Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 26 de Julio de 2014.
La migración forzada,
es decir, el desplazamiento obligado de habitantes es un CRIMEN DE LESA
HUMANIDAD y no, ni mucho menos, un mero acto delincuencial justificado por la “precarización
social”, estupidez (f. Torpeza notable en comprender las cosas) justificadora
de Dagoberto Gutiérrez del fenómeno de las pandillas como expresión social de
la lucha de clases, expuesto así, en un prestigioso programa de entrevistas
nocturnas (8 en Punto).
Tanto el fenómeno de
desalojo forzado de habitantes de sus lugares de domicilio, a causa de las
amenazas de las maras, como la migración de adultos y niños, son efectos de un
mismo fenómeno que tiene como origen o causa directa, el quehacer de las
pandillas y como causa indirecta, el estado económico del país; fenómenos son
estos, que se ven agravados por las acciones del Estado de El Salvador el que,
en resumidas cuentas, pretende descargar dicha responsabilidad, en los países
hacia dónde va la migración.
En una primera visión,
no se observa una política clara de seguridad pública: Preténdese crear
distractores sociales por lo que no son confiables las declaraciones de los
funcionarios públicos en tal sentido. Puede preverse sin embargo, que con tal
de disminuir el índice de homicidios, se pacte nuevamente con las pandillas,
aunque a niveles más bajos en sus estructuras (localmente) ofreciéndoles satisfacer
algunas de sus “necesidades”, tal como ya se está haciendo en Usulután, en
donde a una mesa de diálogo se han sentado el jefe de la PNC y otras
autoridades con un delegado de la pandilla de la zona, sin conocerse exactamente
cuáles fueron los términos y las consecuencias de dicha negociación.
Se puede afirmar lo
mismo en cuanto al panorama económico: distracción hacia la población, mientras
se entra de lleno en la próxima etapa electoral que servirá también para distraer
con las actividades políticas a la población. Se está presentando como perfil
del Gobierno un mayor control de la economía y de las empresas que actúan
dentro de ella: ejemplo de esta situación es el alza del frijol, lo cual fue
previsto desde principios del presente año al conocerse las exigencias
venezolanas y la triangulación de alimentos vía Nicaragua. Después de dos meses
de alzas, el Gobierno se ha negado a deducir responsabilidades por falta de “información”,
afirmando que son los acaparadores privados quienes causan dicho pánico en la
población. Sin embargo, no está aún claro cuál es el número de empresas
adquiridas por ALBA ni qué parte del mercado controlan ya, pues con mucha
discreción, van adquiriendo las empresas emblemáticas y tradicionales como la
arrocera San Francisco y la fábrica de quesos Petacones, cuya compra a estas
horas posiblemente ya es un hecho; y como éstas, otras empresas de larga data
en el mercado.
Todas son negativas las
señales económicas que se envían a la empresa privada y, aunque El Salvador va
hacia el abismo económico, el Gobierno de Salvador Sánchez Cerén se muestra muy
confiado, no por la aprobación del Fomilenio II, sino por la posible compra de
la deuda internacional por parte de China continental, la que aunque es muy
cauta en sus inversiones, bástanle unas
pocas migajas de su mesa, para desbordar la economía salvadoreña por lo mínima
que ésta es. Son todas señales que alejan la inversión extranjera, creando una
crisis mayor que afecta a las familias salvadoreñas y naturalmente, a las de
los pandilleros porque éstos, aumentan el monto de sus extorciones y tráfico de
droga para obtener los recursos necesarios para la supervivencia, afectando la
seguridad nacional (ya no “seguridad pública” pues no son los bienes de los
individuos los que están en juego sino el control del territorio y la soberanía
nacional). No son responsables de esta situación los países de modelos de
economías exitosas como los Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Singapur
o Australia. Son responsables nuestros Gobernantes que imbuidos de ideas políticas erróneas,
destruyen nuestro país para, según ellos, crear otro (a fuerza de cambios) a
imagen y semejanza de aquellos sometidos a dioses modernos infinitamente
perversos.
La reconstrucción de
nuestra economía sería factor en la solución de los problemas sociales, pero no
con el modelo socialista. El sistema democrático (con sus deficiencias) es el
único que ha demostrado la posibilidad de dar a la sociedad el desarrollo
económico con el empleo libre del saber, de la iniciativa y de la voluntad de
sus ciudadanos. Pero cuando un Gobierno permite la migración forzosa y más aún,
la encubre, se hace cómplice directo de un CRIMEN DE LESA HUMANIDAD, cuya competencia
en su análisis y prevención y juzgamiento, es de competencia internacional.
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