Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
No han caído el régimen chavista de Nicolás Maduro y
su Gobierno, por el apoyo de China, Rusia, Irán y Turquía, teniendo
repercusiones tan distantes, como en Zimbabue. Ejercen toda su influencia, para contrarrestar
cualquier presión internacional contra el Gobierno de Maduro y éste, utiliza la
fuerza y amenaza de 2,250,000 hombres armados que internamente, sostienen su régimen.
Los intereses de estos países son diversos, teniendo todos algo en común: la
necesidad de que el Gobierno de Maduro se sostenga, despreciando la voluntad de
la ciudadanía venezolana y la vocación democrática republicana, de todo el
continente americano.
China ha prestado al Gobierno Venezolano, cerca de
sesenta y siete mil millones de dólares. En China, esta inversión, es muy poco
transparente y, puede presumirse que Venezuela aún debe, cerca de veinte mil
millones de dólares que, el desarrollo de China, pretende que les sean pagados
con petróleo, el cual es vital para su economía: su interés es estrictamente
económico.
Diecisiete mil millones de dólares ha dado Rusia a Venezuela
y ésta, sólo ha pagado la mitad; es muy probable que se tire a pérdidas la
diferencia, pues el interés ruso es doble: geopolítico y económico. Considera
Rusia que, para mantener su influencia en su área cercana, es forzoso contener
la influencia de Estados Unidos, llevando inestabilidad al área de influencia
cercana de éste. La influencia de Estados Unidos en Crimea, necesita una
retaliación que se logra hoy, mostrando interés en Venezuela; por lo que, la
pérdida parcial de sus inversiones es aceptable, en razón de la consolidación
de su influencia.
Irán apoyará cualquier disposición que sea contraria a
Estados Unidos; que garantice un punto de expansión: una amenaza contra Estados
Unidos. La sanción al programa nuclear de Irán y su radicalismo islámico,
obliga a éste, a buscar en cualquier campo, una retaliación contra Estados
Unidos.
Turquía ve un espejo en Maduro: un régimen que utiliza
la fuerza para sostenerse y, en la medida que la presión internacional sea
ineficaz para derrocarlo, en esa medida se sentirá cómodo Erdogan, en el
ejercicio de la fuerza, para mantenerse en el poder. Luego se asegura que las
minas de oro, recientemVenezuela, lleguen exclusivamente a Turquía, para
mantener su industria de joyería.
Zimbabue, otrora próspero, pero hoy sumido en el caos
político y una crisis económica que ya no le permite realizar operaciones en su
moneda, ve su espejo en el Gobierno venezolano y espera que éste, resista la
presión internacional, para que así, cuando sea su turno, poder resistir igual.
La política económica de Donald Trump ha fortalecido
la economía interna de los Estados Unidos, pero a costa de su influencia
mundial, lograda luego de la Segunda Guerra Mundial. Si el Gobierno de Nicolás
Maduro, no cae a final de año y Estados Unidos, no ejerce presión militar directa,
dará señales de debilidad y, la presencia de China y Rusia en el continente
americano, serán más fuertes y evidentes. En la medida que el tiempo pasa, se
consolida la opinión internacional de la no intervención militar en Venezuela.
La impresión es que los intereses rusos y chinos en
Latinoamérica, se están definiendo, quedando Centroamérica, bajo una futura
influencia China, reservándose Nicaragua, para Rusia, como antiguo “feudo
soviético” en el área.
La invitación de China a diputados salvadoreños, es un
mensaje: “mantenemos nuestro interés en El Salvador”. China debe considerar que
Bukele, es un elemento transitorio en la política salvadoreña, o que puede
cambiar de “posición”, en la medida que sus intereses cambien así, pone a
disposición del nuevo Gobierno, ciento treinta millones de dólares.
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