Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Parece que en Ucrania. se intensificará el conflicto,
llegando a Moldavia y al Báltico: los Gobiernos occidentales, procuran contener
tal amenaza, pero sin enfurecer más, a Rusia; en la esperanza de que éste, se
limitará a una parte de Ucrania. Mientras tanto, nosotros sufrimos las
consecuencias económicas y, nuestro Gobierno procura fortalecer el
autoritarismo y establece la confiscación, como norma, mientras ruega por un
triunfo ruso y que China, se convierta en el eje mundial del comercio, pues espera
que, en un futuro, ayude a éste Gobierno como su aliado geopolítico, aunque la
economía del país se hunda y, una mara, tenga preeminencia, sobre las otras.
La resistencia ucraniana, detiene la expansión rusa,
hacia occidente, por ello, los países europeos y Estados Unidos, le suministran
armas; tal situación, entorpece los avances militares rusos y en ello ve una
justificación, para primero, amenazar y luego, atacar a occidente.
Los fuertes debates en España, Francia y Alemania, sobre
el envío de armamento a Ucrania, refleja su dependencia de las importaciones
ucranianas y rusas, en un mundo globalizado, pero que ahora, enfrenta
nuevamente, una lucha ideológica: el sistema democrático vrs el autoritarismo,
en disputa de la economía mundial.
A más entrega de armas a Ucrania, mayor resistencia al
poderío ruso y, mayor riesgo de que el conflicto escale, en un intento de
evitar dicho abastecimiento. Sin tal
ayuda militar y diplomática, se probaría la capacidad operacional del Ejército
Ruso, como extensión del poder de dicha nación, permitiendo la reconstrucción
del antiguo imperio soviético, con sus áreas de influencia. Ya sus generales,
expresaron su intención de llegar hasta Moldavia y, anexar una parte, cuya
población es ruso-parlante. Rusia, apoyará la pretensión bielorrusa, de llegar
hasta el mar Báltico, en detrimento de la soberanía letona y lituana.
Todo lo cual, es una repetición de lo sucedido en 1938,
con la anexión de Austria a Alemania (Anschluss), para lego continuar, con la
anexión de los Sudetes y Checoslovaquia, hasta que invadida Polonia, desemboco,
en la Segunda Guerra mundial. Por estas razones hay riesgo de una colisión
mundial: dos sistemas de creencias, pretendiendo dominar la economía global.
El Salvador, lejos de seguir la corriente democrática
occidental, se aleja y, no muestra rechazo a las pretensiones rusas, basadas en
el autoritarismo y el militarismo, en la creencia de la superioridad de la
fuerza, por sobre la razón (Derecho) y de que el poder recibido del pueblo,
implica la renuncia de la soberanía, en favor de un dictador, creador de la
entelequia nacional.
Putin se vuelca contra Ucrania, Bukele, se vuelca
contra El Salvador, el régimen de excepción, se ha vuelto un instrumento
populista, esgrimiéndolo contra unos y otros, según la conveniencia del
momento. Bajo el régimen de excepción, no sólo se han suspendido las garantías
individuales, sino las procesales y, las instituciones han perdido sus
funciones por el colapso institucional, debido a la aplicación, del régimen de
excepción.
Ahora, sin Poder Judicial, ni Poder Legislativo y, con
la anulación de las funciones municipales, todo depende del Poder que el
Ejecutivo pueda ejercer, mediante el uso de la fuerza (policía y Fuerza Armada).
Los cambios que se pretende hacer, en el centro histórico de San Salvador, la
reserva de los procesos (en violación a los Derechos Humanos), los requerimientos
de dinero al sector financiero (dinero de los particulares), no se podrían
hacer, en un Estado de Derecho, pero sí, bajo el presente régimen de excepción.
El Salvador va en ruta de colisión con su Gobierno,
tal como van, por la misma ruta, los países democráticos y Rusia, por un claro
antagonismo ideológico.
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