Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 6 de
marzo 2016.
El pasado mes de enero,
el Gobierno no pagó las pensiones correspondientes al sistema previsional del
IPSFA: lo hizo hasta el presente mes. En tal retraso, hay un elemento a
considerar, muy diferente a lo que habitualmente se presenta, en otros retrasos
de pagos del Estado: el componente político y el cual parece ser, se volverá una constante en otros casos. Y ha
sido el IPSFA, muy probablemente, el
indicado para iniciar, esta nueva
política de incumplimiento de pago.
Ha sido habitual que se
retrase hasta casi un año, a los
proveedores del Estado; a los exportadores, se les castiga con no menos de seis
a diez meses en la devolución del IVA de sus exportaciones y al presente, ya
lleva hasta tres meses de incumplimiento en el canon de arrendamiento, en los
inmuebles arrendados por el Estado. Sin embargo, nunca se ha cuestionado dicho
pago y, no se ha justificado, el que
para dicho pago, sea necesario tomar
fondos destinados para el subsidio del gas.
Y en esta justificación está la novedad: advertir a la
población de la escases de recursos, y tomando
lo de muchos, para dárselo a unos pocos, porque los pensionados del IPSFA son
poco más de 20,000 y quienes reciben el subsidio del gas, 35,465 personas. Así el Gobierno pone de
hecho en la balanza, en un platillo los
pensionados del IPSFA y en el otro, las necesidades de los campesinos, que es donde se ha concentrado dicho subsidio.
Lo que no manifiesta el
Gobierno, es que existe una deuda del Estado para con el IPSFA de $ 1,800
millones de dólares y que, por otra parte, luego de los cambios continuos en la
forma de entrega del subsidio, hay 19,509 tarjetas no retiradas y por
consiguiente, subsidios no pagados, lo
cual significa un ahorro para el Gobierno,
de $ 22 millones de dólares, porque si un subsidio no se cobra un mes,
se pierde.
También es de considerar que, según la Revista de Estadísticas de
Pensiones, a marzo del 2011, el promedio de la pensión por vejez, es de $
515.93, por invalidez es de $231.18, por
viudez es de $ 150.47 y, por orfandad,
es de $ 73.60. Si tomamos estas estadísticas y las comparamos con la propuesta
del Gobierno, una pensión de $ 207.00 es muy inferior a la que ahora se tiene
en promedio. Con el nuevo sistema, los
afiliados al IPSFA, INPEP e ISSS, son
personas para “descarte”, sólo se espera
de ellos que fallezcan, pues las aportaciones que reciben estas instituciones,
son mínimas en comparación con los
egresos mensuales.
Existen 1,128,154
afiliados a las AFP, constituyendo el 57
%, las personas no mayores de 34 años,
por lo que se la considera una población “joven”, y en consecuencia es una buena fuente de recursos. Considerando
que los datos aquí presentados, son del 2011, faltan veintiún años, para que
este grupo mayoritario comience a jubilarse, por lo que, la intención del
Gobierno, es obtener esta población, y así,
pretende llevarse el mayor número de cotizantes: los que perciben mensualmente,
menos de dos salarios mínimos y también compartir las cotizaciones del resto.
Esta estadística financiera, aplicada a los pensionados y hoy, cuenta ahorrantes, da la impresión de que el
Gobierno trata a las personas, como ganado productor, dividiéndola, según sea
su productividad.
La propaganda
Gubernamental dice una cosa, pero el
proyecto de ley dice otra: no hay garantía de que las pensiones actuales se
mantengan: podrán fluctuar y no hay garantía en la continuidad del pago. La razón del experimento
social con el IPSFA, fue para estudiar
la reacción en una pequeña población de pensionados. Además, se encubren otras
pensiones que están siendo pagadas por medio del FISDL destinadas a pagar una
pensión y seguro medico a los antiguos combatientes del FMLN, catalogados en
dicha institución, como víctimas del conflicto,
asegurándose así, la adhesión al partido de Gobierno.
Ningún sistema de
pensiones es sostenible en el tiempo, si no es constante la pirámide población-crecimiento
económico. Y menos aún si la modifican intencionalmente, creando nuevos modelos
económicos a los anteriores. La seguridad de que habrá un colapso en los
sistemas previsionales es total, y la pregunta que nos debemos hacer es ¿Estaremos
dispuestos a impedirlo y podremos hacerlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario