Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 29 de
marzo 2016.
Muy difícil es
comprender, en toda su grave dimensión,
el problema musulmán en Europa, pues lo dificultan, no sólo las posiciones
diplomáticas sino también, los intereses de algunas fuerzas políticas europeas.
La dificultad estriba, en que las naciones europeas se ven obligadas a mantener
con el mundo árabe, una relación diplomática cordial, para preservar sus
intereses nacionales actuales y también, los de algunos partidos políticos
socialistas, a los que parece que, la defensa de los intereses musulmanes es un
proceder ofensivo al sistema democrático y parte de su lucha contra el sistema.
No obstante, su sentimentalismo humanista – herencia cristiano romana – del ciudadano común, le mueve a compadecerse
de los individuos cuyas calamidades, les ha obligado a llamar a las puertas
europeas: es la solidaridad humana en función; pero es el caso, que los recién
llegado, no se integran al sistema de la sociedad europea: pretenden por el
contario, cambiar por la de ellos la cultura nacional, y con tal propósito, emplean tres medios: 1)
sentimentalismo; 2) mecanismos legales para el cambio social y; 3) la fuerza y
el terrorismo.
Para ilustrar dichas
posiciones, tomaré como ejemplo, el cuaderno N° 48 de la Escuela Diplomática,
del Ministerio de Asuntos Exteriores y
Cooperación del Reino de España, titulado
“El Islam y los musulmanes hoy. Dimensión internacional y relaciones con
España”, redactado por Olivia Orozco de la Torre y Gabriel Alonso García (eds.),
editado el 2013 por la Escuela Diplomática y Casa Árabe, y además las posiciones políticas de “Podemos”,
sobre todo, en Cataluña. Aunque me circunscribo exclusivamente, a España, y puede observarse igual fenómeno, en cada
uno de los países que conforman la Unión Europea.
El Islam se presenta,
como cultura que beneficia el desarrollo
humano y que, en razón de tal beneficio, debe ser reconocido y aceptado, dentro
de una interacción cultural globalizada;
haciéndose hincapié, en la necesidad de
borrar del Islam, todo pasado estigma. Esta posición, muy favorable a las relaciones
diplomáticas y comerciales actuales, no es congruente con la realidad que se
vive en muchos países árabes.
Para comprenderlo,
citaré como ejemplo, la expulsión de cristianos en Marruecos (que es país
progresista y tolerante dentro del mundo árabe): del salvadoreño, Maestro
Gilberto Orellana hijo, que en El Salvador había sido Director de la Orquesta
Sinfónica Nacional, se desempeñaba en Tetuán, como profesor de música, fue
expulsado el 2006 junto con otros 500 extranjeros, porque, abusando de la
libertad religiosa, evangelizaba. Se realizó tal expulsión, sin darse el debido
proceso legal, considerándose, no obstante, una “magnanimidad”, pues el Art.
220 del Código Penal marroquí, señala una pena de entre seis meses a tres años
de cárcel, por expresar libremente una confesionalidad, diferente a la del
Islam. El Maestro Orellana se benefició de la intervención de la Cancillería
española, pues, siendo su condición muy complicada, se le había amenazado, con
aplicársele la pena de muerte por decapitación.
Es congruente la
posición española, con la de toda la Unión Europea: fomenta la consolidación
cultural Islámica, dentro de la Unión y,
permite que los líderes islamitas como el imán británico Anjem
Choudary, se expresen considerando como “una ofensa” y “un menosprecio” a la religión
del Profeta, dice: las procesiones de Semana Santa en España; - utiliza como
argumento, la misma ley vigente en España-: “Ninguna confesión tendrá carácter
estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la
sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con
la Iglesia Católica y las demás confesiones” Constitución Española, Art. 16.3.
Los musulmanes además de estar conscientes de su fuerza numérica en Europa y
del peso político del número, poseen una entelequia en base de la fe, que
arraiga, en suelo europeo, un nuevo nacionalismo, el cual tendría una dimensión espacial, más amplia que la de
los nacionalismos ya existentes, pues abarcaría en uno sólo, toda Europa.
