Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Es necesario que
se detenga ya, la tirantez política existente en el país: basta de confrontación.
Debe El Salvador, entrar en fase de diálogo, entre los distintos órganos del
Estado y, de ellos en conjunto, con la sociedad civil, un entendimiento,
respetando la institucionalidad existente; de no ser así, El Salvador sufrirá por
la tirantez política existen, una destrucción mayor que la vivida durante el
conflicto armado.
Si un día, el
Gobierno asegura una cosa y luego al siguiente, la cambia, bajo cualquier
pretexto, crea inestabilidad. Si la Asamblea Legislativa aprueba algo que, en
su totalidad, no se apega a lo solicitado por el Ejecutivo, es vetado, creando
inestabilidad, por vacío de ley. Si el Ejecutivo, exige miles de millones en
deuda y luego no da cuenta de ello, crea inestabilidad. Si los funcionarios
públicos actúan a su arbitrio y no, dentro de lo prescrito por la ley, crean
inestabilidad. Si se impide trabajar, a quien desea hacerlo, se crea
inestabilidad y si se obliga a trabajar, a quien tiene miedo de un contagio, se
crea inestabilidad. Si un criterio médico, aplicable al ámbito hospitalario, se
quiere aplicar a una nación, créase inestabilidad. Si a los médicos se les
obliga a trabajar sin la protección debida, créase inestabilidad.
La inestabilidad
causa la quiebra de cualquier país: Argentina es muestra de ello: la
inestabilidad bancaria que creó el Presidente Fernando de la Rúa (1996 a 1999) y
su Ministro de economía, Domingo Cavallo; crearon un caos en la banca, al
querer “bancarizar” la economía (controlar las operaciones cotidianas, mediante
el sistema bancario), creo tal inestabilidad que, primero descalabró la banca,
luego toda la economía y, a toda Argentina, luego, no pudo estabilizarse, hasta
tiempo después. La destrucción económica causada, aún se siente hoy.
En El Salvador, se
está desestabilizando la economía, la cual desestabilizará al Gobierno y luego,
al país. De ello, están a la vista, los primeros signos. La inversión Estatal,
no puede mantener funcionando a un país, si no tiene una fuente de ingresos
proveniente de petróleo, metales preciosos o recursos no renovables. Venezuela
quiso expandirse geopolíticamente, a costa de sus recursos que, al ser
invertidos fuera de su territorio, y crear inestabilidad interna, los cambios
políticos, que pretendía Hugo Chávez, es hoy, una nación que se está muriendo
de hambre, sostenida sólo por la lucha geopolítica mundial.
La paralización
económica de un país, se hace, para poder preparar su infraestructura, para una
catástrofe; aquí no ha habido ninguna preparación efectiva, pero se ha
debilitado el cuerpo de la nación y su capacidad de recuperación. Por lo tanto,
ofrecer apertura y luego negarla, crea inestabilidad, vuelve incierta la
recuperación social y con ella, la capacidad de pago del país, en sus deudas
recientemente adquiridas. Por más aumento de impuestos que sean decretados el
próximo año, no podrán satisfacerse las necesidades gubernamentales, pues si la
recaudación se basa, en la generación de utilidades, y si estas no existen, no
hay hecho generador, salvo que el Gobierno pretenda aplicar la
confiscatoriedad.
La negociación
debe centrarse en cómo combatir el virus, en el quehacer diario y no, en si se
restringen o no, derechos del ciudadano. La negociación debe centrarse en
volver a la normalidad y no, sobre la propaganda y conveniencia electoral. Para
salir de la presente crisis, es necesario parar la confrontación y retornar a
la normalidad o, seremos arrastrados a un conflicto mucho mayor, ya no para determinar
quien ejerce el gobierno, sino por la supervivencia individual, en la que el
Estado, dirigido por el Gobierno, será el enemigo del ciudadano.
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