Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
“Interméstica”, es término de reciente acuño (1977)
creado por Bayless A. Manning, abogado estadounidense - profesor de Derecho,
escritor y experto en Derecho Corporativo, decano de la Escuela de Derecho de
Stanford y el primer presidente del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados
Unidos- dicho término, compuesto de dos
palabras, es utilizado para describir un fenómeno internacional, que tiene
ramificaciones domésticas y que busca soluciones pragmáticas, a problemas
complejos. En la actualidad, la política interméstica de Estados Unidos, rige la
política internacional incluyendo Centroamérica y el Caribe.
Al fin de la Guerra
Fría, Centroamérica y el Caribe, dejaron de ser relevante para la política
exterior de Estados Unidos, pues ya no fueron para dicho país, una amenaza geoestratégica:
perdió importancia el paso por Panamá, frente al emergente comercio con Asia y
Cuba, ya no fue para Latinoamérica, el foco de inestabilidad. Los intereses
norteamericanos pasaron al Asia y al Cercano Oriente. Fueron ya secundarios, a
excepción de Brasil y México, los mercados latinoamericanos.
La corrupción de los
políticos centroamericanos, ha debilitado la institucionalidad de sus Estados,
generando un caos social, causa de la emigración hacia los Estados Unidos, del
narcotráfico, del crimen organizado y del entendimiento del criminal con el
político: vulnerando con ello, la seguridad doméstica de Estados Unidos. La
excesiva emigración ilegal hacia ese país y los efectos de la droga, inciden en
la política doméstica de Estados Unidos y muy peligrosamente, cuando se
pretende manipular la migración, para crear presión política contra el Gobierno
de Trump. Es en tal circunstancia cuando la política doméstica, interviene en
la política internacional.
Dicha situación obliga
a que la política Trump, sea enérgica hacia México y el Triángulo Norte - las políticas de Obama, lejos de disminuir los
problemas regionales, los exacerbó -. Actualmente, Estados Unidos ha visto, en
liderazgos nuevos, una alternativa para solucionar sus problemas, independiente
de su forma ideológica de pensar y proceder interno, lo cual no será camino
fácil para los centroamericanos. Los endurecimientos de las normas migratorias
en México ya, se están haciendo sentir. Hay que tener en cuenta que para
Estados Unidos todo inmigrante ilegal es un delincuente y como tal, debe ser
tratado. Las fuerzas demócratas en Estados Unidos, cuentan con los efectos
negativos de la migración ilegal, para usarlos en su política doméstica.
Estados Unidos apoyara
a cualquier Gobierno centroamericano que ponga paro a la emigración y disminuya
los flujos de droga, aun a riesgo en su país, de una disminución de libertades
o, use esta coyuntura, para eliminar a sus enemigos políticos.
Nicaragua y Venezuela
son países que promueven la desestabilización regional: son territorios
santuarios para el terrorismo y puntos de distribución de la droga; son remanentes
de la estructura geopolítica venezolana, que pretendió ser el último reducto
del socialismo en Latinoamérica. Razón por la que, los países que tengan lucha
geopolítica con Estados Unidos, darán su apoyo a estos dos países; puede darse
un bloqueo económico a Venezuela, pero sin llegar a una intervención militar,
repitiéndose el escenario dado una vez, con Cuba.
En razón de éstas
circunstancias, es de esperarse que se dé un apoyo incondicional al Gobierno de
Nayib Bukele y a sus planes de contención a las maras, frenando la emigración y
cortando el tráfico de droga. Una CICIES tendrá igual beneplácito, pero se
usará contra los enemigos políticos, siendo el combate a la corrupción un
proceso “selectivo”.
La migración actual es
originada por la violencia, pero en el futuro, será impulsada por el cambio
climático y se exigirá a los políticos, que aborden ese tema. Ahora se exigen soluciones
prácticas y no, ideológicas.
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