Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Si pretendemos explicar el caos social en que nos
encontramos: violencia, emigración y decrecimiento económico, debemos referirnos
a la corrupción y la forma de combatirla.
Son origen de la corrupción, la falta de civismo y la
tolerancia social: es pública y la encubren las fuerzas políticas, por
indiferencia, interés o temor; los ciudadanos la toleran hasta el grado de que
teje una red que, envolviendo al Estado, le da nueva forma, una que, adaptándose
a la corrupción, conviértelo en un Estado delincuente, con ramificaciones
internacionales: Odebrecht y ALBA Petróleos son pináculos de dicha corrupción.
Dentro de los partidos políticos, el origen de la corrupción es la pérdida de
valores y no es sólo la apropiación indebida de dinero, sino también, la
conducta sin ética, en el funcionamiento de instituciones.
Los
funcionarios de las instituciones políticas, conservan la forma de legalidad:
sólo dan publicidad a casos que les convienen políticamente o que son
irrelevantes; sin embargo, dan finiquitos exprés a los Presidentes Saca y
Funes, siendo que debió haber un reparo de $ 700,000,000.00 perdidos durante su
gestión. Está cuestionada la contraloría tanto de Hernán Contreras como de
Rosalío Toches, ex Presidentes de la Corte de Cuentas; se considera imposible
error de auditoría contable de tal magnitud.
Tony Saca favoreció en el país, las operaciones de
Alba: crecieron éstas, al amparo de
Funes, hasta convertirse en el mayor lavado de dinero de la historia nacional y
la mayor defraudación a la economía pública, pues el dinero se invertía en
campañas del FMLN y llenar los bolsillos de los funcionarios; aunque la
Asamblea Legislativa desconozca la deuda, por su naturaleza municipal, será
cobrada a la república de El Salvador.
La oposición venezolana señala que ingresaron a
nuestro país $ 100,000.000 de dólares, para la campaña de Funes, en maletas que
miembros del FMLN y funcionarios
venezolanos introdujeron al país y, que el Gobierno de Tony Saca, no quiso
interceptar. En la campaña electoral sólo se emplearon $70,000,000.00, el resto
“se perdió” en el camino.
Funes cohesiono a la mara y le dio un ser político, para
su benéfico político partidario. Hoy, El Salvador permite tropas extranjeras
para combatirlas, no porque nuestra Fuerza Armada no pueda someterlas, sino
porque falta confianza en la autoridad civil nacional y en sus instituciones.
Una CICIES (Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador) es el
reconocimiento internacional de nuestra incapacidad de combatir la corrupción,
lo que lleva implícito, nuestra falta de capacidad para gobernarnos. La
corrupción en la Asamblea Legislativa, solo es posible, gracias a los votos de
cada ciudadano y las triquiñuelas de las cúpulas partidarias, permitidas por
sus afiliados es la que permite que los corruptos lleguen al poder.
Debe de haber un cambio, pero no de más reglas de
elección a cargos públicos que, al final la corrupción puede manipular, sino en
la conciencia del poder ciudadano y que éste, debe de actuar rectamente para el
bien común, que es el bien individual colectivizado, es un cambio de actitud cívica,
no de nueva legislación.
Hoy no podemos rechazar una CICIES, sin oponernos al
combate de la corrupción, pero debemos de estar conscientes de que ésta, no
será golpeada en forma pareja, sino a opositores políticos. Y los primeros que
serán golpeados serán miembros de la cúpula del FMLN que no haya pactado con
Bukele, luego será el resto de sus opositores.
Si no se combate la corrupción desde el origen del
sistema republicano: la conciencia de ciudadanía, su combate sólo será
momentáneo y transitorio. La propagación de los valores cívicos, debe hacerse
conjuntamente con los valores de libertad económica y de libertad de
conciencia.
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