Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Para MOVIMIENTO LIBERTAD
En el recién pasado mes de julio, conmemoramos 50 años
de la guerra con Honduras, llamada de Legítima Defensa o de la Dignidad
Nacional. Se defendió, en suelo hondureño, a los salvadoreños, de una agresión
ilegítima, pues sólo tuvo por causa, el poder distraer a los políticos
hondureños, de sus problemas internos. Se han escrito varias obras que
puntualizan los acontecimientos histórico- militar de dicha campaña, pero nada
se ha escrito sobre nuestra deficiencia en la defensa política y diplomática de
dicha campaña; ésta, es origen de nuevas amenazas para El Salvador, las cuales
posiblemente, tendrán que ser enfrentadas en un futuro, por nuestras Fuerzas
Armadas
La guerra con Honduras (1969) fue a causa de continuas
violaciones en territorio hondureño, de los derechos de los salvadoreños que se
habían asentado en aquel territorio, por razones de trabajo: la mano agrícola de
los salvadoreños satisfacía las necesidades de la United Fruit Company (UFCO)
(1899–1970), reorganizada luego de su quiebra, en la Chiquita Brands
International, con sede en Estados Unidos y Suiza. El caos político hondureño y
las consecuencias de su reforma agraria de 1962 (Decreto #2 del 29/09/62)
preveía la redistribución de parcelas individuales, a partir de tierras con
estatus jurídicos diferentes (nacionales, comunales o privadas), afectadas, por
encontrarse ociosas o, por haber sido apropiadas de manera ilegal, beneficiarían
a miles de salvadoreños residentes en el agro hondureño, siendo víctimas del
genocidio de la “Mancha Brava”, que los ataco como pretexto de su unidad
nacional.
Han coincidido desde 1954, las crisis hondureñas con
la expulsión de salvadoreños de su suelo patrio o con conflictos limítrofes de
ese país, que sólo tienen el objeto de crear distracción a problemas internos y
realizar una cohesión nacional. En 1967, el Coronel Armando Vásquez Cerrato,
para dar un golpe de Estado al General Oswaldo López Arellano, ofrece
estabilidad para los salvadoreños, a cambio de armas y apoyo militar de parte
de El Salvador. Se les envía en camiones, al mando del SubTeniente Inocente Orlando
Montano el SubTeniente Sosa, que luego de cruzar la frontera del Poy, es capturado en Nuevo Ocotepeque, junto a cuarenta
y cinco soldados, porque los hondureños “se habían arrepentido” del alzamiento.
El primer revés político diplomático, que no supimos
manejar, lo genero el reportero polaco Ryszard Kapuscinski, quien acuñó “Guerra
del Futbol”. El poder político exigió al mando militar, la entrega de las
tierras tomadas a Honduras, que eran coincidentes con el mapa de El Salvador de
1850; después, diplomáticamente, perdimos los “bolsones” que, según los mapas
de 1903, eran tierras salvadoreñas.
El Salvador defendió militarmente, a sus ciudadanos
masacrados en Honduras, pero políticos y diplomáticos, no pudieron defender la
integridad del territorio nacional, sosteniendo convenientemente el “uti possidetis iure” (del latín, "como [poseías]
de acuerdo al derecho, poseerás"). Ha venido reduciéndose el territorio
nacional por nuestra incapacidad política y diplomática para defenderlo.
Cuando la Isla Conejo fue ocupada por tropas
hondureñas que izaron su bandera en dicho territorio, el Presidente Duarte
ordenó no recuperar dicha isla, para no entrar en otra guerra ya que había
guerrilla en la frontera con Honduras. Hoy la Isla Conejo es el punto de
partida de Honduras, para su salida al mar y reclamo de una mayor zona
económica exclusiva, a costa de la nuestra, hasta llegar a la desembocadura del
Rio Lempa.
Cancillería salvadoreña, activa su Comisión de límites
sólo ante un conflicto, mientras que Honduras, tiene la suya trabajando permanentemente
aprovechando cualquier conflicto para su beneficio: así es como, militarmente ganamos la Guerra de
la Dignidad Nacional, pero perdimos territorio, por irresponsabilidad de
políticos y diplomáticos.
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