Mientras esto sucede en
Europa, el Gran Muftí de Arabia Saudita, jeque Abdul Aziz bin Abdullah, máxima
autoridad religiosa de dicho país, exigió en marzo de 2015, a los musulmanes,
que destruyan las iglesias, apelando a la orden que Mahoma dio a sus seguidores: “Yo expulsaré los
judíos y cristianos de la península de Arabia y no dejara a nadie que no sea
musulmán.”( Hadiz Muslim 19.4366). Esta orden, aplicable para el medio
oriente, la hacen suya los musulmanes en
Europa, aplicándola a su ámbito de
acción, debido a la no integración con la cultura europea. Podrán afirmar algunos,
que no todos los Muftí tienen la misma visión,
pues el Gran Muftí de Siria, Ahmad Badreddin Hassou, el 2013, pidió orar,
junto al Papa Francisco, por la paz en Siria. Esto no significo un interaccionismo
o tolerancia, sino el fin común, de evitar un mayor derramamiento de sangre
entre musulmanes el cual generaba el
exterminio en dicho país, de las diferentes confesionalidades cristianas.
De hecho, los gobiernos
clasifican en dos a los musulmanes: los pacíficos y los terroristas,
preocupándose únicamente, por los segundos, que son el fruto de una conciencia
anti occidental. En cuanto a los primeros, se les ha dado coexistencia pacífica,
pero bajo el entendido de su sometimiento al poder político de la nación. Situación
que, históricamente puede ser apreciada en tres épocas: luego de la toma de Granada en 1492, de la Paz de Karlowitz en
1699 y de la Paz de Pazarowitz en 1718.
Estos tres sucesos dieron fin a una lucha geopolítica entre poderes de los
Estados cristianos con el árabe y el turco. La cultura Islámica, sin la
estructura de un poder o de un Estado,
puede coexistir pacíficamente,
pero en la actualidad, ha surgido una vez más, una forma política
islámica, cuyo objetivo geopolítico, es
el territorio europeo. Por tal peligro, la coexistencia pacífica con el Islam,
ya no es posible.
Ya hace varios años,
Jean-Marie Le Pen, ex – Presidente del Frente Nacional (derecha francesa)
advirtió que, al no integrarse a los valores tradicionales franceses de
libertad, la comunidad musulmana tendrá la capacidad política, de suprimir
dichos valores, en virtud de la misma ley, pues tendrán con dicha capacidad, el
número suficiente de votantes. Notorio es que la capacidad política musulmana,
sobrepasa las fronteras y se sobrepone a las políticas de cada uno de los
países que conforman la Unión.
Los movimientos
internacionalistas como “Podemos”, apoyarán el radicalismo por considerarlo un
medio legítimo de lucha, además de pretender sumar a su causa, un sin número de
personas, sobre todo aquellas, cuya meta presente es el separatismo, además de
las que apoyan cualquier movimiento que esté
en contra de las estructuras
tradicionales.
Sin embargo, el apoyo que
“Podemos” da hoy al Islam y los ataques hacia el catolicismo en España, se
revertirán, con el tiempo, en su contra; pues, el debilitamiento del
catolicismo, lesiona parte de la cultura occidental y, a la larga, entrarán en
conflicto con el mismo Islam, debido
a la concepción que este tiene de la sociedad: considera que las prácticas
sociales sostenidas por “Podemos” y el socialismo, son una aberración contra el
Islam y así, serán ellos los primeros en ser sometidos a la Sharia (ley
Islámica). Lo que aún no está claro, es si este fenómeno tendrá inicio en
tierras españolas o en los países del Norte de Europa, por la presión generada
por los partidos socialistas, cuya posición política, estimula el surgimiento
de grupos neo nacionalistas, que destruirán también, los principios en los que
está fundada la Unión Europea, debilitando aún más su posible defensa contra el
Islam.
No hay comentarios:
Publicar un comentario