La expulsión de Nayib
Bukele del FMLN, oficializa la pugna de la estructura del frente, contra Bukele,
que se siente Califa (Representante de
Dios en la tierra), y que aglutinará a la izquierda descontenta y el resultado, puede ser la llegada al poder de la oposición
o, caer ésta, a una tercera fuerza. Todo dependerá de las estrategias que cada
contendiente emplee y de su capacidad para dirigir la iniciativa política.
Ya el FMLN ha perdido la Alcaldía Municipal de la capital; esta
pérdida, significa un golpe para su
estructura departamental de San Salvador y la pérdida de fondos municipales,
para su uso electoral. Habrá que esperar la respuesta del FMLN, por los actos
de corrupción en favor de Bukele y, de las maniobras encubiertas de éste, contra
medios de comunicación y su relación con las pandillas.
Pudiese al FMLN,
costarle la Presidencia: peligro que oblígale a afinar su maquinaria de fraude: 1)
manipulación del proceso electoral (entorpecimiento de candidaturas de oposición y crear confusión en
el conteo de votos), 2) Plantear que los candidatos de la oposición son la
oligarquía pretendiendo recuperar su poder, haciendo crecer sus empresas. 3) Crear,
por asistencialismo, mayor dependencia social, a costa del Presupuesto General
de la Nación.
Si la oposición no
cambia su estrategia, denuncia
directamente la corrupción gubernamental y, da soluciones viables a la actual
crisis gubernamental, no recuperará su
voto duro, ya erosionado. La estrategia
de ARENA de no tener estructura
comunicacional, esperando que otros hagan ese trabajo, es dejar la iniciativa política
en manos del FMLN y además, de Bukele; ambos manejan los medios de comunicación,
como su principal arma política, esperando controlar el mayor número de medios
de comunicación, ampliando además, la cobertura de los medios gubernamentales
en su favor.
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