Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Para MOVIMIENTO LIBERTAD
El nacionalismo es el movimiento ideológico, basado en
nuestra identidad histórico - cultural, que fija la evolución social ante los
cambios culturales externos, dando solución a los conflictos sociales presentes
y, fijando nuestra propia identidad.
Muchos entienden el nacionalismo, sólo como apego a
rituales precolombinos, a la gastronomía y, a algunos bailes folclóricos, en su
mayoría deducidos por la arqueología y del afán de encontrar una diferencia, en
el contexto homogéneo de la sociedad actual. Pero el nacionalismo se basa en la
unidad de lengua, en los valores cristianos comunes, en los que tienen origen el
respeto mutuo, la unidad familiar y el anhelo de libertad, en beneficio de las
familias, cuyo conjunto es el núcleo social.
El nacionalismo tiene origen en la agrupación humana
que funda un caserío, un pueblo o una ciudad, cuando se le designa un nombre y
un patrono, según el santoral dado por los conquistadores españoles que nos
dieron unidad y nos incorporaron al seno de la cultura occidental. Nuestra
independencia, nacida de las ideas de libertad, inoculadas por las logias
Lautarinas desarrolladas en Londres, e inspiradas en los principios de la Revolución
francesa, complementa la lengua y la religión que recibimos de España durante
la conquista y el coloniaje. Fuimos por un breve instante, como Diputados a las
Cortes de Cádiz, parte y no colonia, de la gran nación española.
Con claridad comprendemos esta evolución, cuando en
América, celebramos la fundación de cada ciudad. Hoy se celebramos los 450 años
de la fundación de la ciudad de Santa Ana: no fue esplendorosa; fue sólo un
pequeño villorrio de indios, en el camino entre Antigua Guatemala y San
Salvador (situada en aquel momento en La Bermuda). Los documentos de su
fundación, se han perdido con la destrucción de la Casa Consistorial (Cabildo) en
la Rebelión de los Volcaneños de 1870; se perdieron los documentos coloniales y,
con la reconstrucción de la Parroquia en 1906 (hoy Catedral) desaparecieron
muchos archivos eclesiásticos coloniales; sin embargo, la tradición subsiste y
ésta, es recogida en la obra “Hombres y Cosas de Santa Ana” de Don Salvador Galdámez
Armas, escrito a principios del siglo XX.
Nuestro nacionalismo de habla hispana, de fe
cristiana, de cultura occidental, de valores familiares y defensor de la
libertad, ha realizado gestas heroicas en la ciudad de Santa Ana: en las
batallas de Coatepeque (1863), Chalchuapa (1885), gesta de los 44 (1894) el
levantamiento del 2 de abril de 1944 - al igualando a muchas ciudades de toda
Latinoamérica- y nos ha guiado en las luchas por la preservación de la libertad
y los valores patrios; sin embargo, hoy desde el 2009, el Gobierno salvadoreño
ha promovido en las escuelas rurales, la enseñanza del idioma Náhuatl como
primer idioma, en una población ya no
indígena, sino totalmente mestiza, para crear una división de clases, acorde a
las ideas marxistas y revolucionarias: hoy se destruye el concepto de familia y
se promueve que la libertad política es nada más la libertad sexual y, la
preferencia de mercado.
La promoción de estos antivalores, destruye nuestro
ser occidental, nuestro nacionalismo y nos aleja de la comunidad civilizada más
grande sobre el planeta: los hispanoparlantes. Los valores cristianos son la
guía moral y el freno a la libertad desmedida e irrestricta. No obstante jamás
debemos olvidar que la libertad como la proclamaron nuestros próceres, es la
que garantiza el progreso y que el
disfrute de la misma, es para el beneficio de
familia, y pervivencia de la nación.
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