Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Envía el Gobierno señales inequívocas, creando nuevas
crisis políticas destinadas, mediante la destrucción del Estado de Derecho, a la
consolidación de su dictadura, con grave daño a la economía.
Identificase dos crisis políticas, destinadas a
generar cambios, haciendo innecesaria, una nueva Constitución, pues al deformar
el Estado y cambiar sus funciones, una futura legislación, sólo regularizaría
lo de hecho, ya transformado. Este sistema, está destruyendo la capacidad
productiva del país y, sobre todo, creando inseguridad jurídica, que asusta al
inversor, salvo al que está en convivencia con el Gobierno y, tiene la
seguridad, de que todo será a su favor.
La primera crisis, es creada con Estados Unidos, para
forzar un alejamiento: en que nuestras relaciones, sean lo mínimo posible, sin
que exista una influencia democrática, producto de su esfera geopolítica, bajo
la premisa, de que la tolerancia en sus relaciones, mostrada hasta hoy, no afectará a nuestros
emigrantes, remesas y comercio, pues de realizarse acciones, en tal sentido “se
dañaría al pueblo y no al Gobierno”, y así , iniciar veladas relaciones, con
potencias que disputan la hegemonía latinoamericana o, les son claramente
hostiles a USA, por tener Gobiernos antidemocráticos, o ser fuente de
terrorismo.
La segunda crisis viene desde la Asamblea Legislativa,
para sentar precedente sobre el poder partidario, ejercido por un grupo, leal
al Presidente. Esto, destinado a crear una alineación entre el diputado, con la
línea partidaria, para que el partido sea el que ejerce el poder legislativo y
no, los diputados, como representantes del pueblo.
Esta segunda crisis, tiene tres vertientes: primero, la
derivada hacia la disciplina interna de Nuevas Ideas: diputados y alcaldes (ya
descontentos por el engaño de que han sido víctimas), segundo, hacia la
oposición, para demostrar que, un diputado, puede ser desaforado o cualquier
opositor, encarcelado. Tercero, hacia el cuerpo diplomático: para que vea
riesgoso, escuchar a la oposición y, crear aislamiento con las posiciones
disidentes en el país. Estas crisis, posiblemente sugeridas, por el gabinete
oculto de venezolanos, en Casa Presidencial.
Para crear la primera crisis, se han utilizado videos
manipulados y, una bien orquestada ejecución de los troles, especialistas en
estas operaciones. Para la segunda crisis, los diputados de Nuevas Ideas, han
tenido que mostrarse ignorantes, del significado de ser diputado, su poder
político o papel institucional.
La resistencia social existente, resulta, de las
mismas acciones del Gobierno, que atentan contra los intereses de la población;
su freno, han sido las protestas generadas y, el temor a un alzamiento general,
ante la creación de más problemas, que no se solucionarían, con las medidas
gubernamentales propuestas: ejemplo es la estatización de las pensiones;
bajaría la deuda del Estado en 7,000 millones, pero para lograr el apoyo de los
sindicatos, tendrían que elevarse las pensiones mínimas, lo cual llevaría, a
una espiral de nuevos impuestos, más el descontento por la confiscación de los
fondos individuales de pensiones y, la reducción de las más altas. La Ley de
aguas es otro ejemplo: encarecería la agro-producción y haría más ineficiente
el servicio actual.
Si la oposición, se limita a acciones de calle y, a
protestar por las medidas gubernamentales, cada vez habrá menos espacio, para
la resistencia social pacífica, pues al destruir la institucionalidad, será más
fácil enderezar las acciones del Estado, contra los opositores, como lo
sucedido en Venezuela o Nicaragua.
Las recientes políticas de Estados Unidos: salida de
Afganistán, confusa política de inmigración, el tratado AUKUS, la creciente
crisis entre Marruecos y Argelia, le están restando aliados y han envalentonado
a este Gobierno, que escucha a los enemigos de Estados Unidos.
La oposición debe de tener la iniciativa, no el
Gobierno.
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