Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
La presente crisis con Estados Unidos, obedece a una
planificación, posiblemente establecida desde antes de la visita de Nayib
Bukele a Pekín y Qatar, aprovechando la situación política de las grandes
potencias, en el nuevo escenario de hegemonía mundial. Manteniendo Bukele. la
tendencia de la autocracia y, la utilización de la corrupción, como formas de
dominio interno y, cohesión entre sus partidarios.
El Salvador carece de una economía capaz de interesar
en sí. a potencias extra-continentales, pero llevando estos, una lucha
hegemónica (influencia política y económica), El Salvador, constituye el inicio
o la puerta de ingreso a Centroamérica, en mejores condiciones de influencia,
que las encontradas en Panamá o Costa Rica, en donde sus sistemas democráticos,
no permiten la influencia directa, como la que es posible, lograr con un
gobierno autocrático. El desconocimiento de Taiwán, por parte de Nicaragua,
sigue dicha tendencia en Centroamérica.
El Gobierno de El Salvador, lejos de buscar
estabilizar una relación cordial con Estados Unidos, ha utilizado los
señalamientos que ese país, ha hecho de nuestra corrupción, para acrecentar la
crisis, buscando con ello, ganar el favor de las fuerzas en contra de Estados
Unidos y, asegurándose internamente, la lealtad de los corruptos a su Gobierno y
con ello, asegurarse un fiel aparato estatal.
Son evidentes los pactos con las pandillas, que
permiten que éstas, tomen libremente el control territorial, favoreciendo así,
el crimen organizado. También es evidente, el beneficio que se les da, a los
líderes de las pandillas, aunque las influencias de estos, se extiendan a
Estados Unidos y Europa, siguiendo las rutas de migración salvadoreña.
La revelación de conversaciones privadas, entre
diplomáticos norteamericanos y Bukele, es expuesta, como apoyo a intereses
particulares e injerencia, aunque son situaciones concretas, derivadas del
rompimiento del Estado de Derecho, en El Salvador. El futuro del TPS, depende
de las buenas relaciones entre gobiernos, las cuales ahora, no existen. Los
salvadoreños en el exterior, pagarán las acciones erróneas del Gobierno.
Nuestra Embajadora en Washington, afirmó que el Gobierno
de Bukele, estaba preparando todo para que nuestros compatriotas, regresasen de
Estados Unidos, lo que indica una planeación, en el deterioro de relaciones con
ese país, pues sus consecuencias ya fueron calculadas.
Nuestro bienestar económico, depende de las buenas
relaciones con Estados Unidos y un cambio geopolítico, podría convenirle a Bukele,
pero no, a la sociedad salvadoreña.
Lo que no tiene sentido, dentro de un orden y un
sistema de libre economía pujante (buscar la confrontación con Estados Unidos),
si la tiene dentro de un sistema autocrático, pues busca la destrucción de
cualquier fuente económica, no controlada por el Estado, evitando así, la
posibilidad de un financiamiento a opositores o, de tener personas de
pensamiento disidente con el Gobierno, por temas económicos (que afecte los
intereses de sus allegados o, del Gobierno mismo). Lo cual permite solicitar
ayuda, a quien tenga intereses distintos de los democráticos, por cuestiones
geopolíticas o geoestratégicas.
Los intereses de las cuatro grandes potencias (Estados
Unidos, Unión Europea, Rusia y China) generalmente pueden conciliarse, luego de
conflictos locales en sus áreas de influencia y nosotros, estamos siendo
empujados a uno, por las pretensiones de autoritarismo de Bukele. Nuestro
bienestar económico, depende de nuestra neutralidad y buenas relaciones internacionales.
Bukele, al pretender elevar la tirantez con Estados
Unidos, busca crear un enemigo interno contra quien luchar, para mantener su
propaganda de confrontación. Las pandillas, seguirán ejerciendo el control
territorial, y presionarán al Gobierno, por más beneficios. Cada medida de
Bukele, no es para bienestar nacional, sino para su grupo de allegados: razón
de que, el extranjero o nacional, no invierten en El Salvador.
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