CRISIS IDEOLÓGICA
Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
El 93% de los venezolanos creen que, el candidato Edmundo
González Urrutia, gano las elecciones en Venezuela. El rechazo al modelo
Chavista, en pocos meses, lo convirtió en el favorito en dicha elección, sin
embargo, para llegar a ese punto, la oposición, tuvo que madurar y evolucionar desde
el 2002 (Golpe de Estado a Hugo Chávez). La madurez política consistió en
superar las divisiones internas y considerar, que sólo una facción electoral, no
podría derrotar al chavismo. Este convencimiento, se derivó del desgaste del
modelo chavista y la secuencia de fraudes electorales desde 1999. Este proceso,
llevó a 7.77 millones de venezolanos al exilio, y consumió, todos los recursos
de dicho país.
Ha creado también crisis, dentro de las distintas formas de
pensamiento de izquierda, pues el chavismo, ha violado los mismos principios que
la izquierda, ha defendido tradicionalmente, pero los lazos creados a partir
del Foro de Sao Paulo y las conexiones terroristas del pasado, obligan a
aceptarlo y rechazarlo a la vez.
La promoción de la Justicia Transicional y la Justicia
Restaurativa, ha sido impulsada por la izquierda, como medio de lucha
continuada y evitar, que hubiese regímenes militares. Al desarrollarse estas
ideas, se concibe la figura de la Justicia Universal, el Estatuto de Roma,
Corte Penal Internacional, Corte interamericana de Derechos Humanos etc. Y
ahora, surge la figura de un Fiscal de Derechos Humanos, que puede actuar a
petición de los diferentes Estados o entidades internacionales. Toda esta
evolución jurídico-política, ha sido apoyada por el pensamiento progresista;
sin embargo, hoy Venezuela, ejecuta los mismos actos que pretendieron evitarse:
violaciones a los Derechos Humanos de forma, masiva y sistemática, en contravención
de la normativa internacional.
Esta contradicción, se percibe en las tres distintas
opiniones de los países americanos: los que reconocen a Maduro, los que
reconocen a González y los que apoyan la institucionalidad venezolana, pero
piden que se compruebe el triunfo de Maduro. La izquierda latinoamericana, no
puede reconocer que Nicolás Maduro ha ganado, sin menospreciar la voluntad
manifiesta del pueblo venezolano y avalar la corrupción institucionalizada
venezolana.
Reconocer el triunfo de González Urrutia, confirma el
fracaso del modelo chavista y con ello, la aplicación del socialismo en otros
países, pues a la larga, el socialismo, cae por su propio peso.
El 2018, al iniciarse la ruptura del FMLN, por las acciones
preelectorales de Nayíb Bukele; rompe los
nexos de la dirigencia con su estructura, señalándola de corrupta, por sus
relaciones con ALBA PETROLEOS, tensando las relaciones Maduro-Bukele, cuando
inicialmente, Bukele se había declarado abiertamente socialista, revolucionario
y chavista.
Aprovechando la ruptura interna del FMLN, Bukele, procura
un acercamiento aparente, con Estados Unidos, mientras refuerza, de manera
oculta, sus relaciones con China y Rusia. Ahora, ya no hay duda de su
orientación geopolítica hacia los enemigos de occidente, pero distanciándose del
chavismo. Los acuerdos privados entre la Embajador Manes, Ernesto Muychondt y
Bukele, todos fueron incumplidos por este último.
Los Gobiernos de México, Colombia y Brasil, apoyan el
socialismo del Siglo XXI, pero creen que la posición de Nicolás Maduro,
perjudica la causa socialista, por lo que estarían favoreciendo una nueva
elección o una negociación, entre el oficialismo y la oposición. Tales
sugerencias, favorecen la posición de Maduro, pues somete a una mayor tensión a
Venezuela, esperando, muy posiblemente, a que el aparato de represión
venezolano, se imponga a las protestas opositoras.
De caer el régimen de Maduro, se desbarata el chavismo,
pues tiene que sobrevenir la desarticulación del régimen, o un cambio en las
personas que conforman la estructura actual del Estado, pues la separación de
poderes, y la institucionalidad como tal, no existen ahora.
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