A cincuenta años de la
ejecución del asesino, Ernesto “Che” Guevara,
no ha habido un triunfo militar de la insurgencia latinoamericana y, el
socialismo, ha sucumbido por el peso de su estructura económica y la rapacidad
de sus dirigentes, falta aún, su descomposición final en Venezuela, causando la
mayor catástrofe humanitaria latinoamericana.
El “Che” Guevara, en 1964,
anunció en la ONU, que matarían y seguirían matando, para mantener la revolución;
tal se ha cumplido, no sólo en Cuba, sino en cada uno de los países que
sufrieron el embate de las pretensiones Soviéticas. La defensa de la soberanía
de Latinoamérica, pasa hoy factura, a quienes la defendieron: cárcel y abandono
social. El guerrillero ha muerto, el militar es juzgado, pero continúa la insurgencia
en su destrucción social y económica, bajo nuevas figuras políticas con
objetivos arcaicos.
La insurgencia y
quienes se alimentaron de sus ideas, han
aprovechado el impulso remanente de la Guerra Fría y, creado el Socialismo del
Siglo XXI: el proyecto geopolítico Soviético aplicado a Latinoamérica, con sus
centros en Venezuela y Brasil. Su cenit está desvanecido, y en proceso de
descomposición, pero dejando tras de sí,
una estela de destrucción; Brasil y Argentina ya se liberaron, gracias a lo
extendido de su corrupción.
Venezuela, cuna del
Socialismo del Siglo XXI, se ha preparado para resistir a toda costa pero, en
aplicación de sus estrategias de dominio social, de un total de 31.57 millones de venezolanos,
4 millones padecen desnutrición. El 2015, el ACNUR reporta 665 mil refugiados Venezolanos, pero hoy, a finales del 2017, se estima su
número en 2 millones. De esto puede
inferirse que el 13.55% de la población venezolana, está en riesgo inminente de
muerte, si no cambia la estrategia política alimentaria venezolana.
El ex presidente de la Cámara
Venezolana de Alimentos (CAVIDEA), Tomás Socías López, dijo: “La escasez en
Venezuela obedece al proceso de imposición de ideología que ha prevalecido en
el último año, cuando no se toma en cuenta costos, precios y aumento en las
materias primas. El gobierno insiste en suministrar todo y tomar decisiones sin
escuchar el área productiva privada. La actual ausencia de divisas es un
incentivo para la escasez”
El legado de Ernesto
“Che” Guevara es muerte, pero ya no a tiros, como lo hizo en La Cabaña, sino
que de hambre, en una repetición
latinoamericana del Holodomor (matar de
hambre) o Genocidio ucraniano (1932 -1933) gestado por Stalin, en el que murieron 1.5 millones de personas. La
justificación soviética fue: “el acaparamiento de la producción por los
terratenientes, quienes para evitar la colectivización, destruyeron las
cosechas y mataron su ganado”. ¿Cuál es la justificación de Maduro: cuando en el periódico español ABC, se
reportan 28 niños muertos diariamente por hambre y enfermedades conexas a la
desnutrición?: “Es una guerra de las transnacionales contra el pueblo, que deliberadamente
destruye la economía venezolana”
La herencia de muerte
legada por Ernesto “Che” Guevara para Latinoamérica, está hoy, cobrando fuerza.
El pueblo venezolano es hoy, su última víctima. Sin embargo, su muerte lenta,
no se advierte, y en el futuro sólo se recordará como un hecho histórico sin drama
humano: hay ceguera internacional, ante los intereses geopolíticos.
Presenta El Salvador,
los primeros síntomas, de lo que será en
el futuro, el mayor trauma social: la herencia maldita de Ernesto “Che” Guevara:
“Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos
expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y
seguiremos fusilando”. Esta amenaza se encubre hoy en los presupuestos del
Gobierno salvadoreño.
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