Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 31 de Julio de 2014.
Si durante una crisis
diplomática, un Estado “llama a su Embajador para una consulta”, es acto de
presión para el país a cuyo embajador se ha retirado, expresándole, por este
medio, su descontento. El dicho retiro no es acción diplomática baladí ni
caprichosa: es la actuación de un Gobierno que así expresa sus tendencias
políticas, pero en desacuerdo con los intereses de su nación. Dicha “llamada”
ha sido la expresión de un movimiento insurgente cuya existencia se supone
extinguida como consecuencia, de los Acuerdos de Paz de 1992.
El conflicto Palestino
– Israelí, se remonta a tiempos bíblicos: por lo menos a 5,000 años, pero en su
fase actual, se inicia en 1948, cuando, por mandato de la ONU, se creó el
Estado de Israel. Este conflicto, eminentemente étnico y religioso, ha tenido
diferentes instigadores, según ha sido el interés geopolítico en el área y ha
sido así desde 1967. Este conflicto fue potenciado
por los actores de la guerra fría: es a partir de esa época que se ha dado una
comunión de intereses terroristas árabes, con el terrorismo latinoamericano, el
cual parece subsistir hasta ahora, pese
a que tal fase histórica suponemos que
ya ha concluído.
En 1979, el Cónsul
Honorario de Israel en El Salvador, Don Ernesto Liebes, fue secuestrado y asesinado
por el FMLN; fue causa de dicho crimen su vinculación en la venta de armas
israelitas al Gobierno salvadoreño. El Embajador de Sudáfrica fue secuestrado
ese año por el FMLN, que exigió una ruptura de todos los vínculos de El
Salvador con Israel y Sudáfrica, así como el reconocimiento de la Organización
para la Liberación de Palestina, OLP.(http://www.wrmea.org/wrmea-archives/282-washington-report-archives-2006-2010/april-2006/5920-schafik-giries-abdullah-handal-1930-2006.html).
En 1981, tras una
reunión de Schafik Handal como Comandante del PCS-FAL con Yaser Arafat, en Beirut, Líbano, quedó
pactada la ayuda de la OLP la ayuda en armamento, recursos y logística para las
organizaciones insurgentes de El Salvador. Posteriormente, en 1982 Yasser Arafat subrayó el nexo entre la
OLP y el FMLN: “tenemos conexiones con todos los movimientos revolucionarios del mundo,
en El Salvador, Nicaragua -y repito, El Salvador- y en cualquier otra parte del
mundo”. (http://www.delacole.com/cgi-perl/medios/vernota.cgi?medio=comunidades&numero=agosto-1-2003¬a=agosto-1-2003-5).
Los intereses de los
salvadoreños son ajenos a los pactos y los compromisos de guerra con el
terrorismo; igualmente que con los intereses nacionales en materia internacional;
por el contrario son congruentes con la solución de los conflictos por la vía
diplomática y no por vía de la fuerza y aún, pese ha haber sido agredidos en
nuestra soberanía, en el caso de la Isla Conejo y haber sido provocados por
Honduras, para un conflicto armado, luego de ametrallar a lanchas pesqueras
salvadoreñas en aguas territoriales salvadoreñas, el país ha preferido en todo
caso la vía diplomática y no el terrorismo como actualmente lo está haciendo el
grupo Hamas al que, en la actualidad apoya la Cancillería salvadoreña.
La posición actual del
Gobierno salvadoreño con relación Palestino – Israelí, es proclive a suscitar
el conflicto a un debate nacional, el cual carecería de sentido en nuestro país
que ha sido, tradicionalmente un remanso de paz para ambos, judíos y árabes.
Más se advierte claramente que el FMLN tiene la oportunidad y la aprovecha,
para pagar sus deudas históricas con los terroristas por la cual pudieron
causar muerte y dolor al pueblo salvadoreño durante el pasado conflicto
revolucionario. En consecuencia, es fundamental la neutralidad de El Salvador
en apoyo a una solución negociada y, su rechazo firme y total, a las acciones
terroristas que provocan a un Estado a su legítima defensa. Estado reconocido
por El Salvador, desde su creación en 1948. Por otra parte, no es juicioso ni
prudente involucrarse como nación, en un conflicto extranjero cuya solución es
imposible de prever y que tiene visos de persistir hasta el fin de los tiempos.
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