Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
El triunfo Talibán en Afganistán, con la expansión del
islam, marcará la política internacional por los próximos veinticinco años. Marca
que amenaza Europa y Rusia, significando un fortalecimiento de China
continental, en su dominio de recursos, siendo una amenaza mayor para Estados
Unidos. En este escenario mundial, los problemas de autoritarismo en El
Salvador, serán de tercer orden, mientras sus consecuencias, no generen la
desestabilización de Centroamérica y por ello, masiva emigración.
Consecuentemente necesario es que, desde las entidades
gremiales, surja la respuesta política, que permita a la clase media
sobrevivir, haciendo frente a la destrucción de su forma de vida, pretendida por
el presente Gobierno.
Los tres gremiales más representativos de la vida
nacional, en su desarrollo económico son: ANEP, engloba el mayor número de
intereses empresariales, ABANSA, representa los intereses de todos los bancos
del país; administra la totalidad de los recursos privados de los cuentacorrentistas
(depositantes) y satisface las necesidades de crédito de los particulares. Y
FUSADES, la entidad que se dedica al análisis de la evolución económica y
social del país, para una mejor coordinación de la política, con la economía.
Hoy son objeto de ataques del presente Gobierno, por señalar la crisis económica
y política, en la que nos encontramos.
Mantener el equilibrio político, corresponde a los
partidos políticos, pero todos han sido señalados de corruptos, siendo que la
corrupción, solo puede ejercerla el individuo, que viola la ley y no, la
institución o las ideas. Los ataques desde el Gobierno, van hacia las personas
y luego, a las instituciones y por último, derribar las ideas que sustentan el
sistema democrático.
FUNDE, ASI, ONG´S, organizaciones gremiales y
sindicatos, serán los siguientes que el presente Gobierno, pretenderá destruir.
Sus últimas víctimas, serán el más alto empresariado y la Fuerza Armada, hoy
sus aliados pues, para poder mantener los ritmos de endeudamiento y campañas
publicitarias, necesita que exista un “enemigo del pueblo”, aunque la sociedad,
solo reclame sus derechos, nacidos de la condición humana: los Derechos
anteriores y superiores al hombre (el Derecho Natural), que garantiza la libertad de conciencia y de
acción, dentro de los límites que impone la armónica convivencia social, siendo el Estado,
el medio para el logro de ese fin.
La lucha que ha emprendido el Gobierno, contra las
personas, la institucionalidad nacional y por último, contra las ideas
democráticas, es para la consolidación de un sistema autocrático, basado en el
populismo, que garantiza únicamente, los derechos del gobierno para que, cada
salvadoreño, sea en el país, solo siervo, destinado a realizar una función económica
en favor del Estado.
Sólo la clase media, conexión entre el capital y el desposeído,
puede entender esta situación, pues ella es, la que debe resolver, los
problemas prácticos del país, mediante su ingenio y saber profesional, pues es
la que da empleo y facilita que, todos los servicios que brinda el mundo
moderno, lleguen a cada uno de los salvadoreños, según sus necesidades y
posibilidades.
La clase media, da empleo al que no tiene capacidad
para montar su propio negocio y facilita la distribución de bienes y servicios
que la industria y el gran comerciante, importa: recoge los productos agrícolas
dispersos y, los concentra en los mercados.
La clase media ve que sus espacios económicos se
cierran, pero esto sucede como consecuencia de que los espacios políticos e institucionales,
también se cierran, pues existe, en la vida cotidiana, una interrelación.
El Bitcoin destrozará la economía: las acciones
políticas del Gobierno, impiden que nuestro sistema bancario, se relacione con
sus iguales extranjeros, amenazando que el más pobre, no tenga con que
alimentarse y, entremos a un aislamiento internacional.
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