Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Mientras el referente mundial del socialismo
latinoamericano en Brasil Lula da Silva, se despide de sus seguidores y entrégase, para cumplir la pena de doce años y
diez meses de prisión impuesta en su contra, marca el
fin del Socialismo Latinoamericano, se
debate ya aquí, luego del descalabro del
FMLN ¿qué línea se seguirá a futuro, en
El Salvador? Seguramente, habrá un
cambio y ARENA asumirá el Gobierno y, en
razón de esta posibilidad, conviene razonar sobre cuál será el mejor candidato
que surgirá del seno del partido, pues
de éste, dependerá el resurgimiento económico del país, la reconciliación y la unidad nacional.
La corrupción ha llevado
a Lula a la cárcel y aquí, en El Salvador, también la corrupción ha llevado al
rechazo electoral de los funcionarios públicos de izquierda: las ideas
socialistas sólo han sido un pretexto para el enriquecimiento de unos pocos,
nacidos en las oligarquías guerrilleras y quienes han propiciado la destrucción
física y moral del país.
La destrucción de la
economía nacional se debe a tres décadas de acción socialista, manifestada en
todas sus formas: insurreccional, entorpecimiento de la gobernabilidad y ataque a la iniciativa privada. El futuro presidente,
tendrá que reconstruir la economía, la sociedad y la moral del país, con una izquierda todavía
fuerte; no será una reconciliación de guerrilleros y sociedad salvadoreña, como
lo fueron los Acuerdos de Paz, sino el de sociedad manipulada por el populismo
político.
Es ya tiempo de pensar en la recuperación nacional;
debemos decidir quién convendrá más al
país, si Carlos Calleja o Javier Simán; no tratase de conveniencias personales,
ni bien para ARENA; si no de cómo se puede obtener la recuperación económica, cómo
se hará el combate a las ideas de izquierdas, siempre latentes y, cómo se logrará la unidad nacional.
Luego de ver y oír el
debate entre los candidatos y apreciar las presiones internas de ARENA, se
puede afirmar lo siguiente: la mayoría de las estructuras apoyan a Carlos
Calleja, por la presión de los diputados
que controlan las estructuras departamentales y municipales, pero lo cual da a Calleja, una base limitada para la candidatura presidencial, pues una
candidatura sustentada en los intereses de la fracción, no es representativa de
los intereses nacionales. Para que la candidatura de Calleja funcionara, se tendría que dar una reconciliación
complicada; los callejistas han
lastimado mucho la susceptibilidad de las bases: tendrían que reconciliarse con
las mismas, sin abandonar sus posiciones de poder local, lo cual sería muy difícil de lograr.
Javier Simán, ha mostrado
una mayor capacidad personal de dirigente y, por hoy, se está ganando las bases
del partido, sin los compromisos personales que ha tenido que hacer Calleja y,
posee Simán, independencia con las autoridades del partido y las estructuras
dependientes de los diputados. Esa situación le permite tener mayores apoyos en
los simpatizantes tradicionales de ARENA, de las distintas gremiales y entidades
cívicas, que serán clave para la
reunificación nacional, luego de las
elecciones del 2019.
La independencia del
candidato, debe ser total, pues éste no
podrá supeditar sus decisiones futuras a
acuerdos previos por apoyos políticos internos o intereses personales, como al parecer, los tiene Carlos Calleja. La
estructura del partido, debe ser distinta a la estructura de Gobierno, aunque
en comunidad de ideas e intereses y, da
la impresión, que el apoyo a Callejas induce a repetir el error que se cometió
con Saca. El futuro del país, está en
manos de los electores areneros y, es de esperar que, juiciosamente y para bien
del país, elijan a Javier Simán como candidato presidencial.
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