méritos muy limitados para el elevado cargo. Lo eligieron,
porque dentro de su partido, gozan de popularidad su devoción y firmeza a la
doctrina del partido y, no hace alarde de tales meritos, porque el Tribunal
Supremo Electoral lo ha prohibido, considerando que todo lo anterior a 1992, es
irrelevante y sucio mencionarlo, aún por personas particulares.
Así las cosas, el
flamante candidato ha sido despojado de sus galas públicamente, pero entre
todos los que comulgan con su ideología brilla como radiante sol: ES Y SERÁ
SIEMPRE SU COMANDANTE GUERRILLERO, y a la cual debe su candidatura y que tiene
el propósito de mantener la unidad de los antiguos combatientes, con los nuevos
participantes.
La consigna del
partido, a cuya mención se abren los corazones y se mueven voluntades es: “el
cambio”, “el cambio llego”, el cambio sigue”, “queremos el cambio” y en
lenguaje de la juventud, “dale play” y, tan mágico vocablo es ley.
Juiciosamente me pregunto: ¿queremos los salvadoreños cambio?.... y cambio, ¿de
qué?, y ¿para qué y de quienes? Como
algunos salvadoreños no sabemos leer pero sí votamos, no digo: “pongamos los
puntos sobre la íes, pero sí, pongamos mente y corazón, porque eso sí, todos
los salvadoreños lo tenemos. Y después de la reflexión, concluimos que no
queremos cambios porque el cambio, implica quitar una cosa y poner otra y, los
salvadoreños, no queremos quitar nada
sino más bien hacer limpieza y limpieza a fondo: votar lo malo, lo que no dio
resultado, lo obsoleto y, conservar lo bueno, satisfactorio y útil. Es el
proceso natural de una sociedad que progresa hacia el ideal que puede no
alcanzar jamás, pero que nos impulsa al progreso y a la civilización.
Alternando el gozo y el sufrimiento la sociedad va hacia arriba. El cambio
significa estar siempre indeciso, desorientado en un constante probar, para que
sus errores no sean manifiestos como los que ahora tenemos.
Con sutil sentido del éxito,
los dirigentes del FMLN nominaron su candidato a un militante que goza de
popularidad dentro de sus seguidores. ¿Cuáles otros méritos, puede ennoblecer
su candidatura? Dice y se dice que es maestro, pero ¿Cuáles los detalles de su
obra profesional? Nada ni nadie lo menciona al respecto. Invocando su
profesión, pidió a Funes el Ministerio de Educación; mejor no lo hubiese hecho:
la educación del país es un desastre, la instrucción, aplazada, lo dice la PAES.
La educación, otro desastre, lo dicen la
inseguridad social y las maras. Los maestros, solo se mueven para pedir más
dinero. Carecen de ideales ¿métodos, sistemas, programas, niños? …… y, eso ¿con
que se come? La educación ha sido limitada a ofrecer zapatos, pantalones y
también a un vaso de leche, los cuales
ni siguiera han sido debidamente cumplidos. El Ministro Sánchez Cerén fue un
fracaso en su gestión: la educación fue un fracaso ¿será así también un fracaso
la Presidencia de la República? El partido tomará triunfante las riendas del
poder y el sistema democrático, republicano y representativo, si llega el señor
Sánchez Cerén, se lo llevará Lucifer, por que sólo él, que es tan astuto, lo
entiende y quiere gozar. Los pobres cuzcatlecos que soñamos ilusos, con la
libertad, con la patria y con Dios, nos quedaremos a “sálvese quien pueda” pues
por el Socialismo del Siglo XXI no
tendremos otra empresa que el ALBA, ni otro padrino que Maduro y ¿la deuda
pública internacional?, y la ¿deficiencia educativa?, y la ¿economía en
bancarrota?, y ¿la inseguridad social? Todo lo resolverá “el cambio”…. sí
debemos preocuparnos y, pensando con sentido común “resuelvo me guardaré muy
bien, de votar por el señor Sánchez Cerén”
No hay comentarios:
Publicar un comentario