Las recientes encuestas
realizadas por la UCA y Mitofsky,
permiten apreciar la clara tendencia hacia el deterioro partidario, la
preferencia para Nayib Bukele y, el abstencionismo generalizado. Si a esto
agregamos, la caída inminente del régimen Chavista, las exigencias de Venezuela a nuestro Gobierno y, el giro en
la política exterior de los Estados Unidos hacia Latinoamérica, pueden
deducirse algunas conclusiones y, asegurar tendencias políticas en El Salvador.
El FMLN va en una
carrera de consolidación interna, que le permita compensar electoralmente, la pérdida
de sus antiguas bases sindicales, preparándose para tiempos políticos adversos
y, cerrando sus filas en derredor de
candidaturas leales e históricas, excluyendo a jóvenes de tendencia distinta a la línea del Partido
Comunista y dejando por fuera, a Nayib Bukele.
Por otro lado, tenemos a ARENA: si no logra contener su
descontento, luego de sus elecciones internas (23 de julio) y, se abstiene de
elegir formalmente a un candidato presidencial,
hasta que el TSE lo autorice; se enfrentará a una mayor disidencia, ya
iniciada por los Diputados Wright y Valiente, que por ahora, están expresando
un discurso político muy similar al de Bukele, cuyos troles, hacen eco y
alimentan su tendencia.
Lo que hoy se quiere
aprovechar es el abstencionismo: parece que Bukele va a la cabeza con su
discurso populista. Sin embargo, la
sociedad civil también se está organizando en diferentes entidades cívicas y,
de no llenar sus expectativas políticas, de una oposición efectiva y
constructiva, terminarán separándose de ARENA. Estos grupos son la meta de
todos los que en el presente, poseen ambición presidencial.
La modificación al
Código Electoral, que permite un transfuguismo de final de período, coincide
con el reaparecimiento de Fito Salume, defendiendo esta práctica como una
consecuencia de la intolerancia de las cúpulas partidarias, además de hacer
hincapié en que, su partido, tiene presencia en la actual bancada
legislativa, mediante un Diputado que fue producto de la coalición de su
partido.
Es muy probable que se
esté dando una especulación política de Bukele, Wright y Valiente, en cuanto a que si sus partidos prefieren la
unidad partidaria, por sobre la disciplina interna. Y Democracia Salvadoreña,
calcula una resucitación política, en base al populismo y al rechazo, a los dos partidos mayoritarios, por sus
problemas internos y corrupción generalizada.
Las nuevas reglas
políticas, obligan a que todo candidato,
tenga que ganar primero las bases de su partido; mientas más pequeño sea
el partido, más fácil será su manipulación, sobre todo si se cuenta con el
suficiente capital.
Las preguntas públicas
que deben hacerse a Nayib Armando Bukele Ortez, Juan Alberto Valiente Álvarez y
Johnny Wright Sol son; ¿No ocuparon el
ascendiente de sus padres, fortunas y
padrinos políticos, para posicionarse dentro de sus partidos? ¿No utilizarán
como plataforma, un partido ya existente, para proyectarse personalmente,
traicionando a sus electores y antiguos correligionarios? ¿Por qué critican
hasta hoy, lo que antes les favoreció?
La campaña de señalamiento de corrupción, iniciada por el
FMLN, se ha revertido hacia éste, al
igual que su insostenible lealtad, hacia
sus viejas figuras históricas, la que encubre crímenes pasados y presentes. ARENA,
sucumbirá por no comprender de que, por sí sólo, el dominio interno del partido,
no da el poder; éste es producto de un trabajo de oposición, continuo y fuerte,
que garantice soluciones a las necesidades nacionales, sin engaños ni populismo.
De lo contrario, seguirá siendo víctima de la manipulación externa.
Es real el riesgo de
una tercera fuerza y si los partidos políticos, no comprenden esa
realidad, las organizaciones cívicas, tendrán
que asumir en el futuro nacional, papel protagónico, junto a nuevos actores
políticos.
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