Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
Para
la geopolítica norteamericana, El Salvador es irrelevante, siéndolo sólo, de un
punto en Centroamérica: el Triangulo Norte, pero el Gobierno salvadoreño, ha
logrado convertirlo en tema de campaña en Estados Unidos, uniendo los criterios
de Republicanos y Demócratas, sobre El Salvador, por causas diferentes y, de
forma negativa, lo cual conviene analizar.
En
la política norteamericana y, en el “Triangulo Norte”, Bukele fue visto, como
forma de cambio en la política, rompiendo con el FMLN, del que “gringos go
home” fue uno de sus lemas y golpeando a ARENA, que era un resabio de la Guerra
Fría; fue visto como una renovación política, tendiente a introducir cambios
tecnológicos e ideas progresistas, para lograr tres objetivos: la
democratización (alternancia en el poder), sostenibilidad económica, y pilar de
estabilidad en el área. Esto permitiría detener la emigración, favorecer la
exportación y el turismo y, no elevar a niveles geoestratégicos, las relaciones
con China y Rusia.
Ninguna
de estas expectativas se cumplió, por el contrario, El Salvador, se ha vuelto el
centro de la organización de tráfico humano, en Centroamérica, por el asocio del
Gobierno, con el crimen organizado. Nuestra productividad ha bajado, al grado
de no poder equilibrar la balanza de pagos, lo cual se logra sólo por las
remesas, convirtiéndolas en una “industria más”. El Bitcoin como moneda, en un
país dolarizado, es la convertibilidad perfecta para el lavado de activos y
financiamiento del terrorismo. Félix Ulloa, en San Petersburgo, aseguró la
cooperación militar con China y Rusia.
Las
expectativas con Bukele, fueron rompiéndose una a una. No se contuvo la
emigración, por el contrario, es estimulada desde sus políticas públicas, pues el
no haber libertad económica, obliga a migrar. El régimen de excepción es una
amenaza interna, que crea temor y emigración. Los acuerdos con las pandillas,
han llevado a la liberación de sus cúpulas y, a fortalecer sus estructuras
nacionales, cuyos objetivos están en Estados Unidos.
El
Congreso norteamericano, ha reconocido que la mayor amenaza para Estados
Unidos, es la expansión China, y El Salvador espera, que sea China, la que
compre la deuda externa salvadoreña y nos provea de cooperación militar. Para
ello, le aseguraremos una franja costera. La política China, no marcha a la
velocidad que el Gobierno salvadoreño desea y éste, para presionar, ofrece la
desdolarización y solicita cooperación militar a Rusia, cuando esta amenaza
activar sus bases, en Cuba y Nicaragua.
Trump
ve que la emigración ilegal, es un problema de política interna, pues pone en
peligro la Seguridad Nacional, por el fortalecimiento de las relaciones
criminales. Bukele, ha fortalecido las relaciones criminales en el Triangulo
Norte y favorecido la emigración de salvadoreños, hasta considerársele en El
Salvador, como una forma de progreso. Al dejar en libertad a lideres
criminales, el país, se convierte en su santuario, tal como fue, la Isla
Tortuga, en el Caribe, para los piratas del siglo XVII y XVIII.
Durante
el Gobierno de Ronald Reagan, El Salvador, cobro relevancia para la política
norteamericana, por la amenaza comunista, que se contuvo, evitando el efecto
“domino”, luego del triunfo de la Revolución Sandinista. Con posterioridad,
fuimos parte de las fuerzas de paz en Irak y llegamos a ser candidatos a formar
parte de los países observadores en la OTAN. Ahora somos lo contrario, de una
solución, pasamos a ser un problema.
La
causa que genero dicho cambio, ha sido el anuncio de la reunión Bukele-Putin,
para discutir temas de cooperación militar y las declaraciones de los
pandilleros liberados y capturados en Guatemala, México y Estados Unidos. El
anuncio de la desdolarización es irrelevante para Estados Unidos, pero no para
los salvadoreños.
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