Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
El islam, ejerce un efecto político que, al conjugarse con
el aspecto religioso, crea una sinergia social, que destruye, los principios de
secularización occidental. Uno de los efectos fundamentales de la
secularización, es el individualismo y el respeto a la positividad y
objetividad de la Ley; esto constituye la base del occidentalismo moderno. Y
los países latinoamericanos, de tradición secular, no advierten un peligro en
el islam, pues la visión política, es desde la separación entre religión y política.
Y se toma al islam, como cualquier confesionalidad, cuyo ámbito es interior,
sin que interfiera con la política; eso no es así.
El concepto de “islam político”, no es aceptado por el
mundo musulmán. Este concepto, es dado por la secularización occidental, o sea,
por la separación entre Iglesia y Estado, que deja a las decisiones humanas,
todo lo relativo a las relaciones derivadas del Estado, para la conducción
social, que busca el bien común. El islamista considera indisoluble el vínculo
entre política y religión, creando una sinergia, que va destinada a la toma del
poder para la aplicación de la sharía (Ley islámica o “camino claro hacia el agua”),
por lo que el islam, es un sistema en el que vive el hombre.
Por esto, la secularización es incompatible con la Ley
islámica. El radicalismo, según el documento “El islamismo radical”, de
Mercedes Soborido, publicado por el “Centro de estudios del Medio Oriente
contemporáneo” (CEMOC, Venezuela), explica, que el contacto entre occidente y
el mundo islámico, luego del colonialismo europeo, generó conflictos internos en
el mundo musulmán, a partir de sus élites políticas laicas, pues sectores
conservadores islámicos, negados al cambio y a la modernización, comenzaron a
organizarse políticamente, con el objetivo de hacer prevalecer sus antiguas
formas islámicas. Por lo que inicia una lucha política, contra occidente y su
cultura.
Los problemas ancestrales del mundo islámico, se suman a los
de la descolonización y a los generados por sus élites laicas, y han creado una
corriente migratoria hacia Europa. Sin embargo, al no integrarse el musulmán al
ser europeo (pensamiento occidental), éstos migrantes no asimilados, generan
conductas antisociales, al grado, que el 94% de los delitos cometidos en Francia,
son por acciones de inmigrantes. En igual circunstancia, están el resto de
países europeos.
El islam, es la religión con mayor crecimiento en el mundo;
y hay quienes aseguran, que será muy pronto la religión dominante en Europa,
transformando sus instituciones políticas. Pero según un estudio de la BBC,
Latinoamérica, es el lugar de menor expansión del islam: se especula que la
región cuenta con 840,000 fieles, de los 1,600 millones en el mundo. Lo que
puede modificar esta cifra, son las conversiones, la tolerancia Inter islámica
y la alta tasa de fertilidad.
Las conversiones se pueden dar por la insatisfacción
religiosa o política en los Estados.
Irán está interesado en permanecer en Venezuela, para expandir el islam,
que es parte de sus intereses geopolíticos. Qatar e Irán, promueven el islam en
El Salvador, mediante diferentes entidades de asistencia social y se da el
fenómeno de la tolerancia Inter islámica, entre chiismo y sunismo.
La evolución tecnológica occidental, fue a partir del
individualismo y la separación entre iglesia y Estado, lo que permitió el
desarrollo científico y tecnológico, lo cual no concibe el islam, pues su
centro religioso y político, es Alá. La sharía es el sistema legal
islámico. En su conjunto, es un código de conducta que determina todos los
aspectos de la vida de los musulmanes: en donde las normas morales, políticas,
religiosas, sociales, y jurídicas, son una sola, prevaleciendo la ley mosaica y
no, la humana.
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