Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Con un Gobierno dictatorial, el crecimiento económico chino
exige recursos, que extrae de la globalización, generando una nueva forma de
explotación o colonialismo, a la cual Occidente ha llamado, “Teoría de la
amenaza China”; considerada por la OTAN, un “desafío sistémico a la seguridad”,
después de que se advirtiesen las políticas coercitivas, con las que China
pretende alcanzar sus objetivos geopolíticos y económicos. En lo que nos
concierne, Centroamérica es objeto de su expansión, en el Océano Pacífico: la
realiza, siguiendo la política de mano suave o, de la deuda.
El desarrollo de nuestra costa del Pacífico, con un
tren que fuese parte de un canal seco, el aeropuerto de carga, en La Unión y, un
área industrial de 2000 km2, todos son proyectos de China, dentro de su
pretensión de expansión en el pacífico. Bitcoin City y Surf City, son
adiciones, de estos proyectos que, a cuyo amparo, esperan crecer.
El proyecto chino, inicia en el Golfo de Fonseca, desde
la Isla Periquito, sin saberse hasta dónde finalizará, dado el secretismo y desinformación
que lo rodea, aunque todo parece indicar, que llegará hasta Surf City (El
Zonte).
Un proyecto de esta magnitud, podría gustar a la
mayoría de empresarios salvadoreños porque generaría un crecimiento en el
desarrollo inmobiliario, generando mucho impuesto por ganancia a capital; sin
embargo, en la presente legislatura, hemos comprobado la tendencia de
confiscación, para obras municipales y, la “caducidad de derechos de propiedad”,
para la construcción del nuevos aeropuerto y tren, que serán aplicados en el
futuro.
Lo cual indica que dichos proyectos con China, podrían
basarse en la expropiación o expoliación de la propiedad (términos derivados de
principios liberales) o “caducidad del derecho de propiedad” (nuevo concepto
usado por el presente Gobierno) derivado de la concepción socialista de propiedad,
para la cual, la propiedad es del Estado, pero ha permitido que los particular la posean y
usufructúen, mientras no sea de utilidad pública, en una inversión de los
artículos 101, 102 y 103 de la Constitución.
Los proyectos chinos, serán desarrollados por
personal, maquinaria y material chino (como se está haciendo en la Biblioteca Nacional),
habiéndose llegado al absurdo, de autorizar por Decreto, a los Arquitectos e
Ingenieros Chinos que diseñaron la obra; el personal salvadoreño laborando es
mínimo. Dicho proyecto abarca la reorganización de San Salvador, que hoy
realiza el Alcalde capitalino. Todo esto entorpece el crecimiento de la
economía nacional.
Si los Bonos salvadoreños han caído tanto, que sólo están
más bajos, los Bonos ucranianos, es imposible que logremos conseguir
financiamiento, para una obra como la del aeropuerto, un tren con conexión
interoceánica, una zona económica especial e internet independiente de Estados
Unidos. Un financiamiento de este tipo, tendría que ser con fines geopolíticos
y, a un interés impagable: sería cancelado al final, con la obra misma. Ocurrió
así, con Sri Lanka y otros países africanos, en aplicación de la política de la
deuda.
Para entender más claramente esta amenaza, es
recomendable, leer el artículo “El camino de China hacia un desarrollo pacífico
y su relación con Estados Unidos”, publicado el 17/01/22 por el Real Instituto
El Cano (España).
Con más de 20,000 capturas durante el régimen de
excepción y, muy pocos liberados, las tensiones sociales que se generarán con
tales proyectos, sólo podrán ser contenidas por la fuerza y, si no hubiese una
escala en la violencia, se generara mayor emigración hacia los Estados Unidos.
Si se busca el desarrollo interno, deberá ser por salvadoreños, para intereses
salvadoreños, dentro de la globalización y no desarrollando, una nueva lucha
geopolítica.
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