Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Las cinco grandes extinciones que ha sufrido la
tierra, débense a que hubo una transformación radical en su medio ambiente: puede
suceder este mismo fenómeno, en el orden social, cuando se cambia un régimen
por otro, sin un período de adaptación o de transición, que permita el acomodo y
evolución social. Hemos ahora cambiado un sistema democrático republicano, por
uno autocrático y delincuencial, nocivo para la vida en sociedad.
Es ya evidente este cambio del sistema social y de su
orden jurídico. El reconocimiento en el extranjero, de nuestra convivencia, con
una estructura delincuencial, la misma que sostiene al Estado salvadoreño, refleja
una realidad que aclara los fenómenos que están viéndose en el país: emigración
desesperada, fuga de capital, baja en las inversiones, inusual inflación y
tener los peores bonos soberanos en el mundo. Estos fenómenos júntanse con los
externos: problemas de abastecimiento, alza en los precios y, contracción
económica inminente, dentro de una lucha económica, entre potencias.
Mundialmente se plantea la “escases en la abundancia”,
y nuestra economía basada en servicios, se vuelve sumamente frágil y, si
nuestra supervivencia depende de nuestro entorno nacional y centroamericano
(capacidad de autoabastecimiento y satisfacción social por la estabilidad local),
presentase un panorama muy débil, pues el actual Gobierno, no tiene capacidad para
dar la estabilidad necesaria, ni de
propiciar el autoabastecimiento, si existe una relación con las pandillas y el crimen
organizado, pues favorece un aislamiento internacional, en el momento de que la
cooperación entre los Estados, es más necesaria.
El cuestionable nombramiento del Fiscal General de la
República, alcanzado mediante la asistencia de diputados suplentes, sin
explicación del ejercicio de dicho cargo y todos de tendencia oficialistas,
permite dudar de la legalidad del nombramiento, sobre todo cuando el Fiscal
General, se ha negado a investigar los nexos delincuenciales con el Gobierno y,
los pactos con grupos ilegales armados (pandillas).
Los cambios en la estructura del Estado que se han
dado recientemente: imposición del Bitcoin, Ley de dominio eminente, Ley de
aguas y la declaración de reserva en la información pública (que alcanza hasta
el nombramiento de elecciones de segundo grado), plantean una transformación en
la condición interna del país, que vuelve inviable, cualquier desarrollo social
o económico, comparándosela con la extinción, por transformación del medio
ambiente, debido a un hecho catastrófico.
Los señalamientos en el extranjero, de la convivencia
de la estructura del Estado con una estructura delincuencial, cuyos únicos
objetivos son: el lucro y la acumulación de poder, ha motivado a Nayib Bukele a
decir que los opositores y extranjeros, pretenden darle un golpe de Estado.
Dichas declaraciones son presagio de la profundización
de los cambios realizados hasta ahora, para asegurar su posición de dominio
interno, sin opositores o que estos, dependan del oficialismo y operen como
pseudo-oposición.
Lo único que puede evitar esta extinción que se
presenta, es la cohesión gremial y social, frente a los cambios que el Gobierno
está impulsando: restricción a la libertad política y económica. Dichas
restricciones por lo general, no son sentidas directamente, sino por sus
efectos: inflación, desabastecimiento, incapacidad de sostener costos, amenaza
de paralización del transporte y una abrumadora burocracia.
Sólo la unidad de los afectados, puede detener los
cambios que pretende el gobierno, pues el ciudadano es el único que puede
oponerse al autoritarismo y sostener un sistema que le sea natural y propicio
para su desarrollo personal, obteniendo así. el colectivo.
PUBLICACIÓN ACCIÓN, y sus colaboradores, deséanles un
FELIZ AÑO NUEVO, con la esperanza de que la LIBERTAD DE LA REPÚBLICA sea
consigna, para el 2022.
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