Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Chile y Bolivia, presentan actualmente, procesos
políticos coincidentes, pero divergentes en su origen y desarrollo, lo cual es
común, para otros países latinoamericanos.
Chile sufre un proceso hacia el socialismo, mientras
que Bolivia, lucha por salir de él, pero en el proceso, vemos una corriente
socialista que nace de estos países y es atizada por otras corrientes
socialistas latinoamericanas, en lucha ideológica, propia de la Guerra Fría, cuando
la ideología era utilizada como pretexto para conflictos latinoamericanos, en
beneficio de pretensiones geopolíticas. Hoy son las luchas ideológicas, las que
utilizan los intereses geopolíticos extra continentales, para su lucha interna
por el poder.
Evo Morales pudo asilarse muy bien en Venezuela,
Nicaragua o Cuba, en primera instancia, y en segunda, en China o Rusia, pero
México le brindó asilo, de acuerdo al Derecho Internacional. Este asilo, es
para Morales, una “retirada estratégica”, pues la “neutralidad” de México es
sólo aparente.: México, desde la matanza de Tlatelolco - el 2 de octubre de
1968-, el Gobierno mexicano pactó con Fidel Castro su apoyo a las operaciones
insurgentes latinoamericanas, a cambio de no atizar los conflictos internos
mexicanos, a partir de las organizaciones sindicales o guerrilleras. Hemos
visto así, un desarrollo mínimo revolucionario en México y éste ha servido de
plataforma logística para la insurgencia contra Somoza en Nicaragua y luego favoreciendo
las insurrecciones en Guatemala y El Salvador.
El pacto Franco-mexicano que favoreció el intento del
FMLN-FDR de practicar la secesión del territorio nacional, fue fraguado en
México, por insurgentes salvadoreños, con ayuda diplomática de ese país, ante
las autoridades socialistas francesas. Terminada la Guerra Fría, Andrés Manuel
López Obrador, ha retomado esa política, ya no por la amenaza revolucionaria
contra México, sino por convicción propia. Y algunos socialistas norteamericanos,
creen que, con la política en favor del socialismo latinoamericano de México,
podrán influir a largo plazo, en la política norteamericana, y lograr así, un
cambio en ese país.
La inestabilidad actual de Bolivia, se debe a la
penetración ideológica lograda en trece años de Gobierno, consolidando el indigenismo,
en una mezcla cristianismo-revolución, que hoy sostiene la resistencia contra
el gobierno y, promueve el retorno de Evo Morales. De igual manera, luego de la
salida del General Pinochet del poder, se siguieron los lineamientos económicos
de “los chicos de Chicago”, que instauró Pinochet, y que se siguen hasta el
presente, lo cual permitió hacer de Chile, la mejor economía de Latinoamérica,
pero hubo una ideologización del modelo socialista, en la sociedad, lo cual
permite, que florezca el movimiento revolucionario y que se pida ya, un referéndum,
para cambiar la Constitución ”adecuándola a las exigencias sociales y los
nuevos tiempos”; permitirá así, un giro
hacia la izquierda, destruyendo la economía chilena. Todo ha sido posible mediante
veintinueve años de adoctrinamiento, principalmente desde las aulas.
Si no se hace una labor constante de adoctrinamiento
de las bondades del sistema capitalista y la necesidad del sostenimiento de las
libertades como base del sistema democrático, veremos corrupción,
asistencialismo, populismo y revolución en cada uno de los países
latinoamericanos.
La quema de iglesias en Chile, el rechazo a la
religión católica en Bolivia, el ataque a las iglesias en Nicaragua, tienen un
mismo origen: el socialismo. Se ataca a cualquier fuerza que no sea
revolucionaria o que se oponga a ella. Es de hacer notar, que estos ataques son
contra las iglesias tradicionales, no aquellas que sustentan la Teología de la
Liberación o que promueven lo acordado en el “Sínodo de la Amazonía”, que
significa una visión teológica revolucionaria y panteísta del cristianismo,
concordante con el socialismo latinoamericano. En síntesis, el socialismo es
amenaza para la vida cristiana y democrática de Latinoamérica.
